Bosco.
Cierro la mandíbula con fuerza al ver a Jomy cerca de la puerta, con las mejillas rojas y los ojos muy abiertos. Esta claro que ha intentado evitar que entrara. Miro a los ojos a Alex y esa mirada me hace desviar mis propios ojos, por que ya la he visto otra veces y odio ser el receptor de eso y menos por algo como esto.
Su vestido esta arremangado y por su pelo, cara y, todo sea dicho, por el olor, esta claro que sí, ha vomitado.
Le hago un gesto con la cabeza a Jomy para que salga y nos deje solo y éste da un brinco en sus sitio y pasa por mi lado.
- Pues vaya frente unido – espeta Alex contra su amigo, él se disculpa con la mirada antes de salir y cerrar la puerta.
Observo como Alex coge aire de manera brusca y yo...pues yo ni siquiera sé por dónde empezar. ¿le pido perdón, a pesar de que no creo que tenga razón para enfadarse?
- Estas enfadada.
- Para nada – contesta, demasiado deprisa – he bebido mucho...
- Alex – interrumpo su mentira, pero ella me ignora.
- No estoy acostumbrada, pero ya estoy mejor, si me disculpas – se pone en pie y se ajusta el vestido frente a mí, y no puedo evitar fijarme en lo bien que se ajusta a sus cuerpo, antes de intentar pasar por mi lado. Me pongo en su camino, ella me fulmina con la mirada.
- Sé que estas enfadada.
- No es verdad.
- La última vez que me miraste así fue cuando me eligieron como base del equipo.
- No estoy enfadada – asegura con una calma antinatural.
- Sé que apenas has bebido.
- ¿tres cubatas y un chupito, te parece poco?
- Los últimos dos cubatas, eran solo refresco...
Alex traga saliva y sus mejillas de colorean de un rojo intenso.
- pues será que soy una floja. Quítate del medio.
- Entonces déjame llevarte a casa.
Es una buena opción, así podrá calmarse en el camino y hablaremos más tranquilos cuando lleguemos.
- Tú has bebido y no tienes casco para mí.
- Iremos andando - insisto.
- Es media hora de camino - sus ojos están llenos de decepción están fijos en mí.
- Nos vendrá bien para hablar - estoy empezando a impacientarme.
- Yo no tengo nada que hablar contigo – dice con tono duro y me preparo.
Me preparo por que sé como es Alex cuando cree tener toda la razón de su parte, nadie pueda hacerla cambiar de opinión, nadie consigue llegar a ella por que crea un muro de frialdad y ataca a donde más duele.
Lose por que lo ha echo otras veces, cuando conseguí quedar primero en la carrera de primaevera y se lanzó contra mi en un ataque de nervios y lloré, no por que consiguiera arañarme, no, lloré por que vi en sus ojos que le había hecho daño. Sabía lo importante que era ese momento para ella y fui cruel, al no solo aprovechar su confianza por creerse ganadora justo cuando estaba apunto de llegar a meta y ralentizó el paso, si no por abrazar a su madre, cuando ella había planeado aquello. Vi el dolor reflejado en sus ojos, uno que yo había provocado y me arrepentí tanto que lloré.
Joder, eramos críos, pero verla destrozada me mato.
Y luego, cuando me empeñé en ser el mejor en baloncesto, podría haber sido alero, incluso pivot, pero no, quise ser base, aún sabiendo que cabría la posibilidad de quitarle el puesto y sabía que era importante, por que era lo único en lo que destacaba por encima de mi y, aún así, lo hice y aproveche su ausencia y su falta de animo por la separación de sus padres para mejorar y demostrar que podía ser mejor que ella. Vi como se rompía por dentro cuando me vio en su lugar. Quise echarme para atrás, pero mi orgullo....
ESTÁS LEYENDO
El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]
Teen FictionQue difícil es aceptar que sientes una indecente y colosal atracción por el chico al que has odiado toda tu vida. Qué complicado es estar enamorado locamente de una chica, pero no sentirte preparado para tener una relación seria. Bosco y Alejandra...