Capítulo XXVIII

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FLASHBACK

"Hola Eric,

Si has llegado a ver esta nota sabrás que hoy he estado en tu casa, como tú querías. Y no te mentiré, a mí también me ha hecho mucha ilusión.

Gracias por hacerme partícipe de este momento y de confiar plenamente en mí hasta el final.

No he querido molestarte en tu propia fiesta, es por eso que he dejado este papel en el detalle más especial que dejé en tu casa.

Lo que sí que me gustaría es hablar contigo antes de volver a Marbella, mi tren sale a las seis de la tarde de Sants, te esperaré hasta entonces en el tercer andén.

Te quiero,

Silvia"

Dejé el bolígrafo encima de la mesa.

-Robert nos pasa a recoger en media hora, Sil.- Lourdes anunció desde el pasillo.

FIN DEL FLASHBACK

Cerré la maleta después de cambiarme, me puse un chándal suficientemente cómodo para las seis horitas de AVE que me esperaban y el llegar a las doce de la noche a casa.

Llegué a las cinco y media y validé mi billete, así como pasé mi maleta por el control de equipajes. Y como prometí, me senté en un banco del andén tres a esperar. Tenía toda la ilusión de que hubiese visto la carta a tiempo y que apareciera delante de mí en cualquier momento para despedirse.

Pasaron cinco, diez, quince y hasta veinte minutos, di por perdida la aparición de Eric a estas alturas y mi tren estaba a punto de llegar.

Me entró una tristeza muy grande porque anhelaba poder decirle todo lo que necesitaba en este momento, pero no había sido posible.

Me martirizaba por no haber actuado antes, por no haberle llamado, por no haber querido desbloquearle antes y por hacer esto más duro de lo que realmente era.

Suspiré al ver el tren pararse delante de mí, sabiendo que ya era la hora de partir, con el corazón vacío y con un dolor en el pecho enorme.

-¡Silvia, espera!- Oí su voz y sus pasos correr hacia donde estaba yo. Me giré y una parte de mí volvió a recomponerse.

-Eric...- Sonreí como boba mientras lo veía acercarse.

-Lo siento, quería llegar antes pero el tráfico me lo ha hecho imposible.- Lo callé con un beso.

-Eric, siento las prisas y las formas para vernos, pero sé que era la única forma de que nos viéramos cara a cara y pudiera decirte que...-El altavoz me interrumpió, haciendo completamente inaudito lo que acababa de decir.

-Última llamada para los pasajeros del tren del andén tres, viaje Barcelona-Málaga.

-Eric, estoy embarazada.- Solté sin trapujos, sin anestesia, directa al grano y sin esperarlo.- De dos meses.

Se quedó perplejo, no supe ni siquiera descifrar lo que su cara me estaba diciendo. Entiendo el shock, cuando yo vi ese test positivo casi se me cayó el mundo, y más sabiendo cómo estaba mi situación, la suya y la de ambos como pareja.

-Déjalo, esto no va a cambiar nada.- Agaché la cabeza y me dirigí a la primera entrada del tren con intención de marcharme de este momento tan bochornoso.

-Silvia joder, no te vayas.-Cogió mi brazo para frenarme.- No puedes irte ahora.

-Solo te avisé porque creía que debías saberlo, pero esto no va a hacer que nuestra situación mejore.

-Silvia, te lo suplico, quédate.- Sus ojos estaban brillosos.- Ahora sí tengo una casa que para mí es tan mía como tuya, por favor.- Sorbió su nariz.- Voy a hacer lo que sea para que te quedes.

-Yo ya no tengo sitio aquí, mi vida ahora se va a Marbella, no te preocupes, puedo con esto sola.

-Voy a devolverte ese sitio en la oficina, pero por favor, no te vayas.- Empecé a llorar con él.- Dame un par de días, si pasado este tiempo no crees que vayamos a solucionarlo toma la decisión que necesites, pero solo te suplico cuarenta y ocho horas.

Estaba arrodillado en el suelo, estaba entregado en cuerpo y alma para que no me fuera.

-Señorita, cerramos las puertas, ¿Va a subirse?- Un miembro de seguridad se acercó a nosotros.

Eric me miró fijamente con los ojos aguados.

-No me voy, puede cerrar las puertas.

Respiré hondo y sentí los brazos de Eric rodear mi cintura.

No puedo decir que esta noticia fue esperada y deseada en estos momentos de mi vida, pero todos sabían que mis deseos de formar una familia y de ser madre eran enormes, pero siempre teniendo en cuenta una pareja estable que me apoyara en estos momentos.

Es cierto que mi embarazo ha sido un secreto para todo el mundo, ni siquiera mi familia era consciente de ello porque no se lo tomarían de la mejor manera.

Y Blanca tampoco, suficiente tenía con su hija como para meterse en mis follones de mujer que no sabe qué hacer con su vida.

Me subí en su coche y pusimos rumbo a la casa, por segunda vez el día de hoy. No sabía si estaba tomando la decisión correcta, pero así lo sentía en este momento. No estaba cómoda marchándome a Málaga después de haber soltado tal bomba.

-¿Quieres que te acompañe a la habitación?- Preguntó dejando la maleta en la segunda planta.

-No te preocupes, me sé esta casa mejor que la mía.- Me burlé y él agachó la cabeza avergonzado.

Llegué a su cuarto y me gustó ver que había personalizado su propia mesita de noche. Tenía una foto de sus padres y su hermana. Por otro lado, vi esos detalles que yo misma había decidido para él, el color de las paredes, el nórdico y los cojines, el armario empotrado en tonos blancos.

Vamos, que casi como si hubiese diseñado mi propia casa, o al menos lo diseñé con la ilusión como si fuese la mía.

Y quién sabe, puede que este no fuera a ser mi hogar, pero había alguien dentro de mí que conocería este lugar más que nadie.

-¿Todo bien?- Eric entró por la puerta y se apoyó en el marco de esta.- ¿En qué piensas?

-Es que todo es tan fuerte, creo que aún no he asimilado lo que significa esto.- Puse mi mano en mi vientre.

-Pues significa que la vida nos ha dicho que no debemos tirar la toalla tan pronto Sil, que ahora sí que hay un motivo de peso por el cual luchar, y está ahí dentro.

-¿Cuál es la solución?

-Yo no sé cuál es la solución, lo que sí sé es lo que puedo hacer yo para que esta guerra se termine.- Me acerqué y le abracé, necesitaba apoyar mi cabeza en su pecho.

-Sé que va a ser duro, pero vamos a salir adelante, de la forma que sea. Pero este bebé nos necesita a ambos, sea de la forma que sea.

Por primera vez en estos sesenta días dejó de atemorizarme la idea del embarazo, del parto, del post-parto y de la crianza de un hijo. Sentía que no estaba sola en esta batalla, puede que no fuéramos conscientes del berenjenal que se nos presentaba, pero a estas alturas de perdidos al río.
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¡Nuevo capítulo!

O más bien capitulazo, aunque algunas ya os lo olíais✨

Volvemos a leernos pronto❤️

NEW HOME/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora