Donde está? Fue lo primero que pensé al llegar al lugar acordado y ver solo a uno de mis amigos ahí. El de cabello blanco se notaba serio como era de acostumbrarse, estaba sentado bajo la sombra de un árbol y al verme se incorporó abandonando su momento de privacidad.
- Hola-. lo saludé cuando estuve mas cerca, él levanto su cabeza en señal de saludo y volvió a sentarse haciéndome una seña para que lo acompañara-. Y Obanai?-. pregunté una vez junto a Sanemi, él se encogió de hombros-. No te dijo nada?
- No-. me respondió observando hacia el frente-. No creo que vaya a venir, por lo general no nos hace esperar-. se recargó contra el tronco del árbol con las manos atrás de la cabeza.
- Que raro-. le comenté y comencé a especular en mi cabeza, quizá le haya salido algo de último minuto-. Bueno, entonces, quieres entrenar?-. le pregunté al pilar del viento que después de quedarse callado por unos segundos asintió con la cabeza.
Me gustaba entrenar con Sanemi, aun cuando a muchos de nuestros compañeros no les cae muy bien a mi me parece agradable, tiene mucha determinación y aunque se ve que es una persona muy dura se que en el fondo es bondadoso. Al igual que Iguro, si nos guiamos por las apariencias él no se ve mucho de fiar pero ya que lo conoces te das cuenta de que vale la pena.
Comenzamos a entrenar, a Sanemi no le gustaba mucho la respiración del agua, no por la respiración sino por ser Giyuu el que me había enseñado, ellos dos no se llevan muy bien. Por esa razón me daba mucha pelea, él quería demostrar que su respiración era mejor que la del pilar del agua. Al cabo de unas horas le dije que había tenido suficiente, estaba realmente cansada y tenía ganas de parar, a lo que él accedió luego de verme escupir sangre.
- Te veo mañana-. le dije mientras me despedía con la mano.
- Nos vemos-. me respondió mientras se alejaba tomando su camino.
Regresé a mi finca con la sorpresa de no encontrar a nadie, al parecer Giyuu había salido de último momento, había solo una nota al abrir la puerta que decía "me voy". Suspiré al entrar al lugar vació y me preparé algo de comer, moría de hambre debido al entrenamiento. Al terminar de comer ya estaba oscureciendo así que opté por salir al jacuzzi que había en nuestra finca para poder relajarme antes de dormir.
Sali en una bata con los pies descalzos, el césped que había bajo ellos se sentía fresco y suave, sonreí al sentir una pequeña brisa mover mi cabello. Me aproximé hasta el jacuzzi para sentir el agua, estaba fresca, justo como tenía que estar en una noche de verano. Sin mas titubeo me quité la bata y entré en el agua rápidamente para asegurarme de que nadie me viera. Una vez adentro solté un jadeo al sentir como el agua abrazaba mi piel y me hacia sentir mucho mejor.
Cerré los ojos disfrutando del viento de la noche y del agua a mi alrededor. Me quedé así por varios minutos, estaba relajada, pero sentir una mirada penetrante me hizo abrir los ojos al instante para poder encontrarme con el pilar serpiente. Sus ojos bicolor me escanearon desde la poca profundidad del agua hasta el tope de mi cabello.
- I...gu...ro-. dije a penas con un hilo de voz, tapé mis pechos con ambas manos mientras mi rostro cambiaba a un rojo vivo, casi al punto de hervir el agua. El chico permaneció sin decir nada, solo me miraba expectante desde afuera. La serpiente que llevaba en su hombro se movía con elegancia, era la única prueba de que no estaba soñando, me extrañaba que el pilar no reaccionara así que volví a llamarlo esta vez con voz mas firme-. Obanai-. dije ahora segura, fue entonces cuando él salió de su trance para que su rostro tomara intensidad-. Podrías pasarme mi bata?-. le señalé con la mano, él me la alcanzó y yo le sonreí con timidez, esperando que entendiera que debía darse la vuelta.
- Claro-. dijo él con un poco de color todavía en su rostro. Me apresuré a quedar visible y de un brinco salí del agua, le toqué la espalda con mi dedo índice para indicar que estaba lista-. Lo siento-. dijo al momento que se dio la vuelta-. No pensé que fuera un mal momento-. se miro arrepentido.
- No es un mal momento-. me reí sonrojada-. Donde has estado todo el día?-. le pregunte preocupada.
- Lo siento-. me dijo-. Tuve una discusión con Shinazugawa esta mañana y no me sentía bien estando con él-. me quedé sorprendida al escucharlo, cuando le pregunté en la mañana él no mencionó ninguna discusión.
- Qué? Por qué discutieron?-. le pregunté curiosa. Él negó con la cabeza y rodó los ojos dándome a entender que no quería hablar del tema. Yo asentí.
De pronto sentí como los ágiles dedos de Obanai me tomaban por el mentón para levantar mi rostro hacia la luz de la luna, gesto que se me hizo extraño.
- Estás bien?-. me preguntó analizándome detenidamente bajo la poca luz que nos brindaba la luna.
- Si-. le respondí dudosa al no saber qué lo había alarmado.
- Tienes una herida en el labio-. me dijo acariciándome la mejilla.
- Oh, debió ser el entrenamiento-. le respondí encogiéndome de hombros, Obanai se quedó quieto y fue frunciendo el ceño.
- Sanemi?-. me preguntó con enfado.
- Si pero solo estábamos entrenando-. le recordé tratando de reducir su molestia.
Tomé con mis dos manos la mano que él tenía aun sobre mi mejilla y cerré los ojos disfrutando del tacto frío del pilar serpiente, al parecer mi gesto lo tomó por sorpresa ya que cuando abrí los ojos su expresión era digna de soltar una carcajada.
- Qué?-. le pregunté soltando una risita.
- Estás tan hermosa bajo la luna-. me dijo y el color volvió a su cara al igual que a la mía.
- Gracias-. sonreí apenada-. No tenía idea de que vendrías-. le dije bajando la mirada con intención de evitar esa fuerte mirada suya.
- Quería verte hoy-. me respondió-. No sabía que tenías planes-. dijo refiriéndose al jacuzzi.
- Fue algo improvisado-. le confesé-. Giyuu no está en casa así que pensé en venir a relajarme un poco. El pilar asintió comprendiendo la situación-. Quieres pasar?-. lo invité rascándome la cabeza en señal de ansiedad, nunca antes había invitado a un pilar sin autorización de Tomioka. Él se quedó pensando un segundo.
- Por qué no mejor entramos al agua-. dijo mirando sobre mi hombro en dirección al jacuzzi. Nuestros rostros se enrojecieron al encontrarse.
- Está bien-. dije nerviosa-. Voy a entrar-. le dije dándome la vuelta en modo de advertencia, dejé caer la bata al suelo y sin perder un segundo entré al agua. Quedé dándole la espalda a Obanai y me limité a escuchar como su ropa iba cayendo al suelo capa tras capa. De pronto sentí su presencia en el agua y luego de unos segundos lo observé frente a mi.
La luz de la luna hacia que sus ojos se vieran el doble de brillosos, tuve que mirar hacia otro lado con la intención de no incomodarlo con la mirada. Ninguno de los dos hablábamos, sentí la mano de Obanai buscando la mía bajo el agua. Palidecí al instante, pero aun así tomé su mano en cuanto la sentí cerca. No me podía creer lo que estaba pesando, lo que siempre había querido, estar así con él.
- Que lindos ojos tienes-. atiné a decirle, siempre me había parecido lindo, todo de él.
- Gracias-. dijo mientras se iba acercando más a mi, sin dejar de tomar mi mano. El espacio entre nosotros cada vez era mas reducido hasta llegar al punto en el que nuestras narices rosaban. Solté un suspiro, nunca habíamos estado tan cerca-. Tu eres tan linda-. me dijo mientras me soltaba de la mano para tomarme por la cintura y con la mano libre me tomaba por la nuca para unir nuestros cuerpos mojados en un abrazo lleno de necesidad.
Me imaginé a una docena de anguilas eléctricas estando en ese jacuzzi, ya que se sentía una gran corriente eléctrica a nuestro alrededor.
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