La lluvia convertía la tierra en lodo mientras Katherine observaba por la ventana de la bella casa.
Timothée la había dejado allí, con la casa rodeada de estacas resistentes a golpes y un búnker secreto dónde podía esconderse en caso de que los vampiros quisieran hacerle daño. Ni el ajo, el sol o los espejos los dañaban, no eran tan fáciles de combatir.
Desganada se recostó en el sofá, pensando en su chico de ojos verdes, rogando a Dios que lo cuidara, si es que aún era digno de ello.•
Su padre estaba allí, lo podía percibir con su olfato. El muchacho caminó sigiloso por aquel pasillo oscuro del castillo dónde los flashbacks de su niñez aparecieron, reviviendo las noches de angustia en las que buscaba a su madre.
Su visión se agudizó tratando de percibir algo en la oscuridad, rápidamente olfateó a su padre y una mano tomó su hombro jalandolo con brusquedad.
Era su padre.
—Tienes que irte, o terminar con ellos— dijo antes de que el anciano pudiera decir algo, pero este lo ignoró.
Timothée lo siguió angustiado.
—Padre, necesito su sangre—
No recibía respuesta. El anciano caminó hasta la habitación que estaba en el ala principal del castillo y allí, el escenario era horririzante. Decenas de vampiros yacían sin vida en el piso de la habitación, algunos más colgaban del techo y los charcos de sangre inundaban el piso. El joven estaba atónito, asombrado y con un alivio que no duraría demasiado. —Lo lograste— se dirigió a su padre con orgullo.
—Falta una— dijo observando la escena inerte —Morgana—Morgana, era la líder del grupo, hermana de la madre de Timothée quién siempre se mantenía firme, misteriosa y fuerte. La única sobreviviente de su familia y una de las criaturas más poderosas en su especie.
Un ventarrón abrió la ventana del lugar dejando entrar a la peculiar mujer, sin aviso ni sigilo con lo ojos rojos de ira y las venas moradas que se marcaban en su piel.
El anciano rápidamente se abalanzó contra ella pero ella clavó una larga espada en el vientre del hombre.
Timothée fue en defensa de su padre pero Morgana lo detuvo y gritó.
—¡Tu padre es un asesino!—
El joven trataba de moverse pero no podía, la fuerza y control psíquico que ella tenía era impresionante, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos mientras veía a su padre desangrarse, con mucho dolor trató de hablar —Eso somos ¿Que tú no lo eres?—
—Él asesinó a tu madre—
El frío congelante de aquellas palabras paralizaron todo.
—No es verdad— gritó Timothée con desesperación. Morgana habló una vez más, el anciano seguía luchando en el piso, pero ella lo tenía inmóvil, estaba perdiendo sangre, ella se acercó, bebió un poco de la sangre que corría por su vientre y le preguntó al hombre —Si me entregas a tu hijo, te dejaré con vida—
El anciano aceptó con la cabeza, sin más. Entregarle a su hijo significaba que ella bebería su sangre y podría tener los beneficios de esta, pero eso provocaría la muerte del muchacho.
Timothée sintió como si apretaran su pecho y la desilusión inundó su corazón.
Morgana volteó a verlo triunfante, pero no porque fuese a eliminarlo, sino porque finalmente se daría cuenta que a su padre no le importaba nadie más que él mismo.
—¿En verdad le hiciste eso a mamá?— gritó con dolor desgarrando las palabras con su garganta.
El anciano respiraba cada vez más rápido y la sangre salía con mayor velocidad de su cuerpo, negándose a responder.
—Este parásito siempre envidió el poder de mi hermana, de nuestra familia, no le importa nadie— Morgana acomodó su cabello con cadencia acercándose al padre de Timothée. A este punto, el muchacho tenía los ojos encendidos de rojo y las mejillas húmedas. —Si eres poderoso es por nosotros, la familia de tu madre, no por él—
—Dejame ir— dijo el joven rendido y con el alma adolorida.
Morgana lo dejó libre después de meditarlo, se lanzaron una última mirada llena de dolor y mientras Timothée dejaba el lugar inundado en lágrimas, Morgana encajó sus filosos colmillos sobre el cuello del anciano. Aquel peculiar sonido de la sangre llamó la atención de Timothée quien en medio de la pena y el dolor, recordó la petición de su amada. Retrocedió unos metros.
—Necesito un poco— sacó de su bolsa un par de frascos y se acercó al cuerpo de su padre.
Con total rabia comenzó a drenar la sangre mientras lloraba desconsoladamente, sus pálidas manos estaban cubiertas de rojo, en ese momento odiaba a todos, el rencor en su corazón lo enfermaba y solo quería estar lejos.
—Necesito saber qué ocurrió— dijo alzando la mirada hacia Morgana mientras la sangre escurría por su boca.
Ella volteó a verlo mientras limpiaba su mentón con su vestido —Tu madre era la más poderosa del reino, tu padre nunca lo aguantó, él siempre quería más, la envidiaba—
—¿Cómo lo hizo?—
—Bebió toda su sangre mientras dormía, trató de defenderse pero la amenazó con ir contra ti si se resistía—
Un suspiro salió de él y las saladas lágrimas de sus ojos cayeron dentro de los frascos.
—¿Cómo supieron la verdad?—
—Ella me lo dijo en un sueño—
—Por eso lo buscaban tanto...—
—Cuando soñé eso lo confronté, lo aceptó y allí fue cuando casi terminamos con él—
El silencio se hizo una vez más mientras terminaban de hidratarse.
—Gracias— se levantó del piso con los frascos llenos de sangre y los guardó, acomodó sus ropas que estaban bañadas de rojo y caminó hacia la salida, no dijo nada más, su mirada permanecía perdida al frente con nulas ganas de continuar.
Caminó sin rumbo en medio de la tormenta, el agua caía a cántaros sobre él, los relámpagos retumbaban en sus oídos y el lodo pesaba en sus zapatos, pasaron horas, incluso días, pero estaba en un trance del que no podía despertar, sentía tanto dolor pero a la vez nada, no quería nada. No dormía, no comía, solo estaba existiendo rogando que aquella pesadilla terminara algún día.
Cuando finalmente llegó a casa se quedó de pie frente a la puerta, su ropa sucia y mojada comenzaba a darle comezón y el cabello le pesaba, apenas allí sintió que de nuevo cobraba consciencia de si mismo, tan pronto como giró la llave los delicados brazos de Katherine se volvieron fuertes para rodearlo por completo mientras mojaba su cuello con sus lágrimas.
—¡Tim! ¡Tim estaba tan preocupada por ti!— tomó su rostro revisándolo con mucha atención —¿Estás bien? ¿Por qué tardaste tanto? Pensé que me dejarías otra vez— lo abrazó de nuevo con tanta fuerza que Timothée lo notó y la intento tranquilizar.
—Estoy bien. Se terminó— tensó los labios y acarició el cabello de la joven —No te voy a dejar— la abrazó una vez más sintiendo su calor, era lo que más necesitaba en ese momento, quizás odiaba a todos pero no a Katherine, a ella jamás.
Sacó los frascos atiborrados de pintura y los colocó en la mesa.
—El Rey espera por su pintura— sonrió y se dirigió escaleras arriba.🔺
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Sempiterno • Timothée Chalamet
Fanfiction¿Un amor sempiterno puede venir solo de un bebedor de sangre? • Katherine se muda al pueblo donde vivía su difunta madre, allí conoce a su vecino, un misterioso joven que esconde un gran secreto. 🦇 ⚠️ Escenas sangrientas ocasionales que pueden ser...