CAPÍTULO 34-Amor mío

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Era de noche y estaba lloviendo, era normal por esta época, y me hacía sentir algo triste. Finlandia se había ido luego de confesarse y ahora solo éramos Argentina y yo, pero extrañaba bastante a Finlandia, se había vuelto una persona importante para mí, y del mismo modo para Argentina. Pero él había tomado una decisión, y se había ido con el objetivo de encontrar su propia felicidad. De sentirse realizado finalmente, pero yo sé que también lo hizo para no interponerse entre nosotros. Aunque no fuera mi intención, sé como se sentía Finlandia cuando Argentina me prestaba más atención a mí. Argentina tampoco lo hacía con la intención de lastimarlo, eso lo sé, pero cuando se confesó, Arge solo pudo rechazarlo de la forma más amable. Y ya nada volvió a ser igual.

Ahora solo éramos Argentina y yo, por ahora estábamos juntos, intentando sanar, y lo habíamos logrado, aún no totalmente, pero mis miedos iban disminuyendo con su compañía. Y todo era bienvenido, un abrazo, una caricia amistosa, con Arge no pasaba de eso. Lo más cercano o más intimo que habíamos compartido era una cama, ya que había noches en que dormir solo parecía imposible y él me hacía un espacio a su lado para que no sufriera de insomnio, pero nunca algo más. Porque me sentía seguro con él, Argentina no era solo mi amigo, era todo para mí en este momento, no creo que pueda confiar en alguien más que no sea él, al menos no por ahora. Me siento seguro a su lado, sé que él no va a dañarme del mismo modo en que otras personas han hecho. Sé que puedo dormir a su lado, aunque él tenga sentimientos por mí, él nunca aprovecharía la situación para excederse y hacer algo incorrecto. Sé que él ve como yo me esfuerzo por superar esto. Él verdaderamente me ama... Y yo a él.

Cuando lo veo durmiendo a mi lado, solo puedo pensar en lo afortunado que soy, me siento feliz de verlo ahí, me siento feliz de que ambos nos hayamos cruzado, me alegra haber elegido pasar tiempo con él, me alegra haber escogido a alguien tan bueno para ser mi amigo.

Ahí, a mi lado aún despierto esta él, me mira adormilado, cansado por haber tenido que trabajar todo el día y aún así sonríe cuando nota que lo miro fijamente, suelta una pequeña risa y luego voltea su rostro hacía el techo.

- ¿Por qué me miras así? -me pregunta, y yo me rio para acompañarlo en esta pequeña platica.

-No, por nada, solo miraba tus ojos-. En ese mismo instante Argentina agarra un cojín y me pega con él.

- ¡No digas ese tipo de cosas! -me regaña-. Me pones nervioso...-luego admite con una voz que denota su nerviosismo.

- ¡Pero si no dije nada! Solo estaba admirando una parte tuya que me gusta-le dije excusándome, pero Arge ya sabía que lo hacía a propósito para molestarlo, y volvió a golpearme con aquel cojín.

-Sigue diciendo boludeces y te mando a dormir afuera.

- ¿Afuera? ¡Pero si esta es mi casa! -me reí y tomé una almohada para devolverle el golpe.

-Igual...-se quejó luego de lanzar mi arma (almohada) lejos-. Ya no juegues así con mi corazón. Sabes que te amo y si me dices cosas así no puedo evitar ilusionarme demás. No seas un idiota.

-Esta bien, perdón-dije apenado y me volví a recostar, pero con una nueva inquietud-. Oye Arge, ya sé que me amas, pero, aunque fuera un idiota ¿Me amarías?

- ¿Qué clase de pregunta es esa? Si ya eres un idiota y aún te amo, entonces creo que ya sabes la respuesta-. Él suspiró, luego se recostó a mi lado y volvimos al principio, ambos mirándonos, lo único que cambió aquí fue el ambiente y como él tomo mi mano-. Te amo como eras antes, te amo ahora y te amaré sin importar que tanto cambies, que tantos errores cometas, yo estaré ahí, siempre contigo y tú siempre conmigo, espero...-. Una sonrisa nerviosa y una mirada de esperanza fueron suficiente para mí.

-Lo sé Arge...-. Junté mi frente con la suya y cerré los ojos, nervioso por mi confesión-. Y...yo te amo por eso. Tú siempre vas a estar conmigo, y yo estaré para ti, te lo prometo, porque te amo.

Argentina solo atinó a reír nervioso, con una sonrisa que era imposible de disimular, simplemente alegría desbordando por cada facción de su rostro, era hermoso.

- ¿T..tú me amas?-dijo algo incrédulo.

-Yo te amo-le afirmé.

-Tú me amas...

- ¡Que sí!¡Yo te amo! -le reafirmé, pero él no se lo creía-. Te amo Argentina, me gustas tú, y tus ojos bonitos... Te dedicaría una y mil canciones, porque era lo único bueno que ha perdurado en mi vida ¿Cómo no te voy a amar? Te amo... Ya no es una necesidad, es algo que quiero darte, tu también mereces ser amado.

Ambos nos quedamos en silencio unos minutos, y Argentina parecía no terminar de asimilarlo, pero estaba feliz, eso era una realidad, al menos hasta que unas pequeñas lagrimas hicieron que me preocupara por él ¿Por qué llora? No lo sé.

-Estoy tan feliz ahora mismo... Haces que mi corazón se enternezca con cada palabra que sueltas. No sé como lo logras. He esperado tanto tiempo, tantos años por escuchar esas palabras-. Entonces me abraza con fuerza, acaricia mi cabeza mientras llora de alegría y yo solo atino a sonreír y llorar junto a él, puedo sentir su cariño por medio de aquel abrazo, y solo quiero besarlo. Él se separa un poco de mí y se acerca, espero un beso en mis labios, pero el beso llega en mi mejilla. Me río incrédulo de lo que está pasando. Él no quiere besarme... ¿Por qué? Piensa que no sería correcto.

En ese momento, luego de recibir aquel gesto inocente su parte, rápidamente tomo el paso yo y me acercó lentamente a besarlo. Cuando nuestros labios finalmente se tocan siento mariposas en mi estómago y la necesidad de guardar en mi memoria este momento con lujo de detalle. Siento dulce cada momento, y siento la calidez en un beso que es inocente, me siento inexperto, siento la delicadeza, y luego cuando se rompe la unión solo puedo sentir que algo me falta. Ambos nos miramos, en medio de la oscuridad de la habitación y su silencio solo se escuchan dos corazones que bombeando sangre frenéticamente. Y el amor, tan real como puede ser, implica algo de deseo. Besos, uno tras otro, poco a poco iban subiendo de tono, quizás esa noche podría haber pasado algo más, pero Argentina me detuvo, pensando en mi seguridad, prefirió pasar nuestra primera noche como una pareja abrazados y no con el recuerdo de un acto carnal. Se lo agradecía.

A la mañana siguiente, la noche parecía un sueño, y empezamos nuestras tareas con normalidad, al menos hasta que en algún momento mientras preparaba el desayuno escuché un-. Buenos días, cariño-. Eso me sacó de onda, y dejé caer un plato sorprendido por el apodo que de repente me había puesto Argentina. ÉL solo se acercó rápidamente a verificar si estaba bien y se burló de mí cuando se dio cuenta de la razón por la que ahora había un plato roto en el suelo. Pero yo no me iba a dejar.

-Gracias mi amor-le dije con la voz más tierna que pude sacar y besé su mejilla. Él rápidamente se volteó avergonzado y su rostro enrojecido por la vergüenza-. Te ves muy bien así ¿Eh? Así es mi novio, guapo cada día más.

- ¡Ya basta! -se rio mientras barría los restos de loza rota del suelo-. Eres realmente tonto, mi amor... Si quieres dejo de decirte así.

-No, es solo que no me lo esperaba-. Acaricié su espalda, y cuando volvió a estar erguido lo abracé apegándome a él, y me estiré un poco para darle un beso.

No era un sueño definitivamente, finalmente las cosas se iban acomodando para mí, para nosotros y para nuestro amor, que a pesar de todo era un final feliz. 

...

Este es el final, si has llegado hasta aquí te agradezco por acompañarme a lo largo de esta historia. Espero que te haya gustado el final. Compártela y recomiéndala si te gustó.

He hecho varias modificaciones en varios capítulos, si quieres puedes releer la historia para ver algunos de estos cambios. 

Gracias, y hasta una próxima historia. 

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⏰ Última actualización: Feb 25 ⏰

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