CAPÍTULO 33-Arreglando las cosas

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Habían pasado meses, medio año para ser exactos y todo había vuelto a estar en calma. Para mí era inquietante ver todo de forma tan pacífica, pero lo atribuía a lo que había pasado antes. Ya no me afectaba tanto, pero tampoco lo había sepultado dentro. Era algo en lo que había trabajado estos meses.

Para empezar... Intenté arreglar las cosas con Bolivia. Era algo que tenía que hacer tarde o temprano. Me enteré que él también estaba en terapia, y que se sentía muy arrepentido de lo que me había hecho. Yo entendía. No podía rechazar un intento de paz entre nosotros. Soy un país, el simple hecho de no intentarlo era un capricho. Y yo quería a mi hermanito de vuelta. Claro que aún era algo incomodo tratarnos con afecto, pero poco a poco estábamos progresando.

Otra cosa que tenía que arreglar era mi relación con USA. Había escuchado que su territorio estaba mejorando poco a poco, eso me alegraba, pero me preocupaba que él haya tomado las mismas decisiones de las que yo me arrepiento. Y fui a hablar con él.

Él me guardaba rencor a mí y a todos, inesperadamente la única persona que podía hablar con él sin que intentará soltarle un discurso victimista era a Arge. Porque, si, él no era totalmente la víctima de todo lo sucedido. Yo tampoco era totalmente una víctima, pero nunca intenté verme como una, cuando esa etiqueta no me corresponde de ningún modo. En un conflicto entre países todos los involucrados son culpables y víctimas al mismo tiempo, ya que somos quien inicia los conflictos, y somos quienes perjudican a la gente que pone su confianza en nosotros.

Usa no quería verme, aún estaba dolido por lo pasado, y yo era como el recordatorio de todo lo malo que le había ocurrido.

Al encontrarnos frente a frente le pedí perdón, solo por lo que me parecía si había sido culpa mía. El haberlo obligado a estar conmigo.

-Tú me metiste en esto, me quitaste todo..

-Él no te amaba lo suficiente, igual que no me amaba a mí.

-Él te amaba más a ti de lo que me amaba a mí-.Apretó los puños con fuerza.

-Tú sabes que no fue mi culpa ¿Por qué no culpas a quien de verdad te traicionó?

Eso resultó en gritos por parte de él, pero no le dije nada. Entendía como se sentía, y no quería que evolucionara a algo más.

Solo le dije-. Tú querías apuñalarme por la espalda, y si tu plan se hubiera cumplido, yo sería el que estaría enojado, o quizás ni siquiera habría alguien para enojarse contigo. No tienes derecho a reclamarme. Sé muy bien lo que querías hacer. Y aún así te ofrezco hacer las paces. Luego de eso solo me fui.

Era parte de mi terapia no ver a Rusia hasta que estuviera mejor, pero sabía que en algún momento tendría que encontrarme con él, sobre todo en las reuniones. Pronto me dejarían ser partícipe de las decisiones del congreso, y volvería a tener que tomar decisiones buenas por mi cuenta. Aunque bueno, no tendría el mismo poder que antes. 

Ambos nos reunimos en mi territorio, ese fue el acuerdo. Aún no estaba listo para volver a pisar su suelo. Así que la reunión fue en una de las oficinas del congreso. Pero no estaría solo, conmigo estaba Arge, y agradecía eso. Él siempre estaba para mí, movía cielo y mar si eso significaba apoyarme. Por eso le estaba eternamente agradecido.

Rusia tenía una mirada que se veía un poco nostálgica, pero no sentí pena por él, ya no. Saludó a Argentina, y yo no me atreví a tocarlo, me mantuve lejos de él a pesar de que siempre estaba vigilando sus acciones, y sin pena ni gloria se sentó frente a mí.

Un intermediario hizo hincapié en lo que se ponía en juego con esa reunión, en lo que querían ambas partes, y los abogados estaba listos para soltar hechos y pruebas en caso de que no se llegará a un acuerdo, pero yo ya presentía como iba a acabar esto. 

Perú, la potenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora