CAPÍTULO 13- Chisme

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Mi pequeña mansión, como me gusta llamar a mi hogar, normalmente estaba lleno de gente por las frecuentes fiestas que hacía, era un espectacular evento al que todos deseaban ir donde se bebía hasta el cansancio y la gente se descontrolaba un poco, y por lo tanto tenía algo que los demás no, una oportunidad de ver a la gente en sus momentos más humillantes, mostrando un poco de debilidad bajo los efectos del alcohol, una oportunidad de conocer los secretos de la gente mas importante del mundo. Países llegaban a venir a mis pequeños eventos a veces incluso sin ser invitados solo para probar un poco de la vida cotidiana, y eso me daba ventaja por encima de los demás.
No me importaba lo que dijeran de mi, porque todos ocultan algo, y finalmente llegaba a enterarme, y quizás por eso empezaron a tenerme miedo aunque no soy una persona vengativa, simplemente pasaba que cuando una fiesta empezaba no era difícil ver cosas sorprendentes, podía ser algo común como ver dos personas tomadas de la mano cuando aun no están saliendo o a espaldas de sus parejas, o quizás algo más grave como encontrar a dos personas comiéndose la boca detrás de mi casa, incluso en alguna habitación haciéndolo. El caso más sonado recientemente fue el de dos países que se amenazaban de muerte entre ellos pero que despertaron abrazados en una cama, ambos prefirieron olvidarlo e hicieron un arreglo conmigo para no decir nada, muy conveniente... Pero este no era el caso, y como muchas otras veces venían a buscarme solo para contarles cosas como estas.

-Entonces... ¿Tienes información sobre USA? - preguntó.

-Nada que te interese "Señor"- recalque la palabra y me reí para tomar un poco de café-. Pero ¿En serio te pareció buena idea venir a mi casa tan temprano? No soy la mejor versión de mi en este momento y tengo una resaca bastante dolorosa-dije ya que estaba recién levantado por su culpa y había tenido que bajar a atenderlo en bata y con el cuerpo deshecho.

-No quiero perder mucho tiempo hablando con una persona como tú sinceramente, y espero mis palabras no te ofendan, por eso agradecería si me dices lo que quiero para poder irme.

-No, claro que no, pero si que me da asco tu forma de actuar cuando recién van a ser las seis de la mañana, espero no te ofenda-le dije en contestación y rápidamente me lanzó una de esas miradas de tigre plateado asesino de hombres, y vaya que me estremeció- ¿Practicas esa mirada seguido? Porque uf, te juro que casi me muero del miedo, Argentina.

-Ya deja de hacerte el payaso, deberías de decirme lo que quiero, voy a pagar por la información- se masajeó las sienes como si estuviera cansado de mi.

-Nací un poco payaso, pero bueno, no quiero que me lances un misil, así que te daré la información luego de tomar mi desayuno, y la verdad no cocino muy bien así que si tu pudieras hacerlo estaría muy agradecido-me reí a lo bajo por el pedido tan idiota que había hecho pero para mi sorpresa él tranquilamente se dirigió a la cocina que estaba a unos pasos del recibidor y se colocó uno de los delantales por sobre la camisa para luego colocar una sartén sobre la hornilla y prenderla. Me sentía curioso sobre que es lo que iba a prepararme.

-Bueno, mientras cocinas podríamos charlar- me recosté en el sofá y no recibí respuesta-. Tomaré eso como un sí. Quería preguntar si esa boda secreta qué se rumoreaba tiene algo que ver contigo-lo vi tensarse.

-No tiene nada que ver conmigo, solo cállate-respondió cortante y vi que su rostro se contraía en una mueca de odio.

-Pero algo debes haber oído, quizás es Bolivia o Republica Dominicana, solo se que es de ese lado del mapa ¿Sabes? - me reí al verlo, sentía que estaba más involucrado de lo que quería decirme, y quizás tendría que ver con USA- ¿No será que Rusia tiene algo con México? Imagina eso, quizás podrían dominar el mundo si no se destruyen entre ellos primero- le di un sorbo a mi café sonriendo.

Se empezó a reír, que era lo que yo esperaba- Estas demente en serio-dijo y por consiguiente emplató un par de huevos con salchichas en dos platos, parecía que el iba a acompañarme en el desayuno. Trajo la comida servida al recibidor dejando los platos con los cubiertos perfectamente colocados a los costados sobre la mesita que normalmente solo era para tomar el té o tomar trago en mi caso.

Perú, la potenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora