Pelear Por Tu Amor 《Black×Vegeta》

Capítulo XLVIII

Granolah fue trasladado de emergencia al hospital de la ciudad.

Estaba recibiendo atención en la ambulancia que lo llevaba. Deteniendo la hemorragia de sus heridas y que no se desangre.

Trunks y Bura estaban ilesos, ni uno de los dos tenía un solo rasguño en sus cuerpos.

Vegeta y Black abrazaban a su pequeña bebé, el moreno estaba muy afectado y estaba envuelto en un mar de llanto, el mayor tan solo trataba de calmarlo, tomando su rostro con cuidado y hablándole despacio.

Trunks era abrazado por sus padres, correspondiendo él con la misma fuerza.

—Tranquilos, estoy bien. Él me salvó.

Recibió múltiples besos en su rostro y su cabeza, haciéndolo sonreír.

Mientras tanto, Bardock, Goku, Tarble y Raditz se acercaban a la pareja.

Los tres jóvenes los abrazaron, la pequeña Bura los vio y sonrió.

Bardock se acercó y Vegeta se la entregó a él. Este sonrió mientras veía a la niña que le había cambiado la vida y le había dado la fuerza para poder salir adelante y hacer hasta lo imposible por encontrarla. Le dio un beso en su frente y la puso contra su pecho.

Su princesita había vuelto a sus brazos.

—Chicos, lamento informarles esto ahora, pero... Granolah está muy malherido. Tiene bastantes heridas abiertas. Él ha sido trasladado al hospital general de aquí.

Eso no fue pasado por alto por Trunks, quien estaba algo alejado, pero pudo escuchar el nombre de su pareja y quería saber donde estaba.

Sintió una fuerte punzada en su pecho.

—¿Qué fue... lo que le pasó a Granolah?

Preguntó acercándose a ellos.

—Él fue alcanzado por los dos perros de Elec. Tuvimos que disparar tranquilizantes e intervenir de forma directa para que lo soltaran. Me informaron que parecía estar agonizando. Hemos logrado contactar con su madre, ella ya está informada sobre esta situación. Si nos quieren acompañar...

—Sí.

—Trunks...

—Mamá... es mi novio y debo estar ahí para él.

—¿Por qué te arriesgas tanto por ese muchacho? Sólo te ha causado problemas. Te secuestraron, hijo.

—Porque no fue su intención, porque no es su culpa. Y... quiero decírselo, que no es culpa suya, no lo es.

—Déjalo ir—Se acercó su padre a su esposa, a quien le susurró—después de todo, puede que sea la última vez que lo vea.

—¿Qué dijiste?—Volteó hacia el de ojos morados—¿Papá... oí mal o... acabas de decir que... no volveré a verlo? No se va a morir.

—No dije eso.

—¿Entonces a qué te referías?

Trunks estaba alerta por su instinto de supervivencia que aún no abandonaba su cuerpo, así logró escucharlo, y se estaba poniendo a la defensiva en cuanto a sus respuestas.

—Hijo.

—¿Qué quisiste decir en realidad?

—Trunks, ese muchacho es un problema para ti, te perjudicó de horrible forma.

—Ajá, y ya les dije que no es su culpa.

—Prácticamente sí, lo es. Es el único culpable de que haya sucedido esto, él y su amiga—Dijo su madre.