Capítulo XX

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Salimos del túnel de vestuario y por una vez, pude llegar a entender lo que sentía Eric cuando entraba al campo. El sonido era ensordecedor, las luces, los colores, los jugadores celebrando como sea este título y él, que acababa de cumplir el mayor de sus sueños y yo el mío.

Salimos con nuestras manos entrelazadas, y de hecho era él quien me arrastraba hacia la salida. Estaba acostumbrándome a todo lo que estaba pasando a mi alrededor aún.

Eran demasiadas señales excitatorias que estaban entrando en mi cerebro y aún estaba en proceso de asimilarlas.

Cuando volví a conectar, Eric ya me estaba presentando a sus padres y a su hermana y yo casi me muero de la vergüenza.

-Tú debes ser la famosa Silvia, mi hijo tiene tu nombre todo el día en la boca.- Su madre, que por cierto fue un amor conmigo, rompió el hielo.

-Nos alegramos de que tú también estés aquí apoyándolo, esto significa mucho para él.- Ahora fue su padre quién habló, después que un compañero apartara a mi chico un poco.

Fue tan acogedor, como si me conocieran de toda la vida cuando apenas acababa de verlos sentados en las gradas.

-Sé que esto es diferente a lo que cualquier pareja pueda vivir, pero no trates de entenderlo, dedícate a disfrutarlo.

Pareja, qué bien sonaba eso y aunque no fuera la realidad formalmente, era como yo lo sentía.

Y ese fue un gran consejo, que puede que en ese instante no supe apreciar, pero iba a desencadenar una nueva vida en mi interior.

Llegó la hora de la entrega de premios, uno a uno se fueron acercando a tarima para recoger los premios y cuando les dieron el visto bueno, pasaron por el medio del pasillo de los subcampeones, que deportivamente aplaudían a los campeones del mundo.

Fue muy emotivo ver a todos y cada uno de ellos ser coronados con esa medalla y mucho más cuando el mismo presidente de la federación les abrazaba con lágrimas en los ojos.

Aunque debo admitirlo, yo también estaba llorando en este punto.

Lo habían conseguido, ese sueño que ansiaban desde pequeños, alcanzar a la intocable selección del 2010, demostrando una vez más que España era un país que merecía más premios futbolísticos de los que se había llevado en la historia.

-No sabes la de años que ha estado deseando esto, han sido muchos años de trabajo sin parar.- La madre de Eric rodeó mi cintura con su brazo acercándome más a ella.- Y aunque no te lo haya dicho, sé que está infinitamente agradecido de que estés aquí hoy.

Apoyé mi cabeza en su hombro y limpié mis lágrimas con el dedo pulgar.

-Nunca me ha gustado el fútbol, de hecho creo que este es el primer partido entero que veo en mi vida, pero ha merecido totalmente la pena vivir este momento.

El capitán fue el último en ponerse su medalla y en ese instante se le entregó la copa del mundo.

Qué minúsculo era ese trofeo para todo el significado que tenía. Pude ver en ese color dorado la historia de todos y cada uno de los jugadores, sus pasos profesionales hasta día de hoy. El sueño de un país y de un futbolista unidos en una sola copa.

Se acercó con el trofeo donde sus compañeros lo esperaban, todos ellos con ansias de levantarla y no pudieron esperar mucho más. En cuanto el capitán puso un pie en la tarima empezaron a saltar todos de la emoción.

El confeti empezó a volar por los aires tapando por completo a los ganadores, así como los fuegos artificiales de los colores de nuestra bandera. Los canticos del público que animan con furor a sus jugadores eran totalmente ensordecedores.

Cuando acabaron los festejos, era el momento de las fotos, donde cada uno de los familiares se acercaba a la copa para inmortalizar ese momento para la posteridad.

A diferencia del resto, Eric se acercó corriendo hasta nosotros y plantó un beso en mis labios antes de arrastrarme hasta el trofeo.

-¿Y tus padres?- Pregunté al ver que no se habían acercado a sacarse la foto.

-Ahora vienen, no te preocupes.- Cogió la copa y la puso en medio de los dos.- Quiero una foto contigo a solas.

El flash de la cámara anunció que ese momento acababa de ser inmortalizado y sus padres se situaron a mi izquierda, mientras Alicia se posicionaba al lado de su hermano.

-Gracias por estar siempre conmigo.- Dijo Eric casi entre lágrimas.

Sonreí ante su comentario y nos sacamos la foto más especial de este viaje, de esta aventura y la más bonita para nosotros, porque era el inicio de nuestra vida juntos.

La noche terminó en una cena y una espectacular fiesta para coronar lo que había sido un mes entero de esfuerzo para traer el mayor premio de todos de vuelta a España. A la mañana siguiente bien prontito salimos de vuelta a nuestro país.

Que esa no fue excusa para seguir celebrando, porque aunque el vuelo era largo un hubo ni un segundo de silencio, los campeones del mundo se encargaros de que hasta las nubes se enteraran de lo que había pasado la noche anterior en Miami.

...

La llegada a Madrid fue espectacular, desde la cinta de recogida de maletas se escuchaba la cantidad de gente que estaba esperando la salida de los campeones, pero yo ya tenía un camino distinto al suyo.

En España se había preparado una gran fiesta para recibir a los actuales ganadores del mundo que se iban a quedar para hacer un gran show en la capital, pero yo ya tenía mi vuelo cogido para Barcelona, de hecho esta parada en Madrid era solo una escala.

Tocaba despedirse de toda la gente que había hecho de este viaje una gran experiencia y porque no decirlo, solté alguna lagrimilla también.

Eric se acercó y me abrazó.

-Disfruta, lo mereces.- Le dije mientras él hundía su cara en mi cuello.- Nos vemos dentro de unos días, te quiero.

No lo vi del todo convencido, pero acabó juntándose con sus compañeros para salir a saludar a la afición mientras yo daba media vuelta para irme a la puerta de embarque.

Cuando me senté en un banco a esperar la hora de despegue, visualicé a la familia de mi chico, que también viajaban de vuelta a casa.

-¿También vuelves a Barcelona hoy?- La hermana de Eric se sentó a mi lado.

-Sí, no tenía planeado todo este furor que se ha montado a partir del partido.- Reí.- Además, tengo que seguir trabajando, que sino en las oficinas me mataran. 

El viaje de vuelta sirvió para acabar de entablar lazos con su familia, que por supuesto se había comportado de diez conmigo en todo el viaje.

Y jamás podré decir que las locuras que se planean al último instante no son las mejores, porque yo me fui sin saber qué me iba a esperar y volví con el corazón más que lleno.

Miami, te has quedado con un pedacito de mí y de mi vida, así como yo me he quedado con uno de tus mejores momentos.
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¡Nuevo capítulo!

Espero que os haya gustado✨

Volvemos a leernos pronto❤️

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