Orcas, gatos y peleas

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Vegas POV

La primera semana en que Pete regresó a sentarse con nosotros también volvimos a caminar juntos a casa, la única diferencia era que cada uno iba a su piso al llegar a la esquina, sus amigos seguían en la ciudad y pasaba las tardes con ellos, según me había explicado, y yo debía ir a revisar al gato, asegurarme que tuviera comida y enviarle actualizaciones diarias a Pete.

Hablamos bastante, estaba pasando por una transición extraña, era como descubrir límites propios y no los que había aprendido de alguien más, comencé a tomar su mano sin que él lo pidiera, contesté la mayoría de sus preguntas, le hice un par también, aprendí detalles de sus preferencias en comida, pasatiempos y lectura, ya que finalmente había leído el libro que me regaló tiempo atrás, descubrí un diario de frases que Pete marcó en ciertos capítulos, no sabía en que momento pudo hacer eso en el rato que le tomo ir por la comida, pero ahí estaban las razones por las que Pete amaba su libro infantil.

"Estamos yendo a otro lugar y todavía no estamos ahí, pero sabemos que ya no podemos volver atrás".

"Pasó mucho tiempo desde que me abandonaste. Tal vez las cosas cambiaron. Tal vez la trama del universo se desenredó un poquito".

"Sentía que, si no hablaba de ello, nunca volvería a suceder".

"Cuando intentó recordar mi vida, siento como si estuviera armando un lego y me faltaran algunas piezas importantes. Uno hace un gran esfuerzo para armarlo, pero sabe que no queda igual a la imagen de la caja".

Eran fragmentos importantes para él, pequeñas pistas de lo que pasaba en su interior y que ahora yo moría por saber, la primera vez no me esforcé lo suficiente por aprender de él, estaba convencido de que no llegaríamos lejos juntos y que al final ambos regresaríamos a donde debíamos, ahora sabía que "estábamos yendo a otro lugar". Las anoté todas en una hoja de papel, no quería olvidarlas jamás.

Ónix se convirtió en una silenciosa compañía, Pete me tenía prohibido abrir la ventana para evitar que volviera a escapar y a veces lo encontraba sentado en la orilla mirando el callejón con seriedad, revisé si había algo ahí que llamara su atención, nunca logré ver nada más que botes de basura. En otras ocasiones se sentaba en la esquina del escritorio a mirarme trabajar, no importaba si usaba colores o la calculadora, él estaba igualmente interesado.

Le gustaba dormir en el armario, cuando no podía encontrarlo, siempre estaba ahí, así que dejaba una rendija cada mañana para él, tuve que comprar un quita pelusa para mi ropa que estaba llena de pelo todo el tiempo, aún así, comenzaba a gustarme tenerlo aquí, su mirada intensa y curiosa me recordaba a Pete cuando venía a pasar las tardes conmigo, al menos me hacía más fácil el echarlo de menos.

La cámara estaba bajo el cuidado de Pete, me pidió lo dejara buscar donde podían repararla, a pesar de mi insistencia sobre que no había forma de arreglarla, era perseverante y no iba a rendirse tan fácil, lo último que me dijo de ella fue que Kim conocía a alguien en Corea, la enviaron por correo dos días atrás, me tenía nervioso la situación, incluso si no servía podía conservarla como un recuerdo, pero ahora estaba en otro país con un desconocido, de no ser por la confianza que Pete tenía en que regresaría como nueva a mí, estaría teniendo un ataque de ansiedad todos los días.

El final del semestre estaba cerca, nos quedaban menos de quince días, pero habíamos entregado los proyectos importantes el viernes y ahora todos querían festejar su libertad. Por lo que el chat grupal no dejaba de notificarme las ideas de todos para divertirse ese fin de semana, Porsche había creado un grupo nuevo con nosotros seis y los tres amigos de Pete, no sé como Macao se enteró, pero terminó siendo agregado a la conversación también y ahora todos peleaban sobre los mejores sitios en el centro. Desde bares hasta restaurantes y karaokes, estaba por negarme diciendo que tenía otros planes cuando Pete me envió un mensaje privado advirtiéndome que no dijera nada, porque todos querrían ir con nosotros y no quería perder su cita, porque no se la repondría después.

BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora