Un número es puesto sobre mi cabeza, un valor del cual se supone que no debo descender. Las personas comentan sobre él y basan en ello mi inteligencia. Calificada por un número me desvanezco ante el desconcierto de quien soy, quien he sido y quien seré. Presa de esa imagen que todos se han hecho sobre mi, permanezco en el encierro junto con mis emociones y sentimientos. Amarrada por las cadenas de un boletín que define mi futuro y parece expresar quien soy, me encuentro perdida en este vacío desconocido en el cual he caído por culpa de quien debo ser según los demás.
Mi silencioso dolor se expande en forma de tareas, nueves y diez llenan mi boleta pero son tan irreales y dolorosos que siento mi vida desvanecerse en cada uno de ellos.
Una nota es puesta sobre mi cabeza, definiendo a aquella que no me creo capaz de ser.
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Reflexiones
RandomHay cosas que siempre pensamos pero tal ves nunca decimos, pero eso no les resta importancia.
