Capítulo VIII

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Habían pasado algunos días desde su salida con Black, quien se había hecho aún más cercano de lo que ya era.

Ya había amanecido, pero alguien aún no despertaba...

—¡Vegeta!

—¡¿Ah?! ¿Qué, qué pasa?—Se levantó de golpe por el repentino llamado.

—Levántate, vas a llegar tarde—Era Tarble, su hermano menor. Este ya estaba vestido y parecía listo para irse.

Vio el reloj y sólo tenía media hora disponible para bañarse, desayunar y llegar a la prepa.

—Agh, me quedé dormido—Quitó la sábana y se levantó, tomó su toalla y fue al baño.

—¿Te preparo algo para desayunar?

—Te lo agradecería—Dijo desde adentro del baño.

—Ok.

Fue a la cocina, así calentando de nuevo el agua para el café o lo que quisiera tomar Vegeta.

Además, preparó un par de tostadas con mantequilla para cada uno.

Mientras esperaba a que las tostadas estuvieran listas, Vegeta apareció con su mochila. Su cabello estaba húmedo y traía mal abotonada su camisa.

Se acercó a él y comenzó a ponerlo un poco más presentable.

—Parece que la abotonaste con los ojos cerrados.

—Dios, tengo mucho sueño.

—Ven, vamos a desayunar—Ya había acomodado esos botones como deberían y se dirigió hacia la tostadora, sacando sus panes ya listos.

Ambos se sentaron.

—Eh... Vegeta. Anoche no quise decirte porque te veías feliz estos días y... no quería preocuparte...

—¿Qué pasó?—Da un sorbo a su taza de café.

—Papá me llamó. Me dijo que... quería hablar contigo sobre... ya sabes.

—¿Qué le dijiste?—Este no contestaba—Tarble...

—En realidad no le dije nada... sólo... colgué...

El mayor le mira, sus ojos denotaban lástima.

—Él es... tan cerrado a sus ideas que no piensa que nosotros no somos como él. A veces quisiera que nos escuchara.

—Yo también deseo eso, Tarble. Pero es mejor no hacernos ilusiones, nunca lo aceptará.

Siguió desayunando, pero no pudo acabar la segunda tostada. Tenía un nudo en el estómago que no lo dejó comer más.

Dejaron las cosas en el fregadero, ya volviendo de clases limpiarían todo.

De alguna u otra forma llegaron cada uno a sus respectivos destinos.

Vegeta entró al salón, el maestro ya estaba allí.

Se sentó casi al final. La mayor parte de la clase estuvo callado, pero tampoco era como si estuviera súper atento a lo que decía el profesor. Eso le jugó en contra cuando le llamaron para que pasara al frente.

Obviamente no había escuchado gran parte de la explicación y se quedó en blanco cuando estaba frente al pizarrón. Así, que el profesor fue explicándole de nuevo mientras estaba allí, pero recalcándole que debía prestar más atención cuando él estuviera hablando.

Matemáticas era su peor enemigo, pero no era un gran problema, las odiaba, aunque las entendiera, la cosa es que su mente estaba en otro lado ese día. Sentía que no debió haber asistido a clases y haberse quedado en casa.

Tocó el recreo y salió corriendo a uno de los baños, encerrándose en uno de los cubículos. Bajó la tapa y se sentó, el ánimo se le había ido por los suelos. Cubrió su rostro con sus manos, realmente no sabía qué hacer.

Estuvo ahí varios minutos, hasta que oyó que alguien entró.

Vio unas botas negras con plataforma por debajo de la puerta y las reconoció al instante.

Quien estaba afuera apoyó uno de sus hombros a la separación entre los cubículos.

—Vegeta, sé que estás ahí. ¿Quisieras salir un momento?

Era Black, quien le estuvo buscando y supuso que estaría allí al no verlo por ninguna otra parte. Lo había visto irse, además, su comportamiento en clase le resultó extraño.

—Black...—Susurró.

Largos segundos estuvo pensando en si salir o no.

Pero llegó a la conclusión de que no podía quedarse allí todo el día, así que salió despacio para no golpear a Black con la puerta.

Este lo vio y se acercó a él. Con ambas manos le tomó las mejillas, acariciándolas delicadamente. Luego las dejó y lo abrazó fuertemente.

El castaño corresponde y apoya su rostro al pecho de Black.

Sabía que algo no estaba bien, conocía esa carita de tristeza que llevaba.

—Cualquier cosa que haya pasado, ten por seguro que vas a poder con eso.

—No creo... poder ahora.

—Yo confío en ti, corazón—Se separa un poco para verlo, este hizo lo mismo. Así, sus ojos se conectaron.

—Ese es el problema. Todos confían en mí.

—Ya, pero yo no espero que hagas lo que yo piense que es correcto. Yo confío en que vas a hacer lo que tú realmente deseas. ¿Verdad que sí?

Le dio una sonrisa al castaño, quien le miraba, manteniendo el contacto visual.

—Sí...

—Ven. Vamos a la cafetería.

—Espera...—Sus ojos iban de los de Black, a sus labios. Respiró profundo e hizo que Black se agachara un poco para así poder besarlo sin problema alguno.

El moreno se sorprendió, pero correspondió al instante, abrazando su cintura.

—Extrañé eso...

Confesó con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—¿Eso... o a mí?—Mira al castaño.

—Vámonos...

Black sonrió de lado. Pero no dijo nada y ambos salieron de los baños.

Mientras caminaban, sus manos se rozaron y los dos sintieron la necesidad de tomar la mano del otro. Y así lo hicieron, sus manos se entrelazaron tímidamente.

Ninguno tenía intención de separarse del otro.

Black le compró una dona y le dijo que le acompañara un momento al salón.

Ya allí, entraron y Black fue hasta su mochila de donde sacó una rosa. Vegeta la vio cuando este se levantó y se giró hacia él, mientras le sonreía.

—Quería dártelo a inicio de clase, pero no llegabas. Pero ya que estás aquí...—Se la entrega. El peliflama se acerca y la toma con una de sus manos.

—Está muy bonita, Black. Muchas gracias...

—Vegeta...—Lo miraba, buscando las palabras para decirle—Hace varios días me di cuenta de que... quizás pudiera haber algo entre nosotros. ¿Me permitirías ser tu novio de verdad?—Le tomó la mano y se arrodilló ante Vegeta, quien se sonrojó al verlo—Sé que yo no soy el mejor partido pero, puedo llegar a serlo si me dejas.

—Sí. Sí puedes ser mi novio y... para mí eres un gran partido y no hace falta cambiarte nada—Se agacha y le da un beso, tomándolo por el mentón con una de sus manos.

Al separarse y reincorporarse Black, pasa uno de sus brazos por la espalda del castaño y la otra mano toma su mejilla, así, plantándole un beso más profundo.

Fue abrazado por la cintura por Vegeta, quien se pegó aún más a él.

Se vieron a los ojos luego, recuperando el aliento, quedándose un rato abrazados.

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Pelear Por Tu Amor 《Black×Vegeta》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora