Vaqueros y curry

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Pete POV

Vegas me envió a casa a la misma hora que la última vez, afuera se observaban los últimos rayos del atardecer y salí a la calle tallándome los ojos para tratar de despertarme del todo, no discutí con él al respecto, quería seguir sus reglas al menos hasta que estuviera cómodo conmigo, confiaba en que si le daba tiempo me daría más libertad a su alrededor.

Caminé hasta mi casa deseando no tener que llegar nunca, cada que pensaba en que dormiría en el sofá me ponía de malhumor, debía encontrar una mejor manera para pasar la noche o terminaría lastimándome la espalda.

En cuanto llegué fui directo a cambiarme y seguí mi rutina diaria, estaba por acostarme en el sillón cuando mi teléfono anunció una llamada, sabía quién era sin tener que revisar la pantalla, contesté terminando de colocarme la pijama y le sonreí al desordenado Kim del otro lado.

―No estás en la sala. ―exclamó como si fuera una especie de logró, negué sacudiendo mi cabello para acomodarlo en su lugar y me acerqué a la cama para sentarme ahí hasta terminar la llamada. ―My sweet baby boy, you look tired.

―Hay una ventana sobre la cama, es su culpa que esté cansado todo el tiempo. ―farfullé levantando el teléfono hacía el techo para que viera el masivo tragaluz encima de mí.

―Le advertí a Khun que no rentara ese lugar. ―murmuró con la voz lenta y pausada, él también se veía cansado. ―Aunque creí que habías encontrado un tipo que te dejaría dormir con él.

―Se llama Vegas. ―aclaré de inmediato, Kim sonrió asintiendo. ―Le conté sobre ti ayer. ―añadí rápidamente, levantó una ceja casi sorprendido.

― ¿Por qué?

―Quería saber si le molestaba que hablara contigo dado nuestro pasado. ―expliqué recostándome en las almohadas.

― ¿Qué dijo?

―Que no le importa si hablamos.

―Dado que no acepta que son novios, no me sorprende. ―murmuró con una modesta sonrisa.

―Lo aceptó esta mañana. ―exclamé mordiéndome el labio inferior tratando de ocultar el entusiasmo que sentía. Se quedó en silencio unos segundos, pero terminó por sonreír.

―Me alegró por ti. ―Kim era un mejor mentiroso. ―Iré a conocerlo en cuanto tenga oportunidad de viajar.

― ¿Puedes traer mi caja de cosas de orcas? Quiero mostrárselas. ―sonrió sin que la alegría llegara a sus ojos, pero asintió.

―Llevaré a Khun también, tiene que pasar la prueba de tu molesto hermano mayor si quiere estar contigo. ―quiso bromear, de verdad lo intentó y decidí no decir nada respecto a lo obvio que era, porque no quería hacer las cosas incomodas, antes de ser novios, fuimos mejores amigos y éramos familia, lo último que deseaba era arruinar ese lazo entre nosotros.

―Los haré dormir en esta horrible casa y me iré a quedar con él. ―advertí y rio.

Fue la primera noche que no hablamos hasta quedarme dormido, a pesar de que Vegas dijo que no importaba, había dejado de sentirse correcto ahora que había aceptado ser mi pareja y podía ver en la cara de Kim cuanto le costaba seguir en esa llamada sin preguntar por él o por nosotros. Quizás era momento de que tuviéramos reglas también.

Arrastre mi manta de vuelta al sofá en cuanto la luna se posó sobre el cristal y ya que todo el día había estado pensando en orcas, terminé por buscar un documental sobre ellas, me traían cierta calma, en libertad eran seres complejos, listos y aterradores, tenían costumbres parecidas a las de los humanos, formaban sus propias familias y nadaban juntos a todas partes. Me causaba sosiego verlas nadar.

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