Capítulo 41: la post-gala.🔞

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Alejandra.

Estamos fuera, papá me felicita por la medalla a la jugadora más entregada del equipo.

- ¿Lo celebramos con unas pizzas? - pregunta mi madre.

- Buena idea - apoya Patricia.

- Yo tengo que cambiarme - apunto.

- Pasamos antes por casa - dice mamá.

- Adelantaros vosotros y coger sitio, porque suele estar a tope - sugiere Bosco - nosotros vamos a casa y luego nos acercamos con la moto ¿te parece? - me pregunta, yo me encojo de hombros, fingiendo que el estomago no ha empezado a cosquillearme de manera peligrosa, ya que la idea de estar solos promete muchas cosas.

- Tienes razón - dice Patri echándole a su hijo una mirada que no consigo entender - ¿vamos parejita? - dice en dirección a mis padres, que le sonríen.

- Me gusta que os llevéis bien - dice mi padre dandole unas sonoras palmadas en el hombro a Bosco, él aprieta los labios - que seáis amigos.

Bosco respira hondo y con una mueca rara en la cara, afirma despacio. Yo no puedo evitar sonrojarme.

Nos despedimos de nuestros padres, vamos caminando hasta casa hablando de la gala. Bosco no ha tenido ningún acercamiento en todo el camino y parece algo tenso. Subimos por las escaleras y le digo que tardo diez minutos y nos vemos abajo.

Esperaba que al estar solos, aprovechásemos para estar mas cerquita, pero creo que hay algo que le esta rondando por la cabeza y me temo que sea algo relacionado con mi padre, ya que se ha comportado un poco raro. Tengo que preguntarle que es en cuanto lo vea.

Estoy a punto de cerrar la puerta cuando Bosco me lo impide. Abre la puerta y entra en la casa. Por alguna razón mi corazón empieza a latir muy deprisa.

- Creo que tu padre sospecha algo - dice apremiado- esta noche tendremos que pelear un poco.

- Vale - no nos costará mucho, antes peleábamos por cualquier cosa.

- y tenemos que ser rápidos.

- Sí, me cambio en diez minutos y bajo - aseguro.

- No lo decía por eso - me besa, sin mas explicación.

Y yo, no me quejo.

Me sujeto a su cuello y me impulso, abrazándolo con mis piernas, él me sujeta y me lleva hasta mi cuarto. Se sienta en la cama, conmigo encima.

Pasa su mano a mi espalda, me desabrocha el sujetador con una mano y antes de estar del todo desabrochado la otra mano ya esta entorno a uno de mis pechos, jadeo cuando con dos dedos sujeta mi pezón y comienza a torturarlo de manera placentera.

Levanta su cadera y comienza a bajarse el pantalón.

- Yo...yo no tengo preservativos - le digo.

- He traído uno - me sonríe lascivo, mientras dirige sus ojos al preservativo que hay al lado nuestro. Me coge de la cintura y se impulsa para darme la vuelta y quedar él arriba.

- Espera - lo detengo - me gusta esta posición.

Bosco ensancha su sonrisa, me acaricia la mejilla, antes de ayudarse con los dientes a abrir el envoltorio y sacar el preservativo.

- ¿me ayudas? - pregunta con voz ronca.

Cojo el preservativo y guiada por sus manos se lo pongo. Me sonrojo como tonta sin poder evitarlo.

Bosco tira del elástico de mi pantalón. Le sonrió al notar lo desesperado que esta. Me pongo de pie, me quito el pantalón y las braguitas, pero me quedo con la camisa del equipaje puesta. Como él. Vernos a los dos con el mismo equipaje, llevando el mismo número, hace, por alguna razón, que mi piel se caldeé. 

Me siento a horcajadas encima de él y acerco mis partes más blandas a sus partes más duras.

- ¿necesitas que te toque? - pregunta.

Me muerdo el labio y reprimo la vergüenza, que empieza a invadirme por lo que estoy pensando hacer. Le cojo de la mano y la llevo a mi entrepiernas.

- Creo que estoy lista - susurro mientras le hago comprobar lo mojada que ya estoy.

- Joder.

Bosco me acerca más, coloca su erección en mi entrada y me deja que tome yo el control. Noto la cabeza presionando y bajo mi cadera, notando como entra. De nuevo mi cuerpo tarda un poco en adaptarse a él. En esta posición la noto más, comienzo a mover mis caderas despacio. Bosco gime y yo me deleito de ver, por fin, a la perfección su cara mientras esta dentro de mi.

Tiene sus ojos cerrados, como si así pudiera sentirme más, sus labios entre abiertos por los que se escapan pequeños gemidos, que me encienden. Es tan guapo, tan sexi...

Sigo moviéndome despacio, disfrutando de la sensación. Mientras nuestros jadeos empiezan a envolvernos.

Bosco me insta para que me mueva más rápido y lo hago. Abre los ojos y cuando me ve observándolo, él muy descarado sonríe.

- No sabes lo bien que se siente estar dentro de ti, eres una puta fantasía, peque - suelta como si nada, y yo siento mis mejillas arder.

Pone sus manos en mi trasero y lo masajea, mientras lleva el ritmo de mis caderas. Le pongo una mano en el pecho para que se tumbe y lo hace. Muevo instintivamente mis caderas en circulo y él se muerde el labio, mientras me aprieta las piernas. Muevo las caderas de arriba a abajo, haciendo que salga un poco y luego entre.

La sensación es super placentera, todos mir nervios empiezan a tensarse y yo también empiezo a gemir. Me froto contra su pelvis, sintiendo ese cosquilleo tan deseado entre mis piernas.

- Estas a punto, lo noto.

Yo sigo moviéndome. Él con los ojos muy abiertos, mirando donde nuestros cuerpos están conectados. Mueve sus caseras en contra de mis movimientos, con lo que hace que sienta más, mucho más.

Estoy a punto de correrme, cuando Bosco me coge fuerte de la cintura y me da la vuelta, gimoteo un poco haciéndolo reír, me pone las piernas contra mi pecho y comienza a introducirse dentro de mi con más fuerza.

Mis gemidos son escandaloso, pero me da igual. Abro la piernas, por que quiero tenerlo más cerca y cuando estoy de nuevo a punto de llegar al climax, vuele a meter su mano por la cintura y darme la vuelta, dejándome de nuevo a horcajadas, encima de él.

Voy a matarlo.

Parece leerme el pensamiento cuando comienza a reír con ganas.

- Luego me lo agradecerás.

- Dijiste que teníamos que ser rápidos - digo entre jadeos, con dificultad, porque sus caderas no han disminuido el ritmo y yo sigo moviéndome contra él, buscado ese alivio deseado.

- ¿eso dije? Cuando estoy dentro de ti quiero hacer que el momento sea eterno.

Y con esas palabras nos corremos, los dos a la vez.

No lo hago salir, nos mantenemos un ratito así. Le acaricio las cejas y luego los labios y ese irresistible lunar, que beso a conciencia y él se sonríe de una manera preciosa, una sonrisa que nunca le había visto dirigir a nadie.

- Sea como sea, tanto antes como ahora, siempre hemos sido nosotros - le digo - no hay un "tu y yo", sino un "nosotros".

No se si tiene sentido lo que digo, pero Bosco me mira con un brillo especial en los ojos. Me mira con amor, porque aunque no lo haya dicho, él también esta enamorado de mi.

El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora