CAPÍTULO 23- Cosas Del Día A Día

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Los días pasaban... Y las cosas ya no eran tan horribles como antes, ahora podía andar libremente por la casa, y ya tenía una habitación para poder dormir, en el día podía ver televisión y de vez en cuando jugaba alguna cosa con Rusia, era lindo y disfrutaba de su compañía, a veces se enojaba por alguna que otra cosa, pero era la mayor parte por mi culpa, luego él volvía a tratarme bien, y me hacía sentir feliz, él se preocupaba mucho por mí y mi estado, y curaba con cuidado mis heridas, a cambio yo cocinaba para él, y podía notar los pequeños cambios en su actitud gracias a eso,  me esforzaba por ver una sonrisa en su rostro. Cuando cocine para él por primera vez se enojó un poco porque no le pedí permiso para hacerlo, pero cuando probó un poco mi comida sonrió y me dijo que estaba muy rico, me sentí tan contento que lo abrace y le prometí que iba a cocinar para él cuando quisiera, eso lo hizo ruborizar y me sentí especial por lograr eso en él...

El otro día cuando estábamos conversando acerca de algunas cosas sobre cuando era niño él se puso a llorar, me sentí muy mal por él, esos días había estado triste desde que hizo una llamada y haber tocado el tema lo ponía sensible, había muchas cosas que yo no sabía de él, y me dijo que estaría muy triste si yo lo dejaba, entonces le prometí que nunca lo iba a dejar y él me dio un beso en la mejilla y me abrazo con fuerza... Fue un momento especial para ambos, desde entonces solo me trato aún mejor, aunque... Claro, cuando se iba lo extrañaba mucho.

Siempre intentaba portarme bien para que él no se sienta mal y no se enoje conmigo y un día quise sacar la basura para que no tuviera que hacerlo él, me fije muy bien si había alguien en la calle para que no me vean porque Rusia me había dicho que si llegaban a encontrarme nos iban a separar, y salí afuera a dejar la basura, nadie me vio, pero cuando se lo comente a Rusia se enojó mucho y me volvió a enviar al sótano esa noche, le pedí que no lo hiciera, pero no me hizo caso y me dejó ahí abajo esa noche... Pero era mi culpa, sabía que no debía salir y no hice caso, estaba feliz de que al menos ya no me pegará, y me sentí algo mejor cuando a mitad de la noche vino a verme para cubrirme con una sabana para que no pase frío, al final... Rusia seguía preocupándose por mí a pesar de haberme portado mal, y le di las gracias. A la mañana siguiente me llevó una taza con leche caliente y me pidió perdón por haber actuado mal, pero le dije que estaba bien, después de todo yo había desobedecido una de las reglas más importantes, Rusia me abrazo y me explicó que se había enojado porque no quería perderme, y luego me dijo "Te quiero, Perú", me hizo avergonzar y yo le dije que yo igual y le di un beso en la mejilla, luego él me dio un beso en los labios y me acaricio para luego cargarme y llevarme arriba, se volvió a repetir lo de esa noche en que volvió algo ebrio, y me gustó mucho porque está vez sentía que Rusia me quería, y yo lo quería, luego de eso nos quedábamos abrazados en la cama de él y se sentía tan bien...

Alguien finalmente me quería e irónicamente resultó ser la persona que tanto odiaba antes, él se llevaba mis suspiros y mis fantasías todo el día, solo esperaba a la hora en que llegara a casa para poder estar con él.

Dos días después de la reconciliación él me trajo un regalo, un chullo... Hace mucho que no usaba uno, pero me gustó tanto que yo también quería darle un regalo, más no tenía como.

Ahora usaba el chullo que me regalo todos los días, aunque algo preocupado por no poder encontrar un regalo adecuado para él, al menos hasta que un día llegó Rusia acompañado con un señor algo mayor con canas y un traje, al principio no sabía quién era pero Rusia me explicó que él era uno de sus jefes, me pareció bien, no parecía mala persona y si Rusia confiaba en él yo igual, los tres nos sentamos en la sala, yo al lado de Rusia abrazado a él, a ese señor no pareció gustarle mucho que lo hiciera y le dijo a Rusia que no podía seguir conmigo, pero él le dijo algo en ruso que no entendí del todo, Rusia negó y le dijo otras cosas más en ruso, lo note nervioso y algo angustiado, estaba preocupado, creo que podía entender por qué el señor me miraba tan mal, pero no quería que me separen de él.

-Podemos usarlo a nuestro favor, creo que podemos hacer una excepción si los beneficios son mayores, cuando vayamos a tomar su territorio se anunciará que ambos están juntos y finalmente se unificaran, así evitaremos bajas, todos tendrán que aceptarlo al final.

Según entendí Rusia y yo íbamos a estar oficialmente juntos, íbamos a poder vivir juntos y salir juntos, me gustaba la idea... Aunque ya no quería volver a mi territorio, me gustaba la casa de Rusia y allá solo tenía trabajo y más trabajo.

El señor empezó a venir casi todos los días a casa, le preparé el almuerzo ocasionalmente y me felicitó, pero yo aún tenía la idea de querer darle un presente a Rusia, así que le pedí ayuda para conseguir algo en específico. Una guitarra, él accedió y me dije que no le dijera nada a Rusia, él vino al día siguiente con lo que había pedido... Pero me dijo que tenía que dejarlo pasar, yo no estaba seguro, Rusia me había dicho que no deje pasar a nadie si él no estaba, pero me dijo que si no lo hacía no me iba a dar la guitarra que necesitaba para tocarle algo a Rusia... Entonces lo dejé pasar y primero me pidió que toque algo, me miraba de forma incesante, me daba escalofríos, quería que llegue Rusia para que se fuera... Y entonces empezó a tocarme de forma provocativa, no me gustaba y me aparte, pero seguía acercándose a mí intentando tocarme y meter su mano dentro de mi pantalón, momento en que intenté alejarlo, pero seguía insistiendo y finalmente grité por ayuda siendo callado al instante.

-Si haces mucho ruido van a saber que estás aquí, y van a alejarte de tu novio, no quieres eso ¿verdad? - me dijo y puso un trapo en mi boca para que no grite mientras intentaba soltarme de su agarre y pataleaba, pero no servía de mucho.

Empezó a tocarme sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo... Y mientras lloraba veía el reloj en la pared contando los minutos para que dieran las dos y que Rusia viniera a salvarme, no soportaba eso... Quería morirme, me sentía asqueroso.

Rusia llegó de sorpresa a casa y al ver lo que estaba pasando se enojó mucho, me abrazo y me alejó de ese sujeto intentando tranquilizarme, empezó una discusión realmente fuerte mientras que yo lloraba sin parar.

-Por favor, él no te importa lo suficiente, imagina lo que podemos lograr, puedo pagarte si es lo que quieres, y conozco a otras personas que harían lo mismo con tal de poder probar estar con alguien como él-saco algo de dinero de su chaqueta.

Mire a Rusia con miedo de que pudiera hacer caso a sus palabras, pero solo se acercó al tipo y lo golpeó una y otra vez con furia, me asusto un poco ver a Rusia de ese modo, pero me sentí un poco mejor, Rusia sacó al tipo de su casa y me miró con tristeza, se acercó a besar mi rostro y me abrazo con fuerza.

-Perdón Perú... No llegué antes-. Se lamentó.

-Está bien... No me paso nada más gracias a ti-correspondí su abrazo y nos quedamos así un buen rato ambos llorando. 


Perú, la potenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora