☆ veintiuno ☆

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A veces cuando Charly estaba recostado en cama bajo los efectos de los alucinógenos o alguna droga en variedad, pensaba en él mismo cuando era un niño, nunca tuvo una mala infancia ni una mala vida, sus papás eran amables y amorosos con él, sus hermanos también le querían mucho, habían crecido conjuntamente casi sin ninguna carencia o percance y su vida había comenzado a tener propósito desde que tenía memoria, sin embargo, desde que llegó a la adolescencia sentía que algo en la fórmula que creaba su propia felicidad, faltaba.

Esa misma tarde mientras miraba hacia el hecho, pensaba en aquella idea absurda que tenía desde más joven, esta vez sólo había fumado algo de marihuana pero su mente estaba tan deseosa de divagar en ello que el haber ingerido un poco le era suficiente.

—¿Debería hablar con ella y pedir perdón?—Sé cuestionaba desde sus adentros, cualquier otro día habría comenzado a platicar consigo mismo en voz alta pero en ese momento Fito dormía tranquilamente a su lado y era muy probable que se despertara confundido nada más percibiera su voz, el pibe tenía el sueño de pluma—Sos un pelotudo, que ni siquiera la dejaste hablar ese día ¿Ahora vas a ir a decirle que sí queres escuchar después de todo el quilombo que armaste? Vergüenza te falta Carlos Alberto—

—¡Sí!—Dijo con orgullo en voz alta, el más pequeño se movió en la cama y después abrió los ojos para ver a su compañero, él se dió cuenta al instante de que hizo lo que tanto estaba evitando.

—¿Otra vez hablando así Charly? Tremendo miedo che, imaginate estar dormido de lo más profundo y que yo empiece a decir boludeces de la nada—

—Perdón, que me pierdo cuando pienso y termino haciéndolo en voz alta—Sé disculpó sin quitar la mirada del techo, Paez se recostó sobre su costado derecho para verte mejor.

—¿Qué pensabas? Contame—Preguntó mientras recargaba la cabeza en su mano derecha, parecía que se estaba preparando para tener una conversación de horas.

—Lo de Oli... Que el otro día que nos vimos me la pasé re bien, me gustó como quedó la canción con ella en el bajo y la verdad es que tenía la idea de incluirla antes de que lo sugieran... Fito de verdad estoy pensando en hablar con ella para aclarar las cosas mínimo—Admitió con terror, ninguna otra mujer tenía ese efecto en él.

—Ah ya, pues dale Charly, que nada te detenga, ya te había dicho a vos que deberías intentarlo—Cerró los ojos restándole importancia y terminó por dejarse caer en el colchón, él sabía que eventualmente su amigo tendría interés en solucionar las cosas y al fin estaba ocurriendo — Cuando le visité me contó cosas sobre la pibita, la bautizó ya, se llama Aura y va a nacer como por octubre medios según lo que decía el médico—

—Vamos a estar en Mar de Plata entre esas fechas, la puta madre—Bufó, ya había comenzado a preocuparse de no poder estar ahí cuando su hija llegara al mundo.

—¿No pueden mover los recitales?—Preguntó Paez, el de vitiligo suspiró y soltó un simple "no creo"—Bueno Charly primero haz lo que tenes que hacer boludo, primero tenes que hablar con ella y dejar todo en claro, ya después lo de después—

—Sos un pibito grosero y mandón—Le respondió en un tono serio, Fito sonrió sin abrir los ojos todavía, parecía su hermano menor.

—Sí pero dale que se te hace tarde—

—Dije que lo estaba pensando no que lo haría ya mongolico, tenes como dos años andá a bañarte—Le lanzó encima la almohada que tenía más cerca, Fito sé rió y repitió el gesto aventándole la misma hacía la cara.

la grasa de las capitales 1979, charly garcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora