Capítulo XXX

754 56 12
                                    

En la tarde, Eric me acompañó al piso donde ahora estaba mi hermana, Susana quería que le ayudara con el traslado para guardar cosas y no pude negarme.

Y por otro lado estaba el catalán, que desde que supo que estaba embarazada, me trataba con un cuidado casi obsesivo, como si tuviese miedo de que algo me pasara. No iba a decir que me molestara, pero sí que es verdad que era raro para mí.

-Mientras estás aquí voy a ver a Pedri, que no sé qué problemas tiene con el esmoquin.- Lo miré con el ceño fruncido.- No me mires así, que yo estos follones de las galas del Balón de Oro no los tengo. -Reí y le di un corto beso antes de que desapareciera con el coche.- Te quiero.

Subí al piso y respiré hondo, Susana me abrió la puerta, estaba en pijama.

-Buenos días.- Sonrió e instintivamente su miraba viajó hasta mi barriga.- Lo siento, es que aún no lo supero.

Sonreí y me adentré en el piso, estaba recogiendo sus cosas del salón, y yo me adentré en el cuarto para empezar con las maletas de la ropa.

-¿Qué harás con tus cosas de Málaga?- Mi hermana se asomó a la habitación.

-Esta semana bajará mamá a por ello, quiere venir a pasar unos días conmigo.- La miré.- Creo que está más emocionada que yo.

-¿Estás contenta?- Se acercó a mi lado para doblar aquella ropa que yo estaba sacando del armario.

-Estoy muy contenta, ya sabes la ilusión que me hace ser madre, pero es cierto que las cosas no se han dado de la manera más esperada.

-Lo importante es que ambos estáis juntos en esto, que tienes un instinto maternal muy bueno y que vas a ser una gran madre, Sil.

-Las cosas no siempre salen como esperamos, pero al final de eso se trata la vida.- La miré.- Lo importante es el bebé ahora mismo.

-¿Vas a quedarte en este piso?- Preguntó cerrando la primera de las maletas.

-Supongo que sí, es muy cómodo para ir a trabajar.- Contesté.- Además, ahora he dejado el piso de Valencia y va a ser más fácil compaginar todos los gastos.

-No has hablado con él sobre esto, ¿No?- Negué con la cabeza.- Ahora estáis genial, pero en siete meses este bebé estará aquí y va a necesitar estabilidad.

-Todo llegará Susi, deja que termine de adaptarme, que suficiente revuelo se ha montado en estos dos días.

-Está bien cariño, pero tenlo en cuenta, que ahora vienen millones de preparativos, de compras y cuanto antes sepáis hacia donde vais, mejor para ti, para tu salud mental y para ese bebé.

...

Susana acabó marchándose a su piso de Marbella y a la semana mi madre apareció en Barcelona para intentar apaciguar todas las incertezas que se estaban formando por ser primeriza. No se lo dije, pero agradecí infinitamente que viniera a darme algunos consejos, porque su experiencia de algo me iba a servir.

Fue una semana intensiva, de aposentarlo todo en el piso y de juntarnos con Lourdes y Blanca para hacer las compras necesarias.

Que esa fue otra, cuando la rubia se enteró de que estaba embarazada estuvo al borde del colapso, estaba emocionadísima de que su hija fuera a tener un amiguito o amiguita de su edad.

El primer día nos volvimos locas comprando ropita en cualquier tienda que nos cruzáramos, hasta derramé alguna lagrimita al ver aquellos conjuntos tan pequeños, casi ni sobresalían de la palma de mi mano.

Era una realidad que poco a poco estaba entendiendo, al estar yo sola estos dos meses sin que nadie lo supiera, fue difícil creer que era real, hasta cierto punto parecía mentira, como si de un sueño se tratara.

-Sil, ¿Qué te parece este?- Mi madre me estaba enseñando un pijama pequeñito, completamente blanco, precioso para un recién nacido.

Me morí de ternura al verlo y supe que lo necesitaba en ese mismo instante.

-Por cierto mamá, esta noche he quedado con Eric para cenar, nos viene bien un poco de tiempo a solas.- Informé mientras hacíamos cola para pagar.

-Es lo que debes hacer cariño, que es importante estar muy unidos ahora, tú lo necesitas y él también.

Y así fue, esta noche me vestí con un precioso vestido verde oscuro, era largo hasta los pies, con las mangas anchas y la espalda abierta. Nunca había tenido ocasión para usarlo y creo que este era el momento idóneo. Mi pelo lo recogí en un moño bajo y me puse un maquillaje de lo más natural.

Me sentía como una quinceañera que estaba esperando a que su novio la llevara al cine, aunque la situación no fuera mucho más diferente. Cuando oí el timbre me despedí de mi madre y bajé a la calle, para encontrarme con el conocidísimo Mercedes negro.

-Hola preciosa.- Sus labios se estamparon contra los míos tan solo entré en el coche.- ¿Cómo estás? ¿Cómo llevas todo lo del piso?

-Menos mal que está mi madre, porque con el cansancio que tengo estos días hubiese tardado mil años en colocarlo todo.

Estaba expectante por el lugar donde íbamos a ir, Eric se había no paraba de decir que iba a ser un restaurante que me iba a flipar. ¿El motivo? No tengo ni la más remota idea, pero iba a descubrirlo.

En cuanto aparcamos pude darme cuenta del porqué de tanto misterio, era un restaurante valenciano, que estaba especializado en arroces. Lo miré emocionada, hacía mucho tiempo que no comía una buena paella, y eso para una valenciana es delito.

-Hace un par de días que me hablas de lo que echas de menos de Valencia, y he pensado que sería una buena idea que el bebé fuera conociendo ya sus raíces.- Salté a abrazarlo, en medio de la calle y nos adentramos al lugar para buscar nuestra reserva.

Una vez sentados y con todo pedido, empezamos a hablar.

-Aún no hemos hablado de todo lo que ha pasado estos días, ha sido una locura.

-Es que si para mí ya fue chocante asimilarlo todo, no me imagino para ti, que te ha venido todo de golpe.- Contesté.

-Si hace nueve meses me cuentan que íbamos a estar así no me lo hubiese creído, pero me hace mucha ilusión, Silvia.- Sonrió.- Creo que no eres consciente de lo importante que eras para mí y ahora lo vas a ser mucho más.

-Tengo que admitir que me asusta un poco, no sé si estoy lista para todo lo que viene, y encima vamos a estar en el foco mediático por mucho tiempo.

-Prefiero aparecer en la tele por estar feliz contigo y con mi familia que no por otros motivos.- Negué con la cabeza.- Que te entiendo cariño, es normal que estés nerviosa, de repente todos te estamos atosigando con las compras, con los cuidados y puede que no nos demos cuenta que necesitas respirar también.

-Más bien, quiero que la gente me mire normal, que no estoy enferma, sé lo que tengo que hacer y tengo siete meses para hacerlo, no quiero que me presionen cuando solo estoy de dos meses.- Respondí.- Mi madre desde que ha llegado me ha estado dando la lata, que si el carrito tiene que caber en el ascensor, que si la cuna no cabe en la habitación, que si tengo que tener lista la bolsa del hospital y estoy que me tiro de los pelos.

-No entiendo todos esos problemas, vamos a vivir juntos ¿No?
———————————————————————
¡Nuevo capítulo!

En este hay una referencia a Nuestro pequeño comienzo, ¿Sabéis cual es?

Volvemos a leernos pronto❤️

NEW HOME/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora