Capítulo XXXVII

574 51 4
                                    

.TRES MESES DESPUÉS.

Recta final, entrando en mi trigésima novena semana. Rozando prácticamente el día del parto en cuanto mi señora hija decidiera hacerlo.

Había sido una locura la gestión de todo lo que suponía este tercer trimestre. Qué jodido era intentar adecuar mi vida a una criatura que estaba por llegar pero más lo era hacerlo con una barriga que llegaba antes que yo a los sitios.

-¿Prefieres que pidamos hamburguesas?- Dijo Blanca una vez había dejado a Cintia dormidita en el sofá.

Mi amiga estas semanas estaba pasando mucho tiempo en casa, al fin y al cabo era lo más cercano que tenía en esta ciudad en caso de que necesitara algo.

La liga había empezado y Eric este fin de semana jugaba en Sevilla, lo cual no suele gustarle porque no quiere dejarme sola. Es por eso que Blanca pasa el día aquí conmigo y por la noche viene su madre a dormir para hacerme compañía.

-Por favor, con nuggets también.- Contesté.

El parto de Sofía era inminente y los nervios cada vez afloraban más en nuestra relación. Es cierto que yo no estaba del todo agradable estos días y no me gustaba discutir con él, pero se lo tomaba demasiado bien. Si fuera yo la que tuviera que aguantar estas actitudes de su parte seguramente le hubiese mandado a freír espárragos.

-Mi madre vendrá esta tarde para ayudarnos con las lavadoras.

Lourdes, que gran mujer era. En cuanto se enteró por su hija que estábamos en proceso de lavar y limpiar todo lo comprado para dejarlo listo fue la primera en ofrecerse a hacer lavadoras y que no cargara ciertos pesos.

Me sentía muy arropada, que al igual que yo había gente deseando conocer a mi pequeña y le iban a querer muchísimo.

En ese instante sonó mi teléfono, era una videollamada entrante de mi chico.

-Hola cariño.- Estaba comiendo junto a sus compañeros en el hotel.- ¿Cómo ha ido la mañana? ¿Los dolores?

-Bastante bien, sí que he tenido que sentarme en el sofá un rato porque me pinchaba bastante.- Contesté.

-Es normal Sil, esto es inminente ya.- Sonrió y dio un sorbo a su vaso de agua.- Tengo unas ganas...- Sonrió y juré ver sus ojos brillar en ese instante.

-Lo sé, espero que Sofía pueda esperar a que llegues.- Bromeé y él rio.

-Yo creo que sí, quiere demasiado a su padre como para hacerle este feo.

-Descansa, te llamo en la noche.- Me despedí.- Te quiero.

-Y yo.- Colgó y volví mi vista a la rubia, que estaba con los brazos en jarra delante de mí.

-Me dais diabetes solo de oíros.- Rodó los ojos.- Como si fuerais dos adolescentes.

-Es que me siento tan bien Blanca, siento que lo tengo todo, en cuanto esté Sofía y pueda volver a mi rutina de trabajo, no tendré nada más a pensar, esta es la vida que quería.

-Quién te lo iba a decir que esta nueva casa iba a ser el inicio de tu nueva vida, de la nueva Silvia.- Contestó y me dio cierta nostalgia.

-Dicen que el amor no hay que buscarlo, que cuanto más lo haces más se esconde. Solo esperé a que llegara y míralo, tocó la puerta de mi despacho para que le diseñara un casoplón.- Reí.

-Te haces la loca, pero diseñaste esta casa sabiendo que sería tuya algún día.

-No lo sabía, pero si tuviera que construir la casa de mis sueños, definitivamente sería idéntica a esta.

...

-Mamá, no hace falta desinfectar todos los biberones ahora, ya tendremos tiempo de hacerlo cuando se acerque la fecha.- Blanca regañó a su madre, la cual estaba obsesionada por dejarlo todo listo hoy mismo.

Reí y subí un momento a la habitación, quería coger una chaqueta para salir al jardín un rato. No es que hiciera mucho frío estas alturas del año, pero en la costa empezaba a correr un aire bastante fresquito y prefería remediarlo.

En cuanto salí del vestidor con dirección al pasillo, sentí líquido en mis piernas, una sensación extraña que no había sentido hasta día de hoy en todo el embarazo. En cuanto bajé mi vista al suelo procesé la información. Acababa de romper aguas y Sofía había decidido que ya era hora de nacer.

-Blanca, necesito ayuda por aquí arriba.- Mi amiga subió al instante y quedó impactada ante la situación.

-Dios mío Silvia, estás de parto.

En unos segundos mi casa se volvió un jaleo. Quería retrasar todo lo que pudiera el marcharme al hospital porque quieras o no, quería que Eric estuviera conmigo.

Llamé a su madre, la cual vino enseguida y nos ayudó a preparar los últimos detalles. Mi familia viajaría a primera hora mañana, teniendo en cuenta de que esto iba a ser lento, muy lento.

La noche estaba entrando y las contracciones estaban apareciendo cada vez con más intensidad. Por suerte, había tres mujeres en casa que sabían lo que estaba pasando para darme su mano y apoyarme en estos instantes.

Estaba asustada, muy asustada. No estaba lista de hacer esto sola, de hecho no estaba segura ni de poder hacerlo. El embarazo es una cosa preciosa pero ninguna madre está lista para el momento del parto.

La madrugada no fue mucho mejor, los dolores eran cada vez más notables y yo más incapaz de soportarlos. Por otro lado, ninguna de las cuatro habíamos podido pegar ojo hasta entonces, me dediqué a dar paseos y distraerme.

-¿A qué hora llega Eric?- Pregunté a Judith, mi suegra.

-Cariño, sé que no quieres llamarlo para que no se ponga nervioso, pero estás empezando ya con las contracciones fuertes y no tardaremos en ir al hospital, deberíamos llamarlo.

Sabía que mañana tenía partido, que había viajado expresamente para ello y no quería que cogiera un avión a toda prisa porque sabía que se pondría demasiado nervioso.

-Es mejor hacerlo ahora Sil, sino puede que no llegue al parto.-Miré a Blanca y casi me descompongo, si no me veía preparada para hacerlo, mucho menos si no estaba él a mi lado.

¿A quién le echaría yo la culpa de mis dolores en el paritorio?

Una fuerte contracción me devolvió a la realidad, necesitaba llamarlo ya.

-Eric, siento despertarte.- Dije tan solo oí un hilo de su voz a través del teléfono.

-¿Estás bien?

-Estamos de parto.- Juré oír su sobresalto.- Estoy en casa con tu madre y las chicas, he roto aguas hace unas horas pero las contracciones son cada vez más fuertes y más tempranas, no tardaremos en ir al hospital.

-Dame unos minutos que aviso a los delegados, cierro la maleta y voy para allá.- Estoy segura de que no estaba dando pie con bola.- En cuanto coja el taxi vuelvo a llamarte.

Se respiraba la tensión en el ambiente: Los teléfonos no paraban de sonar, las bolsas se movían a grandes velocidades, todo aquello que estábamos posponiendo por ser demasiado pronto estaba siendo preparado ahora.

Y así fue, cuando dejamos todo listo miré el reloj, las cinco menos diez de la mañana. Eric ya estaba de camino y nosotras íbamos a poner rumbo a la clínica.

Sofía, puedo entender que quieras salir antes de lo previsto, pero hacerlo de noche ya me fastidia un poco más. De todas formas, mamá está preparada para tu bienvenida.
———————————————————————
¡Nuevo capítulo!

Ha llegado el momento más esperado, qué ilusión me hace❤️

Volvemos a leernos pronto✨

NEW HOME/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora