"Julián fue golpeado varias veces por la vida, pero se sigue levantando, en busca de un refugio donde finalmente descansar...
Hobie solo quiere estar con su amado una vez más"
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Saltamos al portal que puso Jess y aparecimos en un parque de Nueva York en la tierra-138. Ese número se me hizo levemente conocido, como si lo hubiera escuchado antes.
Dejé de pensar en eso cuando empecé a temblar del frío, capaz que sea necesario pensar en un mejor traje para climas fríos.
Nos movimos entre los edificios con ayuda de las telarañas, buscando alguna señal del tal Spiderpunk. Poco a poco nos fuimos acercando a donde estaba la anomalía, lo supe porque mi instinto se puso loco, haciendo que me doliera la cabeza.
— Ah, mierda.
— ¿Ese es..? — Miré sorprendido de quien se trataba.
— Sandman, y se ve enorme — Miguel observó bien el panorama — Iré por los artefactos necesarios para meter a este malnacido en una de nuestras jaulas, ustedes busquen a Spiderpunk e intenten no ser atrapados en el proceso.
Ben y yo nos subimos a la terraza mientras Miguel se iba y miramos como se veía la ciudad. Era casi una cuadra entera cubierta de arena, esa arena era parte del cuerpo del Sandman que se encontraba destruyendo todos los autos a su paso.
— ¿Cómo hacemos para meter ese coso a la máquina que lo manda a su universo? ¡Es literalmente arena!
— Miguel ya va a buscar alguna solución — Ben hizo otra pose dramática, poniendo sus manos en su pecho — Así que no te preocupes mi sol, mientras tanto vayamos a salvar algunos civiles.
— Como digas, ¡Y no me volvás a decir "mi sol"! — Él se me rió y juntos saltamos del edificio para ir a evacuar a la gente que estaba en la calle.
Decidimos que él bloquearía la cuadra mientras yo me encargaba de distraer a la anomalía, que ya estaba empezando a glichearse. Ben intentaría no ser visto por Sandman así él mantendría una guarda baja.
Sabía que no podía tocar la arena así que dejé la punta de una telaraña en la pared del edificio y la otra punta la até en mi pie, así caí tranquilo sabiendo que no me la iba a dar en el piso. Me balancee de esta manera múltiples veces y logré sacar a varias personas del desastre y llamé la atención del hombre de arena.
— Vas a tener que ser más rápido para agarrarme, salame — Le rompí las pelotas hasta que una de sus gigantes mano me atrapó en el aire y quedé boca abajo mientras él me acercaba a su cara.
