Capítulo XVII

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Vegeta no fue a clases ese día.

No contestó mensajes ni llamadas, estaba bastante abrumado y no quería saber nada de nadie.

Tarble por su parte creyó que sería mejor darle su espacio y no molestarlo. Así que se fue, no sin antes decirle que se cuide.

Sabía que al mayor le afectaba mucho el hecho de que su padre estuviera tratando de encontrarlo y contactar con él después de lo que ocurrió.

¿Qué pasó? Esa historia es para otro día.

Vegeta no estaba dispuesto a recordar nada de esa última vez en la que vio a su padre... no por su propia cuenta, claramente, pero esas llamadas insistentes le hicieron recordar aquella mirada que le dio y sabía que si no buscaba ayuda para encontrar la paz, la tendría presente toda la vida.

Estaba acostado en su cama. Sus ojos se veían tristes y un poco rojos, cansados de llorar.

Veía aquella foto que tenía en la mesita de noche desde donde estaba.

Era una fotografía de su madre junto a él de pequeño. Mucho antes del incidente que le cambiaría la vida.

—Si tan sólo él dijera la verdad...

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Black estaba ya algo desesperado en clases. Se sentía solo.

Algo pasó ayer, primero su extraño comportamiento en la salida, luego no responder a los mensajes y ahora no asistía a clases.

¿Habrá hecho alg-...?

Hizo un análisis desde que empezó eso... y daba a luego de haber ido a buscar a Zamasu para devolverle el libro.

¿Vegeta estaba celoso? Si lo pensaba bien, no estaba muy seguro, pero las probabilidades no eran cero.

Aún así, eso no era la causa de que no haya ido a clases y era obvio.

¿Y si le visitaba luego de clases? Eso parecía ser buena idea. Hablar con él y tratar de aclarar todo.

Mientras pensaba... sus compañeros le hablaban.

Hasta que unos golpecitos en su mejilla lo hicieron reaccionar.

—¡Hey!

—Asunto arreglado—Dijo Lázuli, quien había sido la que le hizo despertar.

—Black, hace cinco minutos que tocó recreo y tú sigues aquí pensando en la inmortalidad del cangrejo—La peliazul empieza a caminar hacia la salida.

—¿Te pasa algo?

—Seguro es porque extraña a Ouji—Mencionó Krilin mientras seguía a Bulma.

—No es eso...

—¿Entonces?

—Qué les importa.

—Come torta—Lapis como siempre molestando—Ya en serio, ¿Qué te pasa?

—De verdad, no es nada—Se levanta y los esquiva, yendo hacia la puerta.

—¿Es por tu amigo?—Pregunta Lázuli.

—¿Qué?—Voltea hacia la rubia—Oigan, si no saben na‐...

—Lo malo es que sabemos. Cuida a Vegeta de Zamasu, no vaya a ser que le haga algo.

—Ustedes no conocen a Zamasu—Estaba empezando a molestarse.

—¿Y tú sí?

—Mi hermana tiene razón, ni tú lo conoces al cien por cien. Pero otros sí... y yo no creo que no hayas oído hablar de él.

—No creo en chismes ni cuentos.

—Muchas veces son ciertos.

—¿Y qué quieren que haga? ¿Que crea todo y cada uno de esos inventos sin saber si son ciertos algunos o no? Y Vegeta no debería sentirse inseguro de él, yo jamás le permitiría propasarse conmigo.

—Ese no es el problema. Vegeta no teme a que lo engañes.

—¿Entonces a qué? ¿Y ustedes como saben todo esto?

—Piensa bien, Black. Vegeta no desconfía de tu fidelidad, le teme a que pueda ocurrirle algo horrible—Los hermanos Gero pasan por su lado.

—Abre los ojos, amigo. No esperes a que el psicópata pueda lastimar a Vegeta.

Eso bastó para hacer explotar al moreno.

Lapis vio que Black estaba por golpearle, quien no contaba con que le agarrara el brazo y lo pusiera en su espalda para luego inmovilizarlo sobre el escritorio.

—¡Black, deja de hacerte el ciego! Golpeándome a mí no vas a cambiar el hecho de que Zamasu no te conviene ni siquiera como conocido.

—Suéltame... ¡Que me sueltes!

Lapis lo hace y este se aparta de él y de la madera del escritorio.

—No creas que queremos ponerte en su contra sólo porque sí. Es para que entiendas lo que te dijimos. Pero bueno, si quieres seguir con su tóxica amistad perfecto. A ver si la puñalada no la recibes tú...

Ambos se fueron.

Black gruñó mientras golpeaba el escritorio. No podía creerlo, estaban difamando a Zamasu, ¿Verdad?

Ni él estaba seguro.

—Black es un idiota.

—Sí. Espero y Vegeta se lo diga claro.

—Creo que no debimos decir eso.

—Si no somos nosotros, ¿quién?

—¿Segura que no es porque sigues queriendo a Vegeta?

—No es por eso—Mira molesta a su hermano.

—Ok, ok. Ya entendí. De todos modos, nada de lo que dijimos es mentira.

—Exacto. Mi cicatriz no se va a ir.

—Deberías mostrársela.

—¿Cómo crees, tonto?—Sus mejillas se pusieron algo rojas.

—Sólo decía, no es en serio. Lo mataría.

La rubia rueda los ojos.

La cicatriz estaba en su pecho.

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Una vez en casa, Black ya no sabía si ir a ver a Vegeta. Quizás él era parte de su problema.

No quería hablar con Raditz, pues sabía que a él no le agradaba Zamasu ni un poco.

No sabía con quién hablar. Quería desahogarse y que le den un consejo, pero no sabía a quién pedírselo.

Estaba en el patio, en los sillones de fierro que estaban bajo el árbol que le daba sombra. Si gato estaba acostado a su lado, a quien le acariciaba la cabecita, siendo cuidadoso para no despertarlo.

Dio un suspiro y decidió que ese día no pensaría en nada, ni en nadie. Era mejor descansar y ya mañana iría resolviendo todo poco a poco.

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Pelear Por Tu Amor 《Black×Vegeta》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora