Zenitsu Agatsuma

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La vida en el distrito rojo no es lo que parece, muchos podrán pensar que se trata de diversión y mujeres, pero es mucho mas complejo que eso. Tengo ya dos años trabajando en una casa de damas de compañía no por gusto sino por necesidad. Mi vida se ha vuelto tan monótona hasta llegar al punto donde ya no siento nada, que más da lo que pase. 

Me estaba arreglando en mi cuarto que quedaba en el segundo piso, peinando mi cabello para hacerlo lucir mejor de lo que realmente era. En la habitación de al lado comencé a escuchar murmullos y después como varias chicas comenzaban a llamar a alguien. La curiosidad me llamó, así que me levante para ver de quien se trataba. 

- Oye lindo, por qué no vienes a acompañarnos?-. mi vecina de habitación le dijo desde el balcón a un chico de cabello rubio que se miraba desorientado. 

- Estas muy bonito güerito, ven con nosotros-. otra chica lo invitó, el rubio se veía abrumado y apenado mientras navegaba por el mar de gente tratando de no perderse o tropezar.

Yo sonreí negando, las chicas querían tomar ventaja de él ya que se veía muy inexperto, seguro querían robarle. Volví a lo mío para terminar de prepararme y así empezar a trabajar. A pesar de que era de noche la gente divagaba mucho entre las calles, curiosamente en las ciudades nocturnas las noches seguían durando demasiado poco. Bajé cuando estuve lista y al intentar salir de la casa me encontré con la dueña hablando con un hombre bien parecido. Casi dos metros de altura, cabello un poco largo de color blanco, sonrisa perfecta y ojos seductores. 

- Estoy seguro de que les será de ayuda-. dijo mientras le daba una palmada a una chica un tanto extraña con un maquillaje mal hecho. 

- Veré de que forma-. dijo la señora de la casa mientras tomaba por los hombros a la chica para observarla de pies a cabeza. Yo me encontraba a sus espaldas mirando la escena y tratando de aguantar la risa debido al extraño maquillaje que llevaba. La señora notó mi presencia así que se giró a verme-. Ahí estas-. me dijo de pronto-. Hazme un favor quieres? Lleva a esta chica contigo arriba y arregla su maquillaje, hazla lucir linda así como tu-. me ordenó y nos empujo levemente para que subiéramos.

Obedecí y tomé a la chica de la mano para llevarla escaleras arriba, una sensación extraña recorrió mi cuerpo. La mano de la rubia se sentía áspera, me pregunté a que trabajo tuvo que ser sometida para tener esas manos. Al llegar a mi habitación cerré la puerta atrás de mi y la guie hasta un pequeño banco que tenía para empezar a mejorar su rostro, estando frente a ella solté una carcajada. 

- Quién te hizo esto?-. le pregunté aun riendo pero ella no respondió-. No te preocupes, te haré lucir linda-. tomé un paño húmedo y empecé a frotarlo por su rostro, quitándole la base blanca y el labial mal colocado. En cuanto más iba quitando el maquillaje, mas iba frunciendo el ceño. No era una chica, era el chico rubio al que habían estado llamando hace unos minutos. 

Rápidamente empecé a maquinar, quizá se había hecho pasar por una chica para entrar gratis a la casa de compañía, o peor aún quizá ese hombre que lo había entregado tramaba algo y quería robar a una de las chicas. Actué como mejor me pareció, le di una bofetada al chico y corrí en dirección a la puerta pero él fue mas rápido y logró mantenerla cerrada conmigo adentro. 

- Quien eres?-. pregunté desconcertada y forcejeando la puerta. 

- Tranquila, no te haré daño-. me dijo en un susurro asustado-. Se suponía que debía infiltrarme-. dijo el rubio. 

- Infiltrarte?-. le pregunté confundida y dejando la puerta. 

- Si-. me dijo agachando la cabeza-. Pero nadie debe saberlo, es una misión secreta-. su voz temblorosa me dio lastima. 

- Y así te maquillaron para infiltrarte?-. me reí burlona-. De quien fue la idea, del hombre alto con cabello blanco?-. reí nuevamente. 

