☆ quince ☆

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—¿Estás nervioso?—Le preguntó la castaña mientras lo abrazaba por detrás, recargando la barbilla sobre su hombro para estar cerca de él, Charly estaba sentado sobre la cama apunto de acostarse, ambos habían tenido un día muy agotador y al fin era la hora de terminarlo.

—Uhm no mucho, después de tantos recitales te acostumbras—La volteó a ver y le sonrió, después se acercó aún más y le dio un beso en la punta de la nariz, su novia cerró los ojos con una sonrisita—Aunque es la primera vez que te invito a vos—

—Ahora iré a todos—Dijo para después regresar el beso que se le dió con un piquito en los labios.

—Ahora tenes ganas de darme besos eh—Sé burló, Olivia se levantó con algo de vergüenza para buscar su lugar en el colchón.

—Perdón Charly, yo sé lo que dije—Admitió mientras acomodaba las almohadas, era verdad que ella había puesto las reglas pero también era cierto que era quién menos las cumplía.

—No no, que no te preocupes, era por joder—Sé acomodó a su lado y le tomó la mano de forma suave, estaban más cerca que de costumbre—Me gustan tus besos cuando vos queres dármelos—

—Entonces debería seguir besándote—Le tomó la mejilla con la mano izquierda y le acarició con cautela, Charly se acercó a ella con cuidado y por fin la besó, fue un beso lento y bastante dulce, se habían besado tantas veces pero ambos estaban seguros que jamás lo habían hecho así.

El beso continuó subiendo su intensidad hasta que ambos se quedaron sin aire, se sentía como sí jamás hubieran besado a ningún otra persona, era tan especial, como sí fuese su primer beso juntos, poco después el de rulos sé separó de ella y la miró directo a los ojos.

—Olivia te amo—Dijo sin pensar, después se avergonzó pero no iba a retractarse, realmente lo estaba sintiendo.

—Yo también te amo Carlos—Respondió, la castaña volvió a acercarse para tomarlo de la barbilla y guiarlo hasta sus labios, Charly obedeció y después comenzó a encaminar sus manos para acariciarle cerca del pecho y las costillas, Olivia se sorprendió y se alejó en reflejo.

—Lo siento yo no...—Retiró su mano en un segundo y comenzó a disculparse antes de que Olivia lo interrumpiera.

—No, está bien, no te disculpes sólo me asusté, pero quiero estar contigo de verdad—Le dijo dirigiendo su mano hasta dónde estaba anteriormente, el de rulos continuó pasando la mano tímido.

—Sí vos no queres está bien, que puedo esperar más tiempo —Respondió de vuelta inseguro mientras paraba.

—Tu puedes, pero yo no—Respondió, el mayor sintió escalofríos en el abdomen, no cuestiono nada más, simplemente volvió a lo que estaba haciendo.

Por la mañana Olivia sé despertó antes y arropó a su novio con todas las cobijas que encontró por el suelo, hacía bastante frío para seguir desnudos en cama y él aún dormía sin rastro de querer levantarse, la castaña sentía que todo lo que había pasado entre los dos hasta ese momento había válido la pena después de esa noche y también sé sentía la mujer más afortunada de tenerlo a su lado para amarla, ahora no había manera de que dejara de sentir todo eso por él.

Sé vistió con lo primero que encontró en el closet y sé preparó para salir, no había planeado absolutamente nada de ese día, no sabía que usaría para el recital, con el embarazo ya no le quedaba nada, salió del piso y fue a dónde Cata, ella sugirió que fuesen de compras y Oli aceptó emocionada, después ambas se dirigieron en taxi hasta el centro con la intención de buscar ropa que mínimamente a la más pequeña, le cerrara.

—¿Pero quieres ir cómo novia de rockero famoso o quieres ser más fresa y casual?—Preguntaba su hermana mientras veía y separaba con atención las prendas de la tienda a la que habían entrado.

—¿Y no existe la opción de ir normal?—Rió.

—No—Olivia se cruzó de brazos—Tienes que verte bien para él, estarás en primera fila y es la primera vez que te invita, concéntrate—La volteó a ver y le soltó un golpe suave tras la cabeza como chiste, después recibió entre sus brazos un puño de prendas para elegir.

Se probó varias cosas elegidas por su hermana pero ninguna podía entrarle, estaba empezando a desesperarse.

—¿Tampoco?—Preguntó la rubia cabizbaja al verla salir otra vez del probador, la castaña negó con la cabeza— Podemos ir a otra tienda—

—Estoy harta, la bebé está pateando como sí tuviera un mundial allá adentro, estoy gorda y nada me entra—Dijo con coraje.

—No te preocupes Oli, habrá algo, tenemos todo el día—Intentó tranquilizarla.

Charly había salido del edifico cuando recordó que estaba olvidando su chamarra, ya no iba a volver a casa hasta después del recital y tampoco vería a Olivia para decirle que la trajera, así que era importante ir de vuelta por ella, con el clima tan radical que tenían en Buenos Aires no iba a arriesgarse pescar un resfriado, subió las escaleras rápidamente y abrió el departamento para buscarla en la habitación, estaba seguro de que la sacó y la puso sobre la cama cuando sé dio un baño, la encontró en unos minutos y estaba por salir cuando el teléfono sonó.

—¿Alo?—Respondió con la respiración agitada apenas sé lo colocó en la oreja.

—Hola buenos días, llamamos del Conservatorio Profesional de Música "Manuel de Falla" queremos comunicarnos con Olivia Ruíz—Charly no entendía que hacían llamando en pleno sábado a las 10 am, pero seguramente sería algo importante.

—Es mi esposa pero no está, le puede dejar un mensaje—Contestó mientras se acomodaba los anteojos.

—Que lástima, bueno, se le informa que ya puede recoger los documentos de deserción—En ese momento si corazón empezó a latir más fuerte.

—¿Deserción? no no que creo que es un error, ella aún asiste—Dijo con desespero, era imposible creer lo que le estaban diciendo.

—No señor, en realidad tiene bastante fuera de matrícula, poco más de tres semanas—El de vitiligo se sentó en el suelo con el teléfono en las manos al escucharle.

—E-Está bien gracias, ya pasaremos por los papeles, buen día—Pronunció antes de poder colgar la llamada.

Con eminente coraje se levantó del suelo, después entró al apartamento de Olivia con las únicas llaves que poseía y jamás había utilizado, quería buscar un indicio para saber desde cuando le veía la cara, sí no estaba yendo a la escuela todas las tardes ¿qué es lo que estaba haciendo? caminó por toda la casa sin encontrar nada, hasta que sus ojos fueron a parar en la bolsa de regalo color carmín sobre el mueble del living, no estaba abierta, ponía en letras grandes "OLIVIA".

Se sentó en el sofá rompiendo todo el empaque  con desesperación, entre tanta violencia salieron volando un par de zapatos para bebé y una hoja que parecía una carta, la levantó del suelo con apuro y decidió leerla.

"Olivia.
Nunca entenderás lo que siento por vos.
Hasta ahora que me había puesto a pensar profundo lo entendí, siempre vas a estar en mí y no hay nada que pueda hacer por ello.
Cuando estoy triste y en pedo, me recuerdo cuando íbamos al parque después de piano todos los jueves, te hacia cosquillas hasta que llorabas y me dabas un beso para que me tranquilice.
Igual cuando salíamos de joda y nos abrazábamos en el taxi de vuelta acá.
Sé que tenes problemas, desde que fuimos con Estela he querido hacerme cargo de ti y que no tengas que decirle a charly lo del arriendo o lo del conservatorio.
Siempre me tendrás a mí.
Te amo Oli
Pedro"

la grasa de las capitales 1979, charly garcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora