☆ nueve ☆

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—¿Sí entendés?—Preguntó Gustavo, ella asintió, después de un par de días trabajando al fin le estaba enseñando a utilizar las máquinas del café, era interesante, ella siempre había pensado que preparar café era más sencillo—Entonces ya tenés tu expreso listo y me lo darás para entregar, facilísimo—

—Hacer café en mi cabeza parecía más fácil en realidad—Dijo con humor.

—Lo mismo pensé cuando aprendí, pero tranquila que vos vas a agarrar el paso rápido —Le revolvió el cabello con cariño, Olí resopló.

Ese día particularmente hacía más frío de lo normal, así que habían más clientes de los que le había tocado atender en días anteriores, era mucho trabajo pero sin duda preparar el café era menos cansado que anotar órdenes y entregarlas, los días que estuvo haciéndola de mesera terminó muriendo de los pies, tuvo que poner la excusa que el embarazo le tenía así para que Charly no lo sospechara y se había tragado el cuento por completo, agradecía a todo el universo que el lugar del barista tenía una silla alta para sentarse en pequeños tiempos libres. Por suerte, el día acabó pronto, cuando menos lo esperó estaba limpiando mesas con Gus para irse a casa.

—¿Tenés algo que hacer saliendo?—Dijo su compañero sacándola de sus pensamientos mientras limpiaba con cuidado una mesa cerca del mostrador.

—Solamente irme a casa, soy de pocos amigos vaya, ademas embarazada no se pueden hacer muchos planes, ¿tú que?—Preguntó de vuelta dejando de limpiar.

—Nada, pero sí querés te puedo llevar a cenar—Sugirió, Olivia le miró mal por un segundo y se encogió de hombros, no pudo sostenerle la mirada mucho tiempo y continuó limpiando la mesa, sonaba como sí quisiera una cita—Perdón no quería incomodarte—Continuó apenado.

—No no, no me incómodas, solamente que, no sé que quieres decir con eso—Dejó de limpiar y le volvió a mirar.

—Quiero ser tu amigo, no sólo quiero que trabajemos juntos sí no, conocernos mejor, sí así lo querés vos claro—

—¡Si claro! Gus que susto por favor, me lo dices cómo sí me quisieras invitar a salir, los hombres no saben ser amistosos nunca—Le dió un golpe suave con el tapo que tenía entre las manos, el antes mencionado se partió de risa.

—No ¡que vergüenza!, ¿cómo pensás eso? tipo ¿me veo tan desesperado y sin afecto femenino? y eso que soy doble leo, aparentemente en el ascendente y signo solar—Dijo mientras comenzaba a limpiar las máquinas del café.

—¿Te gustan los horóscopos? que yo soy sagitario y la bebé será virgo según—Se sentó al terminar la última mesa, ya estaba agotada.

—El calendario maya es mejor, ¿vos no crees en nada de eso?—Le preguntó el de ojos azules mientras se lavaba las manos.

—En realidad soy más de no apegarme a la religión, en Mexico somos católicos pero no, nunca fui muy fan—

—Che y te viniste a meter con el santero... bueno yo creo que todo el mundo es energía y que estamos conectados para influir en el crecimiento de los otros, podrás pensar que es una boludez pero, ¿vos no tenés a esa persona que a cambiado todo sin hacer nada?—Repitió, Oli por un momento pudo pensar en Charly, en su bebé, pero terminó pensando en Pedro.

En el estudio•

—¿Charly por qué no a llegado?—Sé quejaba Moro impaciente—Son más de las 7 y quedamos a las 6 chabón—

—Pues ya ves, que ya está viviendo su vida de casado, tipo lo ví comprarle cosas al bebé y no a salido del piso de Olivia—

—Vos también estás casado y estás aquí—Renegó Pedro, no quería seguir escuchando a David hablando sobre los tórtolos que se estaban convirtiendo sus amigos.

—Que sí, pero Luis y yo tenemos 3 años juntos, sí no estuviéramos en nuestras cosas individuales de vez en cuando nos cagariamos a piñas en la casa, ellos están juntos recién, quieren tener sus cosas—

—Como sea, seguro Charly lo hizo mala leche para hacernos perder tiempo—Pedro sé cruzó de brazos molesto.

—No, es qué tengo laburo Pedrito, algunos tenemos familias, estás flasheando estupideces y yo haciendo plata—Interrumpió Charly entrando por la puerta de la habitación, todos lo observaron en silencio  con atención mientras caminaba al teclado para sentarse, cuando por fin se sentó, lo prendió y tocó parte de una canción que ya tenían para grabar—¿Me van a ver o vamos a tocar?—

—Sí dale, pero Carlitos tenes que llegar más temprano, ¿no teníamos pensado terminarlo todo para este mes? tenemos recital la semana que viene aquí en Buenos Aires y sabés que en dos meses empezamos con la grasa, no podes llegar cuando se te acomode a ti—Lo regañó David, Moro también asintió y no dijo nada, Charly volteó los ojos.

—Que sí que sí, no llego tarde porque me cante el orto hacerlo che, la verdad es que me pinta tener un poco de dinero para mantener a mi hija cuando nazca, ¿vos crees que me encanta laburar como negro?—

Sonaba pasivo agresivo, pero era la verdad, serú le era muy importante y era un proyecto al que le había puesto muchas ganas, pero no estaría encima de lo de su pequeña.

—Vos sabés que esta bien, que podemos atrasarlo más, pero tenes que hablarlo Carlos no podes llegar tarde y esperar que la tengamos clara todos—Habló Moro por fin, Charly asintió con vergüenza, ahora sentía que lo estaba regañando su papá—¿Todos están de acuerdo en atrasarlo y ensayar para el recital en su lugar?—

—Por mí dale, sí es por laburo y la nena no tengo problema—

—¿Vos pedro?—El antes mencionado habría dicho que no, pero el tono en el que Oscar lo preguntó fue incluso amenazante.

—Sí, dale por mi bien—Lo hacía por su mejor amiga y porque Oscar no se lo cagara a piñas.

Todos asintieron y Charly por fin respiró, odiaba tener que compartir cosas personales con todos, sobretodo con Pedro, pero eso era importante para él y no podía hacerlo de otra manera.

—Asunto arreglado, ensayamos—

la grasa de las capitales 1979, charly garcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora