Capítulo 24: El orgullo ante todo.

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Bosco.

Cierro la mandíbula con fuerza al ver a Jomy cerca de la puerta, con las mejillas rojas y los ojos muy abiertos. Esta claro que ha  intentado evitar que entrara. Miro a los ojos a Alex y esa mirada me hace desviar mis propios ojos, por que ya la he visto otra veces y odio ser el receptor de eso y menos por algo como esto.

Su vestido esta arremangado y por su pelo, cara y, todo sea dicho, por el olor, esta claro que sí, ha vomitado.

Le hago un gesto con la cabeza a Jomy para que salga y nos deje solo y éste da un brinco en sus sitio y pasa por mi lado.

- Pues vaya frente unido – espeta Alex contra su amigo, él se disculpa con la mirada antes de salir y cerrar la puerta.

Observo como Alex coge aire de manera brusca y yo...pues yo ni siquiera sé por dónde empezar.  ¿le pido perdón, a pesar de que no creo que tenga razón para enfadarse?

- Estas enfadada.

- Para nada – contesta, demasiado deprisa – he bebido mucho...

- Alex – interrumpo su mentira, pero ella me ignora.

- No estoy acostumbrada, pero ya estoy mejor, si me disculpas – se pone en pie y se ajusta el vestido frente a mí, y no puedo evitar fijarme en lo bien que se ajusta a sus cuerpo, antes de intentar pasar por mi lado. Me pongo en su camino, ella me fulmina con la mirada.

- Sé que estas enfadada.

- No es verdad.

- La última vez que me miraste así fue cuando me eligieron como base del equipo.

- No estoy enfadada – asegura con una calma antinatural.

- Sé que apenas has bebido.

- ¿tres cubatas y un chupito, te parece poco?

- Los últimos dos cubatas, eran solo refresco...

Alex traga saliva y sus mejillas de colorean de un rojo intenso.

- pues será que soy una floja. Quítate del medio.

- Entonces déjame llevarte a casa.

Es una buena opción, así podrá calmarse en el camino y hablaremos más tranquilos cuando lleguemos.

- Tú has bebido y no tienes casco para mí.

- Iremos andando - insisto.

- Es media hora de camino - sus ojos están llenos de decepción están fijos en mí.

- Nos vendrá bien para hablar - estoy empezando a impacientarme.

- Yo no tengo nada que hablar contigo – dice con tono duro y me preparo.

Me preparo por que sé como es Alex cuando cree tener toda la razón de su parte, nadie pueda hacerla cambiar de opinión, nadie consigue llegar a ella por que crea un muro de frialdad y ataca a donde más duele. 

Lose por que lo ha echo otras veces, cuando conseguí quedar primero en la carrera de primaevera y se lanzó contra mi en un ataque de nervios y lloré, no por que consiguiera arañarme, no, lloré por que vi en sus ojos que le había hecho daño. Sabía lo importante que era ese momento para ella y fui cruel, al no solo aprovechar su confianza por creerse ganadora justo cuando estaba apunto de llegar a meta y ralentizó el paso, si no por abrazar a su madre, cuando ella había planeado aquello. Vi el dolor reflejado en sus ojos, uno que yo había provocado y me arrepentí tanto que lloré.

Joder, eramos críos, pero verla destrozada me mato.

Y luego, cuando me empeñé en ser el mejor en baloncesto, podría haber sido alero, incluso pivot, pero no, quise ser base, aún sabiendo que cabría la posibilidad de quitarle el puesto y sabía que era importante, por que era lo único en lo que destacaba por encima de mi y, aún así, lo hice y aproveche su ausencia y su falta de animo por la separación de sus padres para mejorar y demostrar que podía ser mejor que ella. Vi como se rompía por dentro cuando me vio en su lugar. Quise echarme para atrás, pero mi orgullo....

El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora