Bosco.
- Alex...- le insiste Mari
Mi vecina preferida se remueve en su sitio, hecha un flan.
- Déjalo estar, ya esta olvidado – pide mi madre, compadeciéndose de ella.
- No, tiene que disculparse – aclara su madre.
Hasta yo me siento mal por mi peque, ahora mismo. Estoy apunto de echarle un cable cuando levanta la vista hacía mi madre.
- No volveré a hacerlo – le dice con una dulce voz. Mi madre le sonríe.
Ella suspira mas tranquila, pero Mari le da un ligero codazo y su cara vuelve a encenderse. Niega con la cabeza, pero Mari levanta las cejas, insistiendo.
- Esta bien – me mira decidida ¿espera, va a disculparse conmigo? Jamás me ha pedido perdón por nada – siento haberme colado en tu cuarto.
- Tranquila, yo me lo pase bien – debería dejar de hablar - nos lo pasamos bien ¿no? - soy un capullo. Alex traga saliva, colorada de arriba abajo– viendo las pelis.
Alex afirma con la cabeza gacha. Mi madre nos insta a marcharnos. Nos dirigimos al coche y me quedo por detrás de las tres, revisando a ver que tal les ha ido a los tres voluntarios que están buscando el pañuelo.
Mi atención va a las piernas de mi vecina. El vestido que lleva no es que sea recatado, la falda se mueve de un lado para otro y ese culo respingón le da más vuelo todavía. Ladeo la cabeza esperando que en algún momento se le vea lo que lleva debajo.
La sonrisa que se me había dibujado en mi cara, desaparece cuando recuerdo que otros tíos van a pensar lo mismo que yo.
- ¿Quieres ser el copiloto? - me pregunta educada Mari cuándo llegamos al coche de mi madre.
- Preferiría poder conducirlo – bromeo – estaré bien detrás, gracias.
De hecho, tengo verdadero interés en ponerme detrás.
Mari me sonríe cariñosamente y entra en el coche. Para cuando me acomodo en el asiento trasero, Alex ya esta sentada, con el cinturón puesto. Me mira de reojo y aprieta su bolsito contra sus piernas.
Observo como el vestido apenas le cubre un trocito de sus piernas. Alex se da cuenta, se ruboriza e intentar bajarse la falda. Yo sonrió divertido. La verdad que ese vestido me esta irritando un poco, pero no puedo dejar de imaginar el fácil acceso que tendría a cierta zona sensible y recientemente descubierta de mi vecina.
Espero que mi madre y Mari comiencen a charlar. Estiro mi brazo por encima del siento, asta llegar a la parte de atras del cuello de Alex, ella me mira con los ojos muy abiertos cuando rozo con mis dedos su nuca.
Su pecho empieza a subir y bajar deprisa. Se muerde el labio de abajo cuando le masajeó un poco con el dedo pulgar y da un pequeño suspiro. Le gusta. A ella le gusta que la toque.
Me rio entre dientes y bajo mi brazo.No por ella, si no por mi. Ese suspiro me ha traído a la mente esos dulces y escandalosos gemidos de la otra noche y no quiero tener una erección con mi madre al lado.
Vuelvo a mirar el final de ese vestido. No se si lo hace a propósito, pero cruza una pierna por encima de la otra, dejando más carne al descubierto. Me humedezco los labios. Joder, esto va a ser difícil, si no dejo de imaginarme entre sus piernas.
Alejandra
Bosco no ha dejado de mirare en todo el camino. No sé si su intención es molestarme y hacer que me sienta incomoda, pero la forma en la que me mira... me esta excitando.
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El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]
Teen FictionQue difícil es aceptar que sientes una indecente y colosal atracción por el chico al que has odiado toda tu vida. Qué complicado es estar enamorado locamente de una chica, pero no sentirte preparado para tener una relación seria. Bosco y Alejandra...