Piezas perfectas

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Vegas POV

La mañana llegó lentamente, no había dormido nada y solo esperaba paciente a que Porsche me dijera donde verían a Pete, no tenía forma de llevar al gato conmigo sin el temor de que escapara otra vez, así que planeaba contarle que estaba en mi casa en cuanto nos encontráramos y traerlo aquí para que pudiera llevarlo de vuelta con él, aunque tampoco estaba seguro como haría eso con las reglas de su edificio, era claro que el de mantenimiento estaría vigilando cualquier movimiento que hiciera.

Cerca de las diez Porsche me envió un mensaje con una ubicación, era una cafetería no muy lejos del centro y podía estar ahí en treinta minutos, mientras buscaba un par de zapatos secos vigile al animal que andaba por mi apartamento revisando con curiosidad, había cerrado todas las posibles salidas que pudiera encontrar mientras no estuviera, lo último que quería era traer a Pete aquí y no encontrar a su gato.

Decidí ir caminando, ya que las carreteras estaban saturadas gracias a las lluvias y sería más lento si esperaba el transporte público, para cuando llegué todos los demás ya estaban ahí, los vi desde la entrada en una esquina del local, me acerqué con cierto nerviosismo, como si temiera que Pete saltara a gritar por no haber contestado sus mensajes y a pesar de haber practicado mil veces lo que diría, seguía consternado.

Al estar más cerca de la mesa las miradas de los chicos se detuvieron en mí por un segundo, Pete estaba de espaldas recargado en el cuerpo del que suponía era su exnovio y otros dos tipos que desconocía ocupaban un costado de la mesa, los miré a todos sin saber que más hacer, había un lugar libre del otro lado de la mesa, junto a Big y frente a Pete y su acompañante, los chicos me hicieron señales para que lo tomara y los extraños me miraron con ceños fruncidos antes de que Pete y Porsche levantaran la mirada hasta mí.

―Vegas. ―sin darme tiempo a moverme hacía el sitio que habían reservado para mí, Pete se levantó y su cuerpo se estrello contra el mío, apenas divisé un vistazo de su cara, tenía las ojeras marcadas y los ojos llorosos, y mi pecho se sintió pequeño. ―Perdí a nuestro gato. ―susurró contra mi cuello, ni siquiera sabía que consideraba la mascota como propiedad compartida, aunque tampoco me sorprendía, era algo que Pete haría.

Sus brazos me habían atrapado por completo y todos nos miraban en silencio mientras yo trataba de comprender lo que ocurría, me preparé para que estuviera enojado, no para que buscara mi consuelo. Llevé mis manos lentamente hasta su espalda correspondiendo su abrazo y aparté la vista de los demás, hubiera preferido hacer esto en privado.

―Está bien. ―susurré tratando de recuperar mis palabras, pero él lloró aún más fuerte contra mi cuello causando que mi piel se erizara y mis dedos apretaran con algo más de fuerza el sitio por donde lo sostenía. No me gustaba escucharlo llorar, mucho menos verlo en ese estado, pero había una sensación agradable, habíamos pasado dos semanas sin hablar y ahora aquí estaba, pegado a mí de nuevo. Solo pude pensar en que no quería que se alejara por tanto tiempo otra vez.

―No sabemos si está bien, la doctora dijo que debía llevarlo en una semana porque no ha subido todo el peso que necesita y no han podido ponerle todas sus vacunas. ―exclamó apartándose solo un poco para mirarme a los ojos. ―Debe estar mojado y asustado, no ha comido nada desde ayer, y el maldito hombre de mantenimiento me hizo tirar su casa transportadora, quizás se golpeo y por eso salió corriendo. ¿Qué pasa si se lastimo? ¿O si otros animales lo atacaron? ―su cara estaba muy cerca de la mía y estaba hablando muy rápido, apenas podía llevarle el paso.

―Él está bien, anoche quise llamarte, pero...

―Mi teléfono se mojo por la lluvia y no he podido encenderlo desde entonces. ―sollozó volviendo a recostarse en mi pecho, nunca lo había visto tan alterado, solía sonreír para todo y era brillante cada que me encontraba con él, nunca se había visto tan gris y desesperado, debí traer el gato conmigo.

BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora