Baby

Extra 2: Saltaría por ti.

Pete POV

Después de las fiestas regresamos a la ciudad con un integrante menos de con los que nos fuimos. Mi descarado Ónix se negó a salir de su escondite en la casa familiar, nos pasamos toda la mañana recorriendo las habitaciones después de año nuevo, teníamos planes de regresar lo antes posible para darme tiempo a buscar un apartamento, los estudiantes volverían en unos días más y quería adelantarme para no tener que recurrir a un piso lujoso otra vez.

Pero Ónix solo soltaba maullidos haciéndonos dar vueltas por cada rincón de la casa sin salir de su escondrijo, no sabíamos como se salió del cuarto, mucho menos como encontró su camino a la planta baja, solo queríamos hallarlo porque todas nuestras cosas estaban en la camioneta y debíamos irnos.

Después de buscar por tres horas sin tener suerte, el padre de Vegas se ofreció a esperar a que saliera y llevarlo con nosotros cuando tuviera oportunidad, tuve un breve instante en que imagine nuestra vida en unos años, con niños tan traviesos como mi bendito gato, ganándose a su abuelo para que los dejara quedarse un poco más en su enorme casa. No lo mencione en voz alta, porque no quería asustar a Vegas con mis pensamientos a largo plazo, pero aceptamos la oferta de su padre para que cuidara de nuestra mascota, prometiendo volver por él si es que no podía llevarlo de regreso.

Dos días más tarde recorrimos cada piso para estudiantes libre en la ciudad, me dolían las piernas, estaba cansado y cada que entrabamos a su apartamento con el montón de cajas amontonadas se me encogía el estómago, Vegas no había dicho nada sobre las molestias que estaba causando, pero eso no evitó que me sintiera mal de incomodarlo en un espacio tan pequeño, incluso mi orca se veía cada día más grande en mitad del apartamento.

Así que una mañana fría de enero me levanté muy temprano para conseguirnos un rico desayuno, Vegas solía dormir hasta las diez cuando no debía ir a clases, al menos lo había hecho todo el tiempo que llevábamos de vacaciones, eran las ocho cuando terminé de vestirme y salí de la casa con la intención de conseguir más que café y panecillos, debía ser algo lo suficientemente delicioso para que mi novio no terminara odiándome por invadir su casa entera.

Busqué por internet hasta dar un con sitio abierto con buena pinta, podía ordenar en línea y elegí varios platos para el gusto de ambos, estarían listos para pasar a buscarlos, aproveché para llevarnos dos cafés calientes y justo cuando volvía al edificio, como una clase de milagro me encontré con un hombre que pegaba un anunció en la puerta sobre un cuarto disponible.

Ni siquiera le di tiempo a terminar de acomodarlo cuando le pedí me mostrara el lugar, deje la comida en la mesa de centro con una nota de que había olvidado mi teléfono en la cafetería y volvería en un rato, y subí junto al casero al apartamento que acababa de quedar libre, no era muy diferente al de Vegas, había una ventana enorme y contaba con un par de muebles como la cama y un los mismos libreros que Vegas tenía, la pequeña cocina con una parrilla y nevera, el resto era espacio libre.

―Es perfecto. ―murmuré con una amplia sonrisa, podía cubrir esa ventana si era necesario y solo movería la cama al otro extremo de la pared para no tenerla a un lado, pero fuera de eso, era justo lo que necesitaba. ― ¿Qué necesito para rentarlo?

El hombre me entrego los papeles para llenar y le entregué mi solicitud de inmediato, dijo que me llamaría por la tarde después de revisar los detalles, pero ya que estaba abierto a pagar de inmediato lo que pedía y no había nada fuera de lo normal en mi petición, me daría prioridad para mudarme esa misma semana.

Decidí guardarme el secreto al regresar a la casa, no quería darle esperanzas a nadie hasta que no firmara el contrato de renta, pero tan pronto vi a Vegas salir del baño secándose el cabello las palabras se amontonaron en mi garganta, me mordí el interior de la mejilla y puse toda mi atención en mantener la boca cerrada.