Capítulo VII

999 63 51
                                    

Me sentó muy bien esa charla, lo tengo que confesar, pero ya era hora de que siguiéramos con nuestras visitas o se nos haría muy tarde.

Ahora sí que pusimos rumbo a la urbanización más cotizada de todo Castelldefels y Eric me explicó que varios de sus compañeros vivían aquí y no le parecía mala zona.

Cuando llegamos, fui yo la primera en bajarme del coche y joder, tuve que admitir que era un sitio precioso. Se podía ver el mar desde aquí pero a la vez estabas lo suficientemente lejos como para no tener que aguantar a los turistas en verano.

Era tan idílico, que hasta yo me montaba una cabañita de diez metros cuadrados con tal de vivir aquí.

-Te ha gustado.-Afirmó Eric acercándose a mí y yo no pude negarlo, era imposible.

-Es perfecto, moriría por vivir en un lugar así.- Me giré a verle.

-Entonces ya tenemos terreno.- Sonrió y yo fruncí el ceño.

-Pero aún queda uno por ver, de verdad que...-Me interrumpió.

-Es perfecto Silvia, es el lugar más espectacular para construir un hogar y si a ti te gusta, a mí también.

Por inercia y sin pensármelo me abalancé a abrazarlo. Fue un autoreflejo, una forma de demostrar lo contenta que estaba y él lo aceptó, por muy raro que pareciera.

-Gracias por la oportunidad y la confianza Eric, de verdad.-Le confesé.- Has hecho realidad lo que tantas ganas tenía de hacer y te debo la mejor casa que nunca podrás ver.

-Vas a hacerlo y yo voy a estar muy feliz de presumir de la gran arquitecta que la ha diseñado.- Sonrió y fijó su vista sobre la mía.

Fue una especie de conexión, que yo no pensaba tener y que a él también le pilló por sorpresa. Eran escasos centímetros los que nos separaban y la tensión cada vez era más grande. Sabía que no estaba bien, pero algo en él me atrapaba a no separarme.

Pero la poca cordura que me quedaba se apoderó de mí.

-Pues listo, ¡Tenemos terreno!- Sonreí mientras me separé de él.

Pareció asimilar la situación al mismo ritmo que lo hice yo, pero por mi parte no había ni una pizca de arrepentimiento hacia ese gesto, al menos mi corazón pensaba que no, pero mi lado más racional ya me había crucificado ocho veces como mínimo.

Subimos al coche en completo silencio y pusimos rumbo al mismo lugar donde me había recogido, pero esta vez sí nos reuniríamos en la oficina, ya que iba a oficializar la compra de la parcela.

Eric estaba pensativo, un poco ido, más centrado en otras cosas que no en que ya iba a ser dueño de su nueva propiedad y a mí no sé si me gustaba esa sensación.

-¿Estás seguro que quieres seguir adelante? Siempre puedo dar marcha atrás y...-Dije y él negó frenéticamente con su cabeza.

-Silvia, es perfecta, solo que tengo que asimilar que esto está pasando.- Asentí y volví mi vista a la ventana.

No pareció muy contento con lo que me había respondido y oí un chasquido por parte de su lengua.

-Lo siento, no quería contestarte así.- Noté su mano apoyarse en mi muslo y una corriente eléctrica traspasó todos y cada uno de mis terminaciones nerviosas.- Gracias por todo, de verdad.- En una forma de respuesta, puse mi mano sobre la suya y le di un ligero apretón, lo cual pareció relajarle.

-¿Sabes? Ahora viene la parte que menos me gusta, pedir todos los permisos de edificación, la contratación de las empresas constructoras, los seguros de salud y protección a los trabajadores...- Intenté quitarle hierro al asunto.

NEW HOME/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora