Bien. La maldita mierda más asombrosa estaba ocurriendo. Estaba discutiendo con mi mejor amiga. O al menos eso había pasado.
Cuando sonó el timbre para regresar a clases me levanté y simplemente me despedí de Ethan con la mirada haciéndole saber que no lo volvería a ver hasta el día siguiente.
Llegué a casa y tiré las llaves sobre la mesa de la entrada. Con pesadumbre subí las escaleras y entré a mi habitación. Lancé la mochila contra la pared y tomé ropa limpia y ropa interior para darme un relajante baño y olvidarme de las cosas más idiotas.
Me metí en el baño y comencé a quitarme la ropa hasta quedar desnuda. Por suerte no había nadie en casa que me pudiera interrumpir.
Al salir del baño con una toalla envuelta, entré a mi habitación y me vestí allí.
Miré mi móvil y tenía dos mensajes. Tenía dos malditas oportunidades de que esos dos mensajes o al menos uno de ellos, fuera de Cat. Corrí y abrí los mensajes como pude.
"Más tarde pasaré por tu casa. Okey? Quiero hablar contigo...
Eth"
Eso no estaba en mis planes. Se suponía que lo que seguia de la tarde la pasaría sola. Sin rastros de nadie. En mi habitación comiendo como cerda y con la música a todo volumen. Sin más preámbulos. No quería que Ethan viniera a casa.
Suspiré.
Me estaba agobiando.
Odiaba agobiarme.
Por qué me agobiaba?
"No. Lo siento. Quiero estar sola. Por favor perdón por eso. Es que no estoy de humor."
En seguida abrí el otro mensaje.
"Ya contesta!! Eth"
Hice como que no lo ví y esperé la respuesta de él. Segundos después el móvil volvió a sonar.
"Ok. Sé que no estás de humor. A eso voy. Quiero subirte el ánimo. No quiero verte mal. Catnice fue muy injusta contigo. Dame una oportunidad. Llevo películas... Eth"
"He dicho que no! Maldita seas, Ethan! Ya te lo he dicho. Quiero estar sola. Nos vemos mañana."
Y entonces me encontré discutiendo con alguien más. El mismo día.
Maldita Yo.
Emma.
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Querido Diario.
Teen FictionElla era una chica triste, interiormente solitaria, y... quería ser una chica diferente. Ya saben, romper la cadena de la perfección total, quitar esa pieza que hace falta para que el puzle esté completo. Y esa pieza era ella.