Enemy {Timbictor}

20~ Truth

Pasaron tres semanas y el día era más que pacífico, el castaño de ojos esmeralda se la pasaba mucho tiempo con su amado de cabellos azules, siempre dándole caricias, cumplidos y algunos pequeños regalos.

Simplemente adoraban la relación que claro, ahora si podían llamar “relación”.

Ese mismo día, los chicos habían salido a ver el paisaje, aprovechando el atardecer qué se estaba presentando para mejorar su visión.

Sentados uno al lado del otro, tomados de la mano y el oji-verde con un plan en mente para demostrar su confianza y amor al chico.

Saco de su costado su espada con el grabado: Truth

-Quiero que sea tuya -; Dijo rompiendo el silencio qué llevaban hace un largo rato, más era un silencio cómodo y pacifico entre ambos.

-No, no puedo aceptarla Vic.

-Amor, en serio... Darte mi espada es mi forma de demostrarte cuanto te amo, además me sigo sintiendo culpable de que perdieras tu espada.

-Eso fue hace medio año, Vic... Pero gracias... -; Dijo recibiendo la espada y colocándola en su cinturón qué por alguna razón nunca se quitaba.

La razón: llevar la navaja cerca, no sabía de que le estaba advirtiendo el rey Silvio como para darle esa navaja con decoraciones doradas qué claramente eran de oró. Pero prefería confiar un poco en su susurro y estar alerta esos días que según debía tener cuidado.

Recostó su cabeza en el hombro del castaño, sintiendo como la mano de este empezó a acariciar su cabello azulado.

Estaban con tanta tranquilidad en ese momento y el de ojos grises estaba empezando a caer dormido, hasta que captó un sonido gracias a su agudeza y rápidamente empujó al de ojos verdes.

No tendría tiempo de sacar la espada ya envainada, así que saco la navaja rápidamente y desvío la flecha qué había sido lanzada a su dirección.

-¡¿Quién está ahí?! -; Preguntó exaltado el de cabellos castaños, tomando en manos un cuchillo qué solía llevar con él, también en un cinturón.

-Pedazo de mierda... -; Habló ahora una voz saliendo de la oscuridad de lo que era el inicio del bosquejo.

Un joven de ojos marrones y cabello castaño salió de estás sombras con un arco y flecha en manos.

-Sparta... -; Habló en un susurro inaudible por la impresión, no era nada más ni nada menos que su antiguo compañero en la guardia de Kiiro.

-Recorrí medio reino buscando tu cuerpo y me enteró qué el idiota estaba ocupado jugando a la casita con el objetivo... ¡MALDITO TRAIDOR!

-Víctor, ¿de qué está hablando este idiota? -; Preguntó el peli-azul guardando nuevamente la navaja y ahora sacando la espada recién obsequiada.

-Así que no lo sabe... -; Dijo el de ojos avellana con una sonrisa triunfante al confirmar que el guerrero no estaba enterado. -Enterate idiota, solo te está utilizando.

-¡Eso no es cierto! -; Gritó con extremada molestia, de todo lo que le ocultaba eso si era una mentira.

-¡Víctor era un infiltrado en tus tropas, su objetivo era matarte!

Se negó a escuchar y se acercó rápidamente atacando, no le iba a creer a un desconocido que quería arruinar su relación.

Varias flechas volaron en su dirección, evitando todas con la espada y otras siendo esquivadas. Llego rápidamente al chico y alzó la espada para acabar con su vida de inmediato.

Todos ignoraron el destello negro que salió del mango de la espada y que se disperso por los brazos del peli-azul hasta desaparecer en estos mismos.

Justo al decender la espada con suficiente fuerza como para atravesar el cuerpo del chico, el de ojos verdes salto frente a este y tomó en brazos al de ojos avellana para salvarlo del ataque.

-Víctor... -; iba a preguntar por su actitud, hasta que presto atención a la misma espada, la cual tenía la firma del reino amarillo en una parte del filo, justo abajo del grabado, una muestra de que era verdad.

-Iba a decírtelo en algún momento...

-¡A la mierda, Víctor! ¡¿Es en serio?!

-Cariño, yo...

-¡Te voy a matar, pedazo de estúpido! -; Grito volviendo a acomodar la espada para atacar. -Te confíe tantas cosas... Te dije cosas que no debí, ¡Ya no te comprendo! Incluso mataste a tu propio ejército para ayudar a vengar a mi padre, ¡¿Qué insinuabas con todo esto?!

-¿Vengar a tu padre? ¿Por eso mataron a los arqueros?... Que estúpidos, al único que debías matar se te escapó -; Habló el arquero bajando de los brazos del chico oji-verde.

-¿Qué quieres decir?...

-¿Tu padre no era un tipo de cabello azul, algo viejo y fornido? -; El guerrero afirmó moviendo la cabeza. -Ese estúpido me llevo más de una semana matarlo, pero fue divertido...

Con eso le hirvió la sangre al traicionado, volviendo a atacar directamente, logrando hacerle varios cortes al chico arquero del qué ni el nombre sabía.

Una vez más estuvo cerca de matarlo, pero alguien se interpuso y lamentablemente era el chico que tanto amaba.

-Timba, calmate y hablemos sobre esto.

-¡NO TE METAS VÍCTOR, DE TI ME ENCARGARÉ DESPUÉS! -; Habló con aquel tono de voz de cuando estaba en la guerra, molestia, rencor, odio y tristeza sonaban en lo profundo de su garganta.

-¡No dejaré que lo mates!

-Como dije antes... Tus prioridades son obvias.

Miro con desilusión al chico de ojos esmeralda, aquel brillo de amor y esperanza en sus ojos se apago de a poco para finalmente guardar nuevamente la espada en su cinturón y con la mirada baja alejarse del lugar.

-¡T-Timba! -; Habló nervioso el que tanto lo amaba y volteo a ver al arquero. -¡¿Qué mierda te pasa?!

-Yo no tengo la culpa de que nos hayas traicionado, y tarde o temprano lo sabría.

-¡Pero no así!

Corrió detrás del chico, dejando tirado al qué por un largo tiempo fue no solo su compañero, sino fue como su hermano menor.

Alcanzo al joven peli-azul, tomando sus mejillas y deteniendo su caminar.

-Déjame explicarte.

-No hay nada que explicar.

-Ya éramos felices y confiabas en mi, ¿Qué lo cambia ahora?

-Qué toda esa confianza esta en base a una gran mentira, “Que importa que intentarás matarme” lo que me duele es que te divertiste tanto con mis ilusiones que olvidaste que debías ilusionarme de la manera correcta y con total sinceridad...

-Por favor, hemos pasado por tanto y luchamos por esto, al menos... Dame una nueva oportunidad, te lo suplicó, perdoname... Juro que iba a decirte toda la verdad...