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Taemin

Lucho contra una sensación de náuseas todo el tiempo que Minho está fuera, pero después de lo que parece una vida, pierdo el contenido de mi estómago en el baño de Max.

Sabiendo que Yeol lo está manejando de la única manera que sabe, no sé con qué me voy a encontrar cuando inevitablemente venga a buscarme.

Si es que viene a buscarme.

Eso es lo que me ha hecho vomitar: la idea de perderlo. No puedo perderlo. Simplemente no puedo.

Utilizo un poco pasta de dientes y del enjuague bucal de Max y me salpico la cara con agua fría. El teclado de la habitación del pánico suena y la puerta se abre. Me pongo tenso porque podría ser cualquiera.

—¿Tae?

Minho.

—Baño —Grazno.

—Oh, mierda, ¿Qué pasa? —Aparece a mi lado.

Lo rodeo con mis brazos.

—Estás aquí. Estás... ¿Qué ha pasado?

Me pasa una mano por el pelo sudado.

—Shh, te tengo. ¿Estás bien?

Lo abrazo con más fuerza.

—Ya lo estoy.

—Tengo buenas y malas noticias —Murmura en mi pelo.

—¿Buenas noticias?

—Tengo al tipo.

Me retiro y frunzo el ceño.

—¿Malas noticias?

—Se niega a hablar... a menos que sea contigo.

—No—, suelto, pero casi inmediatamente quiero retractarme.

—Ya está hecho. La policía puede encargarse de él.

—¿Dónde está?

Mi novio sonríe. Pero no es una sonrisa normal. Todas las bromas sobre listas de asesinatos y neutralización de personas parecen hechas cuando sonríe así.

—Está... un poco atado en este momento.

—Atado....

Minho asiente con orgullo.

—¿Realmente quiero ver esto? —Pregunto.

—No lo sé. ¿Lo sabes?

—Un poco, sí.

Minho me sostiene de la mano.

—Te tengo.

Me lleva hacia la sala de estar, y ahí está mi atormentador. Mi acosador.

Atado con las manos y los pies atados con bridas a la espalda, tiene la cara aplastada contra el suelo. Lucha contra sus ataduras, moviéndose como una oruga a toda velocidad.

Mi recuerdo de la noche en que irrumpió es borroso ahora. Lo ha sido desde que ocurrió. Parecía tan dominante en mi visión. Luego, cuando lo vi en el juzgado, parecía un universitario arrepentido que había cometido un error. Ahora, está casi irreconocible con sus dientes desnudos, su cara enrojecida y la ira pura que fluye de él.

—Suéltame —Dice.

—Hmm, no —Responde Minho con despreocupación—. Aquí está Taemin. Dile lo que quieras mientras tengas la oportunidad.

—Has arruinado mi vida —Murmura Webber.

—¿Ahora qué hice? —¿Realmente me acaba de decir eso?—. Irrumpes en mi casa, me aterrorizas, ¿Y yo soy el que arruinó tu vida?

Danger -2min-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora