30 días OTP (Sally Face x Travis)

Con el pasivo encima

Sal tenía una corazonada, no había prestado atención en lo absoluto a su clase, solo de pronto dejó caer su lápiz y sin decir nada salió corriendo del aula.

Mientras corría sacó su móvil y marcó a Larry.

—¿Sal? ¿Qué pasó?—. Respondió Larry

—¡¿Está ahí Travis?!— se apresuró a preguntar

—No... pensé que seguía contigo—. Larry escuchaba agitado al peliazul —¿Está todo bien?

—Travis fue por sus cosas a la casa de Kenneth Phelps y tengo una especie de corazonada, algo no anda bien Larry, te pido que vayas a ver qué las cosas andan bien, dame tiempo para llegar, algo no está bien con Travis.

—¡Tranquilo! Ya voy, veré que tanto puedo ayudar, solo cálmate. No siempre son acertadas tus corazonadas.

—Con Ash lo fue y no quiero que sea lo mismo con mi Travis—. Sal colgó para correr con mayor facilidad al autobús más cercano.

Larry fue con el ministro Phelps encontrándose con que la iglesia permanecía vacía. El eco era abrumador, comenzó a sentir que de verdad algo no andaba bien.

—¡Hola! ¿Hay alguien por ahí?— Gritó el moreno.

De una puerta salió Kenneth arreglando su sotana.

—joven Jonhshon ¿Qué necesita aquí?— dijo molesto.

—eh... la verdad es que me gustaría...confesarme—. Fue lo primero que se le ocurrió.

—¿Confesarse?— el ministro no se veía convencido.

—S-si, hoy estaba escuchando mi "música del diablo' y me di cuenta de que...—. Miro a su alrededor buscando al rubio—¡Mejor se lo digo en el confesionario!

—Me encuentro ocupado—. Respondió seco.

—pero necesito decirle a Dios todos mis pesares—. Larry insistió en dirigirse al confesionario.

—Dios lo lamenta pero no está disponible, regresa mañana—. Sin más se dió la vuelta y dejó sin palabras a Larry.

Habían pasado 30 minutos cuando Sal llegó agitado y sudando. A lo lejos vio a Larry fumando, se veía angustiado.

—¡Larry!— Sal corrió hasta donde su hermanastro — ¿Y Travis?

—no pude ver si estaba dentro, el ministro no me dejó hablar, estaba apresurado por retirarse de la iglesia, desde que salí solo hay silencio, pero uno abrumador.

Sin pensarlo Sal salió corriendo en dirección a la casa de Travis, la puerta de madera estaba atascada pero Sal se las arregló para abrirla como Larry le enseñó.

Sus manos temblaban de la angustia, de pronto, cuando la puerta se abrió, escucho el sonido de cuero golpeando algo.

Corrió hasta el sonido y apenas vio a Travis en el suelo ensangrentado y a Kenneth con un cinturón golpeándolo se interpuso entre el cinturón y el rubio, lo cubrió con su cuerpo sintiendo el cuero golpeando fuertemente su coxis, la piel se le abrió por el golpe y probablemente dejaría una cicatriz.

—¡No te metas en esto pecador!—. Sal volteo a ver al hombre que sostenía el cinturón.

—¡Es mi asunto porque Travis es mi pareja! Le guste o no, él ya no está sólo.— el rubio temblaba en el suelo.

—Maldito marica ¡Seduciste y profabaste el apellido Phelps! —. Kenneth sujeto un palo de madera con la intención de golpearlos pero Larry entró para detenerlo.