Capítulo 26: Resaca emocional.

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Bosco.

por favor Bosco, reacciona....

Bosco no se que hacer...

Por favor....

perdóname...

perdóname....

- No me pidas perdón.

Bosco tienes que ayudarme...

pesas mucho...

Eso es, cogete a la barandilla y de mi. No me sueltes.

Nunca.

Bosco no te caigas...

¿Qué hago? No se que hacer...

¿Llamo a Patricia?

No, estoy bien.

No, no lo estas y no sé qué hacer....

Quitate la camisa, tengo que limpiarte.

Ahora el pantalón...

Bosco no te duermas...

Ay...perdón...

- Tranquila - rio - me ha gustado – por alguna razón, que me haya rozado mi paquete sin querer, me devuelve un poco la conciencia. Eso y la risita nerviosa que escucho salir de ella.

Eres bobo...

Joder, vuelve a tener ese tono de voz dulce que me encanta, ya no esta cabreada. Sigo con los ojos medio abiertos, medio cerrados. Noto como me pasa un paño frio por mi cuerpo, seguramente limpiando los restos de vomitera. Escucho el grifo y de nuevo siento la toalla sobre mi cuerpo, esta vez en mi cuello, sí...que gustito.

...

Bosco solo un poco más...

por favor...

Un poco más...

Caigo sobre lo que parece un colchón.

* * *

- Buenos días, dormilón – la voz de mi madre me despierta, aunque no abro los ojos – madre mia cariño, tienes una pinta horrible...

- Yo también te quiero, mamá – bromeo. Ella se ríe – ¿me despiertas a la hora de comer por fa?

- Nene...son las cinco de la tarde.

- ¿Qué? - exclamo y cometo el error de abrir los ojos.

Dios, la cabeza va a estallarme. Miro a mi madre, que me mira con una cara inquisitiva.

- ¿Pero qué pasa? ¿Te propusiste acabar con la reservas de alcohol del mundo o que?

- voy a morir – me pongo los brazos sobre la cabeza, por qué de verdad creo que moriré – perdona mamá...- ella vuelve a reírse.

- Me las he pillado peor, créeme.

- Lo dudo – sigo con los ojos cerrados.

- Mira cariño, ya sabes qué no me importa qué bebas, pero ¿conducir hasta aquí?

- Me trajo el gorras - miento.

- ¿Diego? Madre mia hijo, si tenías que estar borracho, para dejar conducir tu moto a otro – me rio entre dientes – pues no se si fue él, pero os dejasteis el casco en la calle y la moto estaba en el suelo.

Me levanto de golpe.

- ¿mi moto? ¿en el suelo?

- Sí, hijo sí....

El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora