Capítulo 25: El que avisa, no es traidor.

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Bosco.

La ronda de chupitos de cazalla, lejos de ayudarme a relajar mis nervios, están provocando que cada vez este más cabreado, y por descontado, que cada vez tengo el estomago más encogido. Y, aún así, pido otra ronda, a pesar de las quejas de mis amigos, a los cuales los tacho de cobardes y acaban accediendo.

Termino de un trago el licor, dándome la vuelta y sujetándome en la barra para no caer por el mareo que me ha invadido, justo a tiempo de ver a Alex salir por las puertas de la casa.

¿Piensa irse andando sola a casa?¿se ha vuelto loca?

Miro a mi alrededor, buscando a sus amigos, para encontrarlos enzarzados en medio de una acalorada discusión.

- hey, tómatelo con calma – me pide el gorras, sujetándome del brazo, cuando me desestabilizo.

- Siempre en medio y ¿ahora qué?...Deberían estar con ella - le digo con voz vibra.

- No he entendido una mierda – me dice soltando una carcajada.

- Los pesados esos, que siempre están y ahora ya no – joder, no me entiendo ni yo y solo consigo que mi amigo se descojone aún más.

- Joder, has bebido mucho y en poco tiempo tío, parece que te haya invadido un puto demonio del acohol, ostias Bosco quédate quieto – me dice cuando intento dar un paso nada estable hacía la salida.

- Tú, quedate quieto – le digo serio – y dile al hijo de puta de Lucas que voy a romperle la cara – y eso, sí parece entenderlo perfectamente, por la cara de sorpresa que pone.

- ¿Que pasa tío? - pregunta preocupado, pero yo ya me dirijo a la salida.

Salgo algo más compuesto. Respiro el aire de fuera y suspiro con fuerza, por qué cuatro chupitos de golpe no han sido buena idea.

Veo a Alex balancearse sobre sus pies, con las manos agarradas por delante. Dios, es tan preciosa y esta tan jodidamente sexi. El vestido pronuncia ese trasero de escándalo y su pelo esta un poco revuelto, le cae justo hasta la cintura, la puntas acariciando ese delicioso culo, que me muero por comerme y...Basta Bosco, acaba de decir que le das asco y deberías estar cabreado con ella, no empalmado.

Doy un paso hacía ella, justo cuando un coche que no identifico se detiene delante. Ella se inclina y saluda al conductor, que por la figura que se refleja a contra luz, es un tío. Me acercó deprisa.

- Sí, estoy lista – le dice con voz dulce, voz con la que hace unas horas me hablaba a mí.

Mis nervios están a flor de piel. Esto no va acabar bien...

- ¿A donde te crees que vas? - suelto, antes de que peda subirse al coche, sujetándole más brusco de lo que pretendo el brazo.

- ¿qué haces? -pregunta sorprendida – me voy a casa.

Me asomo por la ventanilla del copiloto, para ver con quien se supone que se va. Espera, ese no es....¿ese no es el compañero "muy guapo" de su madre?

- y una mierda – digo en voz alta, sin pretenderlo.

- Suéltame – me pide, zafándose de mi agarre.

- Qué ni de coña.

- Mi madre sigue trabajando y él se ha ofrecido.

- ¿Todo bien preciosa? - pregunta desde dentro ese tío.

Todos mis músculos se contraen al escuchar como acaba de llamarla.

- ¿acaba de llamarte...- Ni siquiera puedo repetirlo. Alex abre mucho los ojos. Respiro hondo – Todo bien, lindo – contraataco.

El juego del pañuelo [Saga: NOSOTROS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora