Perú, la potencia

Capítulo 30- ¿Por qué?

¿Por qué? SI me amabas por qué me dejaste...

La duda me carcome, mi corazón se resquebraja mientras que respiro por tus decisiones ¿Por qué me hiciste esto Rusia?... Si en algún momento puedo verte de nuevo, quisiera poder darte un poco del dolor que siento. Me he vuelto loco intentando buscar una forma para que tú puedas entender que me hiciste daño, para que sufras del mismo modo en que yo lo estoy haciendo por ti.

Era un amor imposible, lo sé, camine sin rumbo mucho tiempo pensando que no había problema mientras que tú fueras mi guía. Si había un camino desconocido, no había problema, aunque me diera miedo, si estaba contigo, si tomaba tu mano me sentía suficientemente valiente como para poder caminar ciegamente por donde tú quisieras. Confiaba en ti. Creía que si en algún momento algo sucedía tú saldrías a defenderme, que yo siempre estaría a tu lado y tú siempre del mío... Y finalmente, cuando te pareció que yo te estorbaba, que te ralentizaba en el camino, soltaste mi mano y me dejaste caminando a ciegas, desorientado en un camino que yo no conocía, solo. ¿Cuál es tu problema? Me enojé al principio, grité, lloré por la ira, me hice daño en un intento porque tú volvieras preocupado por mi estado, pero ya no te importo, ¿Has pensado al menos una vez en mí desde que nos separamos? O será quizás que tu nuevo amor fugaz acapara todos tus pensamientos. Rusia... Yo te amaba, te amaba tanto que me deje llevar por ti, te amaba tanto que te entregué todo lo que tenía de mí. Cada recuerdo feliz del pasado, por tus acciones, se había convertido en arrepentimiento. Sí, me arrepiento de haberme acercado a ti, me arrepiento de haber sido amable contigo pensando que quizás te juzgaban duramente igual que lo hacían conmigo... Porque eres un monstruo. No solo lastimas a las personas a las que odias, sino también a las que te llegan a querer.

Bien, ya aprendí la lección. Puedes entregarlo todo en el amor y no recibir el mismo amor de vuelta. El amor es cruel, el amor es egoísta, pero adictivo... Es una droga peligrosa.

Bueno, por la única persona por la que puedo sentir pena, ahora mismo es por Perú, él de verdad estaba enamorado de mí y yo solo lo estaba empujando cada vez más a la boca del lobo esperando que eso de algún modo me beneficiara todo por creerle a Rusia en sus delirios de grandeza y poder... Ahora que más da. Si hubiera aceptado a Perú mi vida hubiera sido un poco mejor y no estaría llorando como un imbécil, tendría una vida de lujo y a una persona fiel a mi lado. Pero bueno, eso era imposible. Aunque la oferta era tentadora, había un problema, y ese era que nunca ame a Perú, en ningún momento sentí ni una pizca de amor por él. Solo éramos amigos, y eso fue hace mucho tiempo, demasiado tiempo atrás, por eso no creo que ahora pueda considerarlo mi amigo, mucho menos después de que hoy vaya a casarse con Rusia.

No, no voy a ir a la boda. No estoy tan loco. Estoy en una habitación de hotel en el territorio de Perú esperando a mi vuelo dentro de dos días para poder irme finalmente y acabar con esta pesadilla.

—Al final vine aquí para nada—. Miré con tristeza la ciudad. Era una hermosa ciudad, con un hermoso cielo azul... Me daba mucha pena llevarme tan malos recuerdos de un lugar tan bello.

—Hey, USA, ¿En qué piensas?—. Habló Finlandia desde su lado de la habitación.

—Bueno, pienso en la boda de hoy ¿En qué más podría pensar?— dije algo cansado.

—Si yo fuera tú, iría al menos a buscar respuestas, pero no te culparía si quieres alejarte de esto de una vez por todas—. Lo miré incrédulo. Finlandia no parecía ser del tipo de persona, la cual se preocuparía por los sentimientos de los demás, pero ahora mismo veía en su mirada incomodidad genuina y escuchaba algo de desprecio en las palabras que dirigía a Rusia.

—No tengo nada que decirle, atravesé el mundo por él, arriesgué mi reputación por él ¿Tengo que darle otra oportunidad?-negué enojado mientras que terminaba de alistar todo en mi maleta, pero la verdad era que quería llorar de rabia aunque intenté resistirlo, pero parecía inevitable con tantos recuerdos en mi mente. El dolor era genuino, y yo no pararía de sentirlo.