Desde la puerta amarilla, él me mira y me estremezco bajo sus ojos calculadores que me juzgan un poco mas tras cada segundo.
Desde la puerta azul, él me llama y su voz suena tan dulce y frágil que quiero dejarme vencer ante sus encantos y súplicas.
Desde la puerta roja, él me grita, recriminándome todas las cosas que yo sabía que se guardaba en lo mas profundo.
Desde la puerta negra, él me pide ayuda. Se ve asustado y las lágrimas mojan sus mejillas.
Desde la puerta verde, él sonríe y se muestra amistoso, feliz y tranquilo.
Desde la puerta violeta, él me sueña con sus ojos abiertos, apoyado contra el marco.
Desde la puerta blanca, él permanece tieso, con sus ojos clavados en mi. Me centro en él y todas las puertas se transforman en una, se vuelven esa puerta blanca que me obliga a decidir si quiero o no.
Todo está a un paso de distancia. Si me vuelvo hacia atrás, sabremos que todo se termina y que nos perdemos mutuamente. Pero si avanzo un paso hacia adelante, si tan solo me inclino hacia él la oportunidad será clara. Entonces esa puerta será nuestra puerta, nuestra esperanza y nuestro tablón de madera en medio del océano.
Soy consciente de que, al traspasar el portal blanco, tendré que convivir con todas y cada una de las puertas, las que me agradan y las que no. Pero también sé que si me marcho, esas puertas no volverán a presentarse ante mi nunca más.
Comienzo a dar vueltas con los ojos cerrados y me detengo de golpe. Doy un paso al frente y lo miro.
Me alegra haber dado un paso al frente, porque no creo poder soportar no tenerlo conmigo.
Otra vez, el azar, me abrió los ojos.

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Reflexiones
De TodoHay cosas que siempre pensamos pero tal ves nunca decimos, pero eso no les resta importancia.