Capítulo 20.

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"Amor de verdad"

El amor puede ser la fuerza más grande que existe sobre el mundo, pero al mismo tiempo la más destructora si no se tiene la capacidad para entender que tal vez la persona que amamos no era para nosotros. Fue lo que Barcode tuvo que vivir gracias a una mujer que no se resignaba a perder a quien en realidad nunca tuvo, todos sus sueños parecían haberse despedido en cuestión de segundos, pero la esperanza de poder cumplirlos era lo que le daba las fuerzas para luchar.

Durante la noche sintió que no podría soportar cada caricia que Jeff brindaba sobre su cuerpo, porque el dolor y la satisfacción se mezclaban haciéndole entrar en un pequeño trance sin poder escoger que era lo mejor. De todas maneras tendría más dolor si la mordida no se hacía, incluso podía morir eso lo tenía claro, por eso cerro los ojos tratando de separar ambos sentimientos y así no alarmar a su prometido.

Cuando sintió los colmillos incrustarse en su piel, su mente se perdió por completo, su vista se nublo dejando que su cuerpo se desvaneciera entre los brazos del mayor buscando aferrarse a él con temor a que lo deje solo. Su madre en algún momento le había explicado el dolor que producía esa mordida, pero nunca imagino que tanto, aunque claro también podía atribuirse a su estado de salud.

Lo último que sintió antes de caer desmayado es un beso sobre su frente y las enormes alas rodear su cuerpo, trato de darle una mirada a la luna, pero no lo consiguió la inconciencia gano a su voluntad y lo único que rogaba era despertar al día siguiente.

El sol había salido mucho más resplandeciente que antes, las hadas y criaturas del bosque corrían de un lado a otro regocijándose de la alegría, el cantó de los pájaros se escuchaba hasta las habitaciones en el castillo y los rayos de luz despertaban a todos los aldeanos.

El rey de Winterfell sintió sus ojos picar por la brisa y de inmediato la lucidez llego a su mente se abrieron con la esperanza de ver el brillo café en la mirada de su prometido, sus alas se expandieron un poco mientras se incorporaba en la cama, pero Barcode no tenía ninguna reacción.

—Mi amor, despierta, ya amaneció — susurro cerca de sus labios dejando un suave beso — Barcode, por favor, no puedes dejarme.

Nuevamente no obtuvo respuesta, así que decidió empezar a dejar ligeras caricias sobre su rostro reteniendo las lágrimas dentro de sus ojos, no pensaba rendirse porque su amor debía ser el arma que sanaría a Barcode, el universo no podía ser tan injusto de hacer que se enamorara de una persona para después arrebatársela de la peor manera. Sus manos empezaron a moverse en círculos sobre su rostro haciendo que un polvo color verde cayera y le causara cosquillas.

Fue entonces cuando Barcode soltó un quejido de molestia tratando de acomodarse para continuar con su siesta.

—Mi amor, Barcode por favor abre los ojos — repitió con insistencia moviendo ligeramente su cuerpo.

El menor comenzó a moverse tratando despertar, pero sus ojos se sentían pesados como si no hubiera dormido durante días. Jeff lo miraba a la expectativa que tuviera algún dolor y con la emoción en la punta de su corazón esperando que esos movimientos signifiquen que se encontraba en buen estado de salud.

—¿Ya amaneció? — preguntó con una voz dulce tratando de acurrucarse en el pecho de su prometido.

—Sí, mi amor por favor, levántate, debo revisar que todo esté en orden.

La lucidez llegó a la mente del menor dejando de lado el sueño obedeciendo al mayor, raspo un poco sus ojos para ayudar a que se abrieran por completo, con cuidado se incorporó sobre la cama siendo seguido por el chico a su lado. Con una sonrisa beso sus labios mirándolo fijamente.

El príncipe de hielo│JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora