El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]

Capítulo 40: La gala de Baloncesto.

Bosco:

Miro hacía la grada, que esta llena de gente. Desde mi posición no puedo ver a mi madre, ni a Mari y Enrique, pero sé que están aquí. El equipo de los cadetes están apunto de terminar. 

Observo como el presentador les pide que se acerquen a los capitanes, para dar el premio al mejor equipo de los dos, se valora en primer lugar la posición en la liga, y sí han quedado en la misma posición, el desempate lo hace el que mayor puntos haya encestado.

Miró hacia atrás, buscando a mi peque. Como si me sintiera, ella alarga el cuello y me sonríe, una sonrisa preciosa que llama la atención a más de uno, pero va dirigida a mí, solo a mí, y me siento afortunado de ello.

¿Como puede estar tan sexi con el equipaje?

Esta semana ha sido una pasada. He llevado, en la moto, a Alex todos los días al instituto, hemos aprovechado algunos momentos a solas para enrollarnos, pero por desgracia no hemos podido volver a acostarnos, aunque eso no me ha impedido meter mano y a ella también, que cada día esta mas atrevida.

Pero lo que me ha gustado es la sensación de sentir que estoy con ella en una verdadera relación y lejos de acojonarme, me siento encantado. Ahora me arrepiento de no haberlo intentando antes, me pregunto que mierdas estaba haciendo, perdiendo el tiempo, pudiendo estar con ella.

Hablamos más, tanto por el móvil como en persona. Hablamos de todo y nada, y hasta vino una tarde a seguir viendo la saga que dejamos a medias hace semanas. 

Sonrío al recordar como aproveche que mi madre estaba ocupada hablando con su novia en su cuarto, para meterle mano.

Ella estaba viendo la película y se la veía tan concentrada, tan preciosa a pesar de llevar el pelo despeinado e ir con ropa cómoda, pero es que a ella no le hacía falta ir de gala para llamar mi atención. Su naturalidad es uno de sus mayores atractivos.

Cuando se dio cuenta de que la estaba observando, me sonrió y recorrió la poca distancia que había entre nosotros para darme un besito en la mejilla.

Claramente me estaba provocando...

Así, que me acomodé a su lado, le susurré que intentara no hacer ruido y metí mis dedos dentro de ella. No se resistió mucho y tampoco tardo mucho en llegar. Cada día conozco más su cuerpo, sé como le gusta que se lo haga.

Me he dado cuenta que Alex es muy cariñosa, rectifico, sabía que Alex era cariñosa, desde niña siempre ha sido muy mimosa con sus padres y los míos, también me doy cuenta de como siempre esta cogida con alguna de sus amigas del brazo, de la mano, las abraza...debo reconocer que siempre me ha dado mucha envidia no tener esos beneficios, hasta ahora.

También, tuvimos el examen final, por lo que toda la clase salió a celebrarlo; el viernes cenamos en una hamburguesería. No pude sentarme al lado de ella, ya que se sentó entre Sole y Lena, la cual estuvo acaparándola toda la noche. Me hubiera gustado llevarla algún rinconcito oscuro, pero sabía, por Alex, que no había estado mucho con Lena y la echaba de menos, así que tiré de autocontrol toda la noche.

Lucas me da un codazo para que me prepare, están a punto de anunciarnos uno por uno. Levanto una ceja en su dirección y él me responde con los ojos entrecerrados, esta de mala ostia por que aún no hemos encontrado el pañuelo y yo no estoy ayudando mucho a lo contrario. En fin...

- ¿Preparado para ser el receptor de la mayor aprobación del público? - la dulce voz de mi peque es una adicción.

- Por fin lo reconoces – vacilo, dándome la vuelta, para mirarla.

- Sería de tonta no reconocer lo obvio – se cruza de brazos – otra cosa es que crea que te lo mereces.

Sonrío de esa manera que sé que le encanta, ella mira mis labios unos segundos, se ruboriza y desvía rápido la mirada. Para comérsela.

- He visto que has estado hablando con el coordinador, parecía muy serio – me rio. Ella chasquea la lengua molesta - ¿la misma charla de todos los años?

- Dice que ya soy mayorcita para negarme a darte la mano al final de la ceremonia – no puedo evitar soltar una carcajada – que seré yo quien quede peor.

- Creo que algunos asisten solo para presenciar ese momento – no puedo dejar de reír.

Todos los años, en la gala de baloncesto, luego de llamar a los capitanes y dar la copa al mejor equipo, el presentador nos insta a darnos la manos, así como lo hacemos entre los equipos cuando terminamos un partido y decimos "bien jugado".

Todos lo años tiendo la mano a Alex y todos los años ella hace algo para no estrecharla, me da unas palmaditas en la mano o en el hombro, me lanza el símbolo de la paz con los dedos e incluso un año, me hizo una vacilona reverencia, que hizo que todo el mundo estallará en risas y, siempre, con los dientes muy apretados dice "bien jugado", pero nunca me da la mano.

El presentador empieza a anunciar que ahora es el turno de la categoría junior. Uno a uno van nombrando a todos, hasta llegar al capitán. Le guiño el ojo cuando me nombran y las personas de la grada comienzan a aplaudirme con ganas, ella pone los ojos en blanco.

Salgo saludando hacía la grada y me coloco al lado de mis compañeros. Miro hacía donde esta mi madre y le sonrió, ella me saluda frenética.

Es el turno del equipo femenino, las niñas van saliendo, algo más tímidas y comedidas que nosotros y cuando es el turno de Alex, veo por el rabillo del ojo cómo Jomy y Lema se ponen en pie y la vitorean. Mi peque se gira hacía ellos y les lanza un beso. Yo no puedo quitarme la sonrisa de la cara al observarla, es que es una delicia de niña. Tampoco se me pasa por alto, como todos los de mi equipo la observan con unas sonrisitas estúpidas. Me dan ganas de quitárselas a ostias a todos.

El presentador pasa a dar las medallas al jugador y jugadora que más rebotes ha cogido, al que mejor defensa, al que más ha puntuado, yo soy el que recibe este premio...

Y, por fin, nos hace avanzar unos pasos, a los capitanes. Miro a Alex divertido, pero ella a pesar de tener una sonrisa, porque sabe que la estoy observando, evita mirarme. Nos adelantamos hasta la mesa dónde esta la copa.

- Quiero escuchar un fuerte aplauso para los dos equipo por quedar en primer lugar en la liga – anima el presentador, la grada aplaude – como hay un empate de posición, hemos mirado quien de los dos equipos ha puntuado más esta temporada y el equipo ganador es...¡La categoría masculina junior!

Todos aplauden, mi equipo salta emocionado y yo le hago una mueca a mi peque, se lo competitiva que es, se que no le habrá sentado bien, pero cuando la miro, me sorprendo al verla mirando al suelo pensativa y con una sonrisa.

¿En que está pensando?

EL coordinador me da la copa y me felicita, yo la alzo recibiendo más aplausos y silbidos.

- Ahora quiero que os deis la mano con deportividad – dice el cordinador, mirando a Alex directamente, que pone los ojos en blanco.

- Bien jugado, peque – le digo, tendiéndole la mano y esperando impaciente su reacción.

Alex se gira hacía mi, todo el pabellón se queda en silencio, me observa unos segundos, deteniéndose más de la cuenta en la copa que llevo en la mano y vuelve a clavar sus ojos en los míos. Me sonríe con ganas, da un paso hacía mi y me abraza.

Salta sobre mi y me rodea el cuello con sus brazos, me quedo unos instantes quieto, sorprendido, incluso el pabellón se ha quedado en silencio.

- Bien jugado, Bosco – susurra en mi oido.

Sonrió y la abrazo con fuerza y el pabellón estalla en aplausos.

- No estas enfadada por no ganar– confirmo en voz baja cuando se separa de mi.

- Sí, lo estaba. Luego he pensado lo mucho que vas a esforzarte para consolarme después y se me ha pasado – suelto una carcajada y, dándome igual, que todos nos están mirando, pongo mi mano detrás de su cuello y le doy un beso en la mejilla.

- Hoy voy a hacerte olvidar hasta tu nombre – susurro en su oido, ella se tensa y cuando la miro, veo lo colorada que se ha puesto - ¿para qué me invitas, si sabes como me pongo? - bromeo y ella se ríe, acercando su cuerpo al mio sin poder evitarlo.

Se que todos lo han visto, nuestra complicidad, nuestro tonteo, pero me da igual. Quiero que el mundo se entere de que ella es miá y que yo soy suyo.