21. Cómplices

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Era de madrugada y el tren avanzaba, Katherine había salido al pasillo a tomar un poco de aire, estaba casi vacío pero estaba muy inquieta, con los ojos hinchados y la boca seca comenzó a respirar profundo deseando que todo cesara.
En ese momento un golpe del otro lado del pasillo la sobresaltó. Una sombra oscura estaba inerte observandola, después llegó otra, y luego otra. Retrocedió pero detrás de ella había uno más. Corrió en dirección a la puerta del vagón pero fue atraída hacia ellos bruscamente.
—¡Auxilio!—
Cubrieron su boca y sus ojos.
De pronto ya no escuchaba el tren avanzando, solo se oía el bosque y el caminar de varias personas entre la tierra.
La amarraron a un árbol y descubrieron su rostro, allí pudo ver numerosas personas, esbeltas y pálidas que la observaban, una de ellas dio un paso adelante.
—¿Dónde está Timothée y su padre?—
—No sé— dijo llorando.
—¿Dónde está?— gritó una vez más azotando la cabeza de Katherine contra el árbol sin siquiera poner una mano sobre ella.
—¡De verdad no sé!—
La mujer esbelta levantó su mano para efectuar un golpe más pero rápidamente fue derribada contra el piso.
Katherine sintió un gran alivio al ver aquel rostro conocido.
Timothée comenzó a luchar contra los otros 8 chupasangre, mientras trataba de no perder de vista a Katherine cuya cabeza comenzaba a sangrar, al ver eso se alertó y se acercó a ella.
—¡Basta!— gritó empujando a los demás con fuerza. Los ojos de los chupasangre se dilataron al ver a Katherine sangrar, pero Timothée la cubrió con su cuerpo.
—¡No le hagan nada, llevenme a mí, díganme por qué buscan a mi padre, pero no le hagan daño a ella!—
Morgana, quién lideraba a todos se pronunció —Te diremos por qué lo buscamos hasta que lo encontremos, tú debes estar allí—
—No puedo confiar en ustedes—
—¿Entonces si sabes dónde está?—
—No pero—
—Sigue aquí en América— dijo Katherine velozmente.
Timothée la volteó a ver confundido.
—Está en Lancaster Pensylvania—
Morgana se acercó curiosa.
—¿Entonces si sabías? ¿O nos estás mintiendo? Porque tengo mucha hambre—
—Sí está allá. Por eso escapé, se está alimentando de todo el pueblo—
Los demás chupasangre se voltearon a ver, Morgana lanzó una mirada amenazante hacia Timothée
—Mas vale que esté allí, de lo contrario todos esos pobres mortales serán nuestra cena— y finalmente se fueron rumbo a Lancaster.

Timothée revisó la herida de Katherine con preocupación y colocó su mano sobre esta, mientras la observaba comenzó a preguntarle.
—¿Por qué los enviaste a Lancaster?—
Katherine no respondió, su respiración se hizo pesada.
—¿Qué ocurrió?— la tomó de las mejillas y buscó su mirada.
—¿Me preguntas a mí qué ocurrió?— quitó la manos del chico de su rostro y trató de levantarse con el dolor de su cuerpo pero no pudo.
—Perdóname. Te juro que dejé de hacerle daño a los demás en Lancaster cuando comencé a conocerte—
—¿Si fuiste tú?— sus ojos se cristalizaban.
—Al inicio sí, tuve que conseguir sangre para mi padre porque estaba demasiado débil, Morgana y todos ellos le hicieron eso, pero cuando te conocí, algo en mí comenzó a cambiar—
—¿Quién eres Timothée? ¿Qué eres?—
—No fue elección mía nacer así. Pero lo trato de cambiar— se agachó —Tenemos que hacer algo, irán a atacar a las personas de Lancaster, será una tragedia—
—No— dijo ella tratando de hablar con fuerza —Dejalos—
Timothée arrugó la frente, trató de que ella le diera explicación pero no pudo.
—¿Qué hay de tu hermano y tú tía? Hay que alertarlos—
—Ellos ya no están en Lancaster. Y yo iré a Francia ¿Me acompañas?—
El muchacho aceptó feliz. —Oh, espera — volvió a colocar su mano sobre la herida en la cabeza de la chica, estuvo así por varios minutos hasta que el sangrado paró.
—Pero viajaremos a mi manera, sin barcos ni trenes—
Katherine dijo que si curiosa.
—Iré a pintar para el rey de Francia—
—¿En verdad? Eso es maravilloso— se emocionó tanto que la abrazó besando sus labios con fuerza, ella lo respondió el beso feliz, se sentía tan diferente todo, pero mucho mejor.
—Pero no tengo mis pinturas, se quedaron en el tren donde me interceptaron los chupasangre—
Timothée la observó sorprendido.
—¿Necesitas más pinturas? Es decir reales o...—
—Las que me has regalado—
—Creo que sé que hacer—
La tomó de la mano y comenzaron su viaje a Francia, aunque estaba bastante pensativo y dudoso de aquello, se sentía feliz de tener a la dulce Katherine a su lado, otra vez.

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Sempiterno • Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora