☆ veiticuatro ☆

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—Estás loca, ¿Se te safó un cable? Ni en pedo amor, lo siento—Le dijo Pedro mientras intentaba frenar lo que Olí estaba haciendo, estaba preparando una valija pequeña con algunas cosas personales y de Aura, irían a Rosario unos días a donde la familia de Paez para el entierro de su papá.

—Pedro, no te estoy pidiendo permiso, ¿Sí? Deja de ser tan pesado, Fito me necesita y ahí voy a estar, lo aprecio—Replicó en voz alta, el tono instantáneamente despertó a Aura y Pedro corrió a la cama para tomarla en brazos.

—No tenes que gritar, sólo estoy tratando de cuidar de vos, acabas de tener un bebé y lo mínimo que tendrías que hacer es guardar reposo—Le explicó mientras arrullaba a la bebé con cuidado, en parte tenía razón pero de igual forma ella no quería escuchar.

—No es algo que yo puedo controlar Pedro y es desesperante sentir tu desaprobación, por favor comprende—Le suplicó pasando a la niña a sus propios brazos, seguro tenía hambre también.

—¿Y de todos los acompañantes que podes tener tenía que ser el pelotudo de Charly?—Renegó como adolescente mientras se cruzaba de brazos, esa era la verdadera razón de su molesta, ella que alimentaba a la niña sentada sobre la cama bufó con cansancio.

—Es el entierro del papá de Fito, creo que lo justo es que Fito decida quién quiere que lo acompañe ¿no? Pedro basta con estos celos, Charly es el papá de Aura y siempre va a estar cerca te guste o no te guste, no nos hagamos las cosas más difíciles y por favor coopera conmigo— Pedro suspiró con cansancio y asintió, no tenía otra alternativa más que dejarle ir sin chistar si no quería tener un problema grande.

—¿Queres que los lleve a tomar el bus entonces?—Sugirió rendido y aún con el ceño fruncido.

—No, que Charly y Fito pasarán por nosotras... Amor no tienes de que preocuparte, sólo estaré fuera esta semana y voy a estar bien—Le comentó más tranquila, le molestada que Pedro quisiese controlar todo pero no por ello le gustaba discutir así.

—Dale, confío en ti flaca —Le dijo por fin y se acercó para darle un besito.

Las horas pasaron rápido y Fito apareció en la puerta del estudio vestido de negro y con lentes obscuros, evidenciando así estar de luto, Oli lo recibió con un beso en la mejilla y el chico se llevó su valija con cuidado para que ella no tuviera que cargar, después de todo el día anterior había tenido un parto, Charly sé bajo del auto (Lebón y Luis se lo habían prestado) y antes de siquiera acordarse de la existencia de la castaña tomó a Aura en brazos y regresó al auto con ella.

—Bien, creo que ya me voy ¿Te veo el sábado entonces?—Preguntó a su novio mientras se colgaba la pañalera en el hombro izquierdo.

—Obvio, espero tengan un buen viaje—Besó sus labios y después sonrió, se sentía un ganador porque sabía que Charly lo había visto.

Olivia subió al auto en el asiento de atrás (no podía ser copiloto con un bebé recién nacido) y volvió a tomar a su hija en brazos, Paez también se sentó junto a ella acompañándola y obteniendo su apoyo emocional, Charly manejaba sobre el camino, de Buenos Aires a Rosario les esperaban unas valiosas 3 horas de trayecto, al menos a la hora en la que partieron sabían que llegarían temprano.

—¿Puedo recargarme en tu hombro para dormir un rato? Estoy re cansado, tipo no quiero que mis abuelas piensen que no he dormido bien—Le preguntó el flaquito narigón a Oli, ella asintió ofreciéndole una sonrisita y de pronto tenía a dos pequeñitos durmiendo encima de ella.

la grasa de las capitales 1979, charly garcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora