Capítulo 25- Pensamientos profundos

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Mi vida como Rusia ha sido difícil desde que entre en razón, pero no me iba a quedar de brazos cruzados, no iba a aceptar eso, jamás.

Aunque todo lo que representó está atado a él. La Unión Soviética. Nunca me he querido asimilar a él, nunca he querido ser una versión idiota de él, y por eso nunca pensé en seguir sus pasos, me alejé de todo lo que él propuso.

Luego del gran fracaso que fue la Unión Soviética, la gente se rehusó a confiar de nuevo en una entidad como yo, sus errores cayeron sobre mis hombros y mi pueblo me dio la espalda, y eso aunque me dolió al principio me obligue a superarlo. Ellos no eran mis dueños, y jamás lo serían.

Pero en el fondo anhelaba la admiración de los demás, era un deseo reprimido que siempre tuve, incluso desde antes de morir mi padre, siempre quise ser amado por aquellos a los que entregaría mi vida, porque... Después de todos ellos son el motivo de mi existencia, pero nunca fui lo suficientemente bueno para ellos.

Por eso, cuando lo conocí sentí envidia, y disfrazarla era muy sencillo, después de todo la imagen que tenían de mi era caótica, ya que pase de ser el heredero del territorio a un peón de los altos mandos. Podía desahogarme un poco haciendo sé la vida de este ser un poco más miserable.

Perú me causo rabia desde el momento en que lo conocí, que no fue en persona, más bien por televisión, cuando mi padre me miraba con desdén e iba a eventos ignorando mi existencia; mi ego me hizo sentir pena por él, pensé que era como cualquier otro país latinoamericano, apasionado a extremo, con pequeños conflictos que no generaban nada positivo, pero entonces vi a su gente... Vitoreaban su nombre con amor verdadero, aunque Perú no fuera la gran cosa, exclamaban y alababan su nombre, le daban regalos, lo abrazaban de forma honesta ¿Por qué? Yo lo veía como una lacra, después de que España lo abandonó se acercó a mi padre con obvias intenciones, pero por alguna razón, a pesar de saberlo, La Unión Soviética era muy cercano a él. Pero no paso mucho para que entendiera la razón.

Papá desapareció, nunca me dio un gesto de cariño, solo expectativas imposibles, y se fue dejándome eso además, así que cuando termino el funeral oficial, una semana después, fui a su tumba y le escupí encima, lamentando ser la basura que dejo atrás, pero alguien me detuvo en mi rabieta.

-No digas eso de tu padre-me dijo tocando mi hombro. Me volteé a ver a la persona y para mi sorpresa vi a Perú con dolor en su mirada ¿Acaso sentía lástima por mí? O quizás era por mi forma de referirme a mi padre.

-¡No tienes derecho a decir nada!- dije y busque en mi mente palabras que le causaran dolor-¡Solo eras el amante de mi padre! Tal cual como una prostituta, te vendiste por protección a él, ahora estás solo ¿Cómo se siente? Nadie va a darte la mano después de haberlo apoyado. Ahora está muerto y no puedes hacer nada para cambiarlo...

Perú no dijo nada mientras que me iba a regañadientes del lugar, pero quizás ahí empezó nuestro constante conflicto.

Pero ahora, ¿Qué me pasaba? Por qué había llegado a este punto ¿Qué de encantador tenía? Porque lograba sentir pena, odio y al mismo tiempo la necesidad de protegerlo, de repente mi vida giraba en torno a él, mis acciones, mis pensamientos, incluso había dejado ir todo por lo que había luchado por mi insana obsesión por él, y es que ahora él me pertenecía, tal cual como en algún momento le perteneció a mi padre, se sentía tan bien tener control sobre él, poder inclinar la balanza con amor era embriagante, y la forma en que los demás se oponían solo me hacía querer demostrarles que tenía a Perú a mis pies, pero... ¿Amor? Podría ser que en algún momento lo sentí en verdad y lo reemplace por mis más horribles pensamientos ¿Perú podría darme lo que siempre he querido? Admiración, cariño, amor... No debería sentirme tan vacío al no tenerlo cerca, no debería sentir celos por alguien que en principio utilice por placer y a conveniencia de un plan mayor, pero si él no está, entonces todos los demás aplausos y vitoreo parecen vacíos.

Entonces... A diferencia de lo que creía, no estoy por encima de él, sino que ambos nos hemos encadenado al otro por la necesidad de compensar algo que no hemos tenido. Amor. Y aun así, aunque queremos escapar el uno del otro una y otra vez, lloramos por no poder estar juntos, arruinando cada vez más nuestras vidas.

Sí seguimos así... Ninguno de los dos va a salir ganando.

Me detuve... ¿Qué estoy haciendo? Me pregunté, pero no obtuve respuesta. Argentina dijo la verdad, Perú me iba a perdonar en algún momento, volvería corriendo a mis brazos, por eso lo estaban ocultando de mí, porque sabían de la debilidad que él tenía por mí y quizás por todos aquellos a los que amo alguna vez. Adorable. Pero yo no soy el villano, aún quiero cuidarlo, quiero darle el cariño que no tuvo, quiero rellenar ese pequeño vacío que tenemos en común. Solo yo puedo entenderlo, puedo entender su perspicacia, su deseo de lograr su meta no importa que, puedo entender el deseo que guarda dentro de él y todos esos trapos sucios que oculta, porque si ambos somos escoria, podemos entendernos como ningún otro podrá, él y yo tenemos que estar juntos.

Y... ¿Qué pasa con USA?, de repente ese pensamiento atravesó mi mente ¿Cómo estaba él? Sí, es verdad, en algún momento él ocupaba un espacio muy especial dentro de mí, pero... Lo veía como alguien tan inferior, parecía que jugar con él era algo natural que tenía derecho a hacer, pero, no, esa era solo la excusa que ponía para no lastimarlo ni a él ni a mí mismo. Nunca me permití soñar más allá de una relación secreta, prohibida, que jamás podría ir más allá. Y aun así USA estuvo ahí para ayudarme, viendo más allá de su beneficio propio, viendo más allá de quien era yo.

De nuevo me siento dividido.

Pero ahora que lo pienso... Siempre he vivido con la intención de demostrar que soy mejor, pero la gente va a aclamar mi nombre solo cuando se les apetezca, si intento darles lo que quieren, si intento complacerlos como siempre, no voy a lograr nada ¿Por qué me permitieron casarme con Perú? No es porque me beneficie a mí, sino a ellos, y tristemente todo este tiempo pensé que actuaba para hacerme feliz cuando lo único que hacía era ser manipulado por esta gente, que supo muy bien desde el momento, uno que yo haría lo que fuera por un poco de amor, uno que ellos no aprobaran. Usaron mi odio, mis sentimientos y mis anhelos para que yo al final me aferrara a Perú con la idea de controlarlo, pero la verdad... Es que él me controla a mí, al igual que los altos mandos, al igual que mi pueblo.

Mi vida... ¿Desde cuándo ha sido una mentira mi vida? 

Perú, la potenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora