Muichiro Tokito

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Mi vida ha sido una tragedia desde que tengo memoria, viniendo de una familia muy pobre desde pequeña aprendí que se deben hacer sacrificios para obtener lo que quieres. 

Mi madre era muy bella, pero el idiota de mi padre la embarazó y tuvieron que quedarse juntos. Fui la segunda en nacer, mi primer hermano había sido enviado lejos para poder trabajar y ayudar a la familia, pero luego de dejar nuestro terrible hogar le perdimos el rastro, no lo culpo por querer escapar. 

Mi mamá trabajaba en un local de comida cerca de casa, le estaba yendo demasiado bien y podía traer dinero a casa. El día antes de mi cumpleaños ella se había quedado tiempo extra para así tener dinero y poder preparar una cena para mi. Ese día ella salió de la tienda y dos bandidos la acorralaron, ella se opuso a entregar su sueldo de aquel día y así fue como acabaron con su vida. 

Dos meses después del asesinato de mi madre murió mi hermana pequeña por una enfermedad en los pulmones. Solo quedábamos mi padre y yo. Mentiría al decir que tuve suerte, de hecho hubiera preferido morir antes que vivir al lado de un hombre como mi progenitor. 

A mi padre se le había ocurrido la brillante idea de subastarme, por el barrio en el que vivíamos lo máximo a lo que podía aspirar era un plato de arroz. Había pegado panfletos desde casa hasta el bar más lejano, así que habría gente ahí, al menos para chismosear. 

No me opuse, lo mejor que podía hacer era escapar del idiota de mi padre. Quizá alguien menos despreciable se quede conmigo, y si es una mala vida puedo escapar y hacer mi propia vida. 

No me vestí para la ocasión, ya que no tenía nada mejor que usar que la misma ropa de siempre, aun así intente arreglar un poco mi cabello y lavar mi rostro para verme mejor. Mi padre entró a buscarme, era hora de salir y encontrarme con la persona que intercambiaría comida o alcohol por mi, que emoción. 

Había al menos unos veinte hombres, la mayoría eran mis asquerosos vecinos ofreciendo arroz, como lo había imaginado. No fue hasta que vi a un hombre que destacaba entre todos, lucía bastante limpio pero tenía una extraña condición en sus ojos. 

- Te ofrezco una pequeña choza por ella-. dijo el hombre con voz baja pero mucha claridad. Al mencionar eso todos se quedaron callados, en el rostro de mi padre pude ver la sonrisa mas avariciosa que he visto.  

- Trato-. respondió mi padre para luego caminar hacia el hombre y estrecharle la mano. 

Luego de que todos se fueran solo quedó el hombre al lado de una mujer con cabello blanco, su piel era blanca como la porcelana y tenía unos ojos hermosos, era bastante bella. 

- Bien señor, venga por aquí, le indicaré donde queda la choza-. el hombre le hablo con amabilidad y se encaminaron para ver la choza. 

- Hola linda-. me saludó la mujer-. Es un gusto conocerte, me agrada poder ayudarte a salir de aquí. 

No dije nada, me parecía muy raro que la mujer me hablara con tanta amabilidad. No se si debería de estar asustada. Luego de unos minutos el hombre volvió sin mi padre, asumí que debió de haberse quedado descansando en su nuevo hogar. 

- Hola-. me dijo el hombre con una sonrisa cálida-. No debes de tener miedo, vine para rescatarte, puedes decirme Ubuyashiki. Me parece muy mal lo que te hizo tu padre-. me dijo con tranquilidad-. Solo para que quede claro, tu vales mas que una choza pero tu padre no merece mas.- me dijo con una sonrisa-. Ahora acompáñame, tenemos asuntos que hablar. 

Me parecía muy raro todo lo que estaba pasando, éste hombre parecía demasiado bueno para ser verdad. Se veía que dinero no le faltaba y en dado caso de que la mujer fuera su esposa, porque entraría a la subasta para obtenerme. Sin decir nada camine tras ellos, en caso de que se pusiera feo solo tendría que escapar. 

Demon Slayer One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora