A veces ganamos, a veces perdemos. Hay tanto sobre lo que no tenemos control alguno y provocamos tanto dolor sin intención alguna.
Miles de peleas nos rodean porque las palabras escapan de nuestros labios imprudentemente y no hay modo de detenerlas. La guerra se inicia entre nosotros y, por mas que intente encontrar la forma de detenerla, ya es muy tarde. Las lágrimas salen de mis ojos y sé que intentas sacar los puñales que has clavado pero siento que es demasiado tarde para eso. Duele demasiado tener que observarte y aceptar el daño que me haces.
No es fácil pedirte que te marches pero no soporto verte ahí parado como si nada pasara, como si fuera sencillo destruirme de tal modo y no sentir culpa alguna.
Me gusta conservarte real y puro como cuando te conocí, pero tu imagen se difumina ante mis ojos y ya no sé quien sos ni cuales son tus intenciones. El daño que causas es tan grande que he decidido tomarte por mi demonio personal y, soy tan estúpida, que caí en las garras de tu trampa, rindiéndome a tus pies.
Conociéndote, sé que no bastara con las cosas que hago, sé que los gritos no cesaran y las peleas no se esfumaran como si nada. Sé que no te detendrás hasta que llegue el fin, pero mi consuelo está en que sé cuan cerca está mi fin.

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Reflexiones
RandomHay cosas que siempre pensamos pero tal ves nunca decimos, pero eso no les resta importancia.