- Se supone que debía hacerme pasar por una chica-. confeso y yo aguante la carcajada, ya me había reído lo suficiente. Él me miro triste y avergonzado, una combinación de gestos bastante graciosa como para causar una risa que se podía escuchar a tres habitaciones de distancia-. Silencio-. me dijo él y en un movimiento rápido se puso detrás de mi para tapar mi boca y tomarme de la cintura. Intente salirme de su agarre y fue entonces cuando me di cuenta de lo fuerte que era en realidad. La mejor idea que se me ocurrió fue lamerle la mano en un intento que le diera asco y me soltará, pero lo que sentí bajo sus pantalones me indicó todo lo contario. 

Mis ojos se abrieron al saber que eso le había causado excitación y yo, al verme en esa posición también comencé a sentir cosas. Los labios del chico rubio quedaron muy cerca de mi oído, por lo cual fue fácil para él comenzar a besar y pasar su lengua por ahí. Me deje llevar, mi cuerpo paso de estar rígido a dejarse caer en los brazos de aquel chico. 

Al notar esa acción él fue suavizando su agarre, como si hubiera entendido mi disposición. Al tener más control me giré para verlo a la cara. Era un chico muy lindo, su semblante era tierno a pesar de la situación en la que nos encontrábamos. El rubio no dejó mi cintura, sus manos se quedaron ahí haciéndome entender que por el momento no íbamos a ir a ningún lado. Él viajo desde mi oreja hasta mi cuello, y ahora se profundizo en él, dejándome soltar pequeños jadeos ante el contacto de sus labios con mi piel. 

De un momento a otro ya nos encontrábamos en el piso, el chico estaba sobre mi besándome. Yo sentía que su pantalón iba a estallar, por lo cual fui a intentar desabrocharlo y que fuera libre. Él soltó un gemido que me hizo querer abandonar mi cuerpo, no cabía de tanto placer. 

- Está bien-. le dije-. Podemos hacerlo ya-. empecé a quitarme la ropa como pude con él sobre mi y cuando lo observé el miraba hacia el piso, como si algo le hubiera recordado que tenía que parar-. Estás bien?-. le pregunté y me acerqué hacia él. 

- Yo nun...-. comenzó a decir-. Yo nunca...-. entendí de inmediato a lo que se refería. 

- No pasa nada-. lo comprendí-. Quieres que paremos-. le pregunté volviendo a acomodar mi ropa, dándole a entender que terminaríamos. 

- No-. me dijo al instante, con movimientos torpes iba quitándose su ropa, capa tras capa. Me quedé boquiabierta al momento en el que vi su perfecto abdomen bien trabajado, él no era un chico ordinario. 

- Como te llamas?-. le pregunté queriendo saber más de él, ya que me tenía hipnotizada. 

- Zenitsu-. me respondió con las mejillas rosadas. 

- Que bonito nombre-. dije al tiempo que me terminaba de quitar la ropa, él me veía como bobo literalmente nunca había visto a una chica sin ropa, así que solté una pequeña risita ante su expresión. Gateé hasta el rubio y me posicione sobre su regazo pero aun sin que entrará. Lo bese apasionadamente, mi lengua memorizó cada lugar en su boca así como sus manos memorizaron mis pechos y el lugar de mis pezones. 

No le di mas vueltas al asunto, estando arriba de él, tomé en mis manos su miembro, de tamaño promedio pero gran grosor, sonreí al saber lo que me esperaba. Lo jalé un par de veces solo para escuchar los gemidos del chico llenar la habitación. Lentamente me fui dejando caer sobre él, su aparato resbaló fácil debido a lo lubricada que me encontraba. Puse los ojos en blanco al saber que ya estaba todo dentro y al ver a Zenitsu supuse que no duraría mucho. 

- Tranquilo-. le dije poniendo mis manos en su pecho para tener apoyo. Comencé a dar brincos sobre él, con mucho cuidado de que no saliera. Sentía la respiración del chico cada vez mas agitada mientras yo saltaba cada vez con mas fuerza-. Zenitsu-. solté un gemido repentino, la habitación quedó oliendo a nuestro acto, y yo quedé llena de placer literalmente. 

Ambos nos desplomamos luego de ese rápido pero increíble encuentro.  


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Demon Slayer One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora