Vegas POV
La nostalgia es un sentimiento que conozco bien, tarda en asentarse, te hace pensar que fue fácil soltar el pasado y luego un día miras las malditas gradas buscando sus gritos después de ganar una competencia, miras su cartel que aún guardas entre tus cosas del vestidor, con colores brillantes y dibujos de orcas alrededor, se siente extraño que no esté ahí, hay un peso en tu interior y de pronto extrañas todas las pequeñas cosas que creíste no te importaban.
Es raro no verlo a la hora del almuerzo, aún dejo mi mano libre sobre el regazo esperando por él para volver a jugar. Cada que el silencio llena mis tardes pienso en sus cantos que pretendían ser silenciosos, los secretos que contaba al quedarse dormido, las preguntas sin respuesta y los datos curiosos de las orcas que soltaba de la nada, la tranquilidad se convierte en algo agobiante muy rápido cuando añoras otro tipo de serenidad, una que solo el caos trae consigo.
―Iremos al centro por la tarde, si quieres unirte. ―murmuró Porsche dándome un golpe en el hombro para que le prestara atención. ―Creemos que esta vez juntaremos los suficientes tickets para que Pete obtenga su orca.
Le miré de reojo pensando en la navaja suiza, ellos no sabían que pude ganarla para él desde el primer día, pero yo no dejaba de pensar en ello desde que encontré la maldita caja en uno de mis cajones, el constante recordatorio de todas las veces que me negué a darle algo que él deseaba con todas sus fuerzas me hizo deshacerme de ella.
Aun así, podía cerrar los ojos y recordar la mirada que me dedicó esa tarde, sus ojos llenos de anhelos, fue como quitarle un dulce a un niño, podía rememorar cada cuadro de esa velada, como lentamente perdía la emoción que le había causado organizarlo y odiaba saber que esos eran los recuerdos que Pete tenía a mi lado.
― ¿Quiénes irán? ―pregunté obligándome a no seguir por ese camino.
―Nosotros cinco y los amigos de Pete que vinieron de visita. ―murmuró como si no quisiera que escuchara la última parte. ―Iremos al mercado de comida después.
― ¿Sabes cuánto tiempo van a quedarse?
―No lo sé, Kinn dijo que estarían solo unos días, pero Khun sigue alargando su estadía. ―musitó encogiendo la nariz con fastidio. ―Creo que quiere esperar a que termine el semestre para convencer a Pete de que regresé con ellos.
― ¿Lo hará? ―mis dedos se ciñeron a mi maleta para entrenar, Porsche me observó un segundo e suspiró terminando de colocarse una camisa bastante formal para lo que solía usar, en especial cuando solo se reuniría con los chicos a jugar y comer.
―Cuando llegó aquí dijo que sería solo un semestre y luego volvería a casa, no sé si sus planes sigan siendo los mismos o si haya cambiado de parecer. ―advirtió cerrando el casillero, me dedicó una sonrisa colgándose la mochila y paso su brazo por mis hombros empujándome a la salida. ―Los chicos nos están esperando afuera y les dije que irías, así que más te vale que te unas a nosotros.
―Debes dejar de comprometerme a tus planes antes de preguntar. ―farfullé poniendo los ojos en blanco, Arm, Pol y Big estaban frente a las gradas cuando salimos, desde el fin de semana sentía que todos ellos tenían sus esperanzas puestas en que Pete y yo arreglaríamos las cosas y él se quedaría, el único problema era que quién debía hacer que todo eso sucedería, era yo y ni siquiera sabía como acercarme a Pete después de nuestra última conversación.
―Por favor, cómo si no quisieras ver a Pete. ―suspiré sin poder negarlo, esa semana nos habíamos visto una vez cuando fue a dejar las cosas del gato y desde entonces había tratado de respetar los límites que él ponía. Aunque empezaba a cuestionarme que tanto me gustaba la idea de que quisiera verme como un amigo.
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Baby
FanfictionPete es ruidoso, despistado, le pide compartir la comida, le hace cientos de preguntas y no parece entender lo que es el espacio personal. A donde sea que va ahí está Pete sonriente y emocionado de verlo, como un perro que agita la cola cada que lo...