Capítulo 6: ¡Ya!

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Bosco

- ¿Vas a darte la vuelta o quieres seguir pretendiendo que esto no esta pasando? - veo como su cuerpo se tensa.

Doy un paso hacía delante y ella se gira deprisa con los ojos muy abiertos y la cara coloreada. Levanto mis cejas, esperando una respuesta. Alex me ofrece una de sus sonrisas de niña buena y se encoge de hombros. No me lo puedo creer...

- A esto se le llama jugar sucio peque.

- A esto se le llama utilizar todos los recursos al alcance.

- Por eso estabas tan tranquilita cuando nos cruzamos en la escalera y tan sudada; viniste a toda prisa, esperando tu oportunidad.

- ¿Cuándo me dijiste que olía mal? - se hace la ofendida.

La verdad es que no olía mal, pero cuando tuve la genial idea de interponerme en su camino y ella pasó a mi lado rozándome, temí hacer alguna estupidez y decidí desviar mi atención.

La descarada, aprovechando mi silencio, hace ademán de escabullirse de la habitación.

- Eh, eh - la freno, poniendo mi brazo de barrera entre ella y la puerta - ¿a dónde te crees que vas?

- Bueno, he sido descubierta, como es obvio, y me voy a casa.

- El pañuelo, peque - mi tono suena más divertido de lo que pretendo. Alex arruga los labios y mira despistada a un lado, con sus manos detrás de la espalda - Lo digo en serio, dame el pañuelo - esta vez intento parecer que voy en serio.

- Ahora el pañuelo esta en mi poder - da un paso hacía atrás con una sonrisa de superioridad - no puedes quitármelo.

Esto...no va a acabar bien.

- ¿Tal y como lo has echo tú? - ladeo la cabeza. Espero que no se note lo mucho que esto me divierte.

- El pañuelo estaba tirado por ahí.

- Sí, dentro de mi macuto, en mi casa - le recuerdo - donde, por cierto, te has colado.

Ella hace morritos y se encoge de hombros de nuevo. Fijo mis ojos en esa boca de escandalo que tiene.

Definitivamente, esto no va a acabar bien.

- Alex, lo digo en serio, devuélveme el pañuelo.

Mi vecina se muerde la mejilla por dentro y niega con la cabeza despacio.

- ¿O qué?

- Alex - le pido. Ella vuelve a negar con la cabeza y da otro paso atrás - A la mierda - me acerco deprisa a la puerta, arrastro con el pie el sujeta-puertas en forma de oso y la cierro dando un portazo.

- ¡Oh! has cerrado la puerta - se burla - ¿sabes que solo tengo que abrirla para salir, verdad lumbrera?

- ¿Sabes que el pomo esta roto, listilla? - le informó con la misma entonación que ha utilizado ella.

- ¿Qué? - su rostro de autentica felicidad se esfuma. Pasa a mi lado, dándome un pequeño empujón e intenta abrir la puerta comprobando que tengo razón - ¿te has vuelto loco? ¿y ahora qué vamos a hacer?

- Pues...esperar a que mi madre vuelva de trabajar.

Me acercó para guardar las zapatillas de deporte que tengo encima del escritorio. Debido a las prisas, se me había olvidado meterlas en el macuto de baloncesto y me ha tocado volver a por ellas. Menos mal que he vuelto.

- Espera, tu madre tiene turno de noche, no volverá hasta mañana - ahora soy yo el que me encojo de hombros - un momento... - la cara de felicidad ha vuelto - Como hará falta que llamen a un cerrajero, si faltamos mañana a clase...¡incumplirás el plazo de esconder el pañuelo!

El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora