VIII.

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Khun y Kinn siguen mirándolo de forma extraña pero ninguno de los dos dice nada. Los tres hermanos están sentados en el pequeño comedor donde suelen desayunar juntos pero ninguno de los tres parece saber cómo iniciar con esa conversación.

Kim mira de forma confiada a sus hermanos porque sabe que no tiene nada que esconder de ellos. Lo cierto es que no entiende del todo esa actitud de los dos. No es como si hubiera cometido un crimen ¿o sí?

—Estoy un poco confundido— dice Kinn al fin, y Kim se queda quieto mirando a su hermano mayor con tranquilidad—. Es decir, el sábado por la tarde todo el mundo pensaba que estabas a punto de sucumbir a una crisis de la que no sería posible sacarte pero justo ahora estás tan, bueno, ¿normal? No es que no me alegre de que estés bien, Kim, pero simplemente no entiendo cómo es posible que te veas incluso mejor que cuando te dejamos hace dos días.

—Les dije que se preocuparon de más, no estaba mintiendo cuando dije que estaba bien— dice Kim con calma—. Sí, la crisis fue horrible pero cuando pude calmarme todo empezó a mejorar.

—Eso no quiere decir que no volverá a suceder—dice Khun despegando sus ojos de la mesa por fin—. Deberíamos estar en el hospital ahora mismo. Le di órdenes precisas a Big, le dije que tenía que llevarte con los colegas de Top pero no, dejó que cumplieras tus caprichos como siempre hace.

—Khun, estoy seguro de que algo así no volverá a sucederme, al menos no con esa intensidad— dice Kim con seguridad—. Este fin de semana ha sido, cómo decirlo, bastante esclarecedor en algunas cosas para mí.

—¿Cómo cuáles?— pregunta Kinn con aire confuso.

—De dónde viene mi enfermedad, por ejemplo— dice Kim y siente que su estómago se revuelve un poco ante la perspectiva de poner en palabras la historia que acaba de descubrir.

—Kimhan, no puedes saber de dónde viene tu enfermedad porque sencillamente no eres médico— dice Khun a la defensiva—. Hemos visto a cuanto especialista se ha cruzado en nuestro camino y ninguno de ellos nos ha podido dar una explicación satisfactoria, ¿qué demonios te hace pensar que tú lo has descubierto solo? ¿Cómo lo supiste? ¿Chay y tú pusieron tus síntomas en un buscador y dieron de lleno con tu enfermedad? Aunque dudo mucho que tú y Chay hayan tenido tiempo de eso cuando estaban tan ocupados jugando a ser una pareja de recién casados.

Kim levanta una ceja en señal de confusión mientras que Kinn le dedica a Kim una mirada algo avergonzada.

—¿Te molesta tanto que eso pueda llegar a pasar entre Chay y yo?— pregunta Kim con frialdad y las mejillas de Khun se sonrojan un poco— ¿Por qué?

—¡Lo conoces hace una semana y es el hermano de Porsche!— dice Khun como si eso fuera de sobra evidente—. No digo que sea malo pero justo ahora no puedo preocuparme por un romance entre Porchay y tú.

—¿Y por qué tendrías que preocuparte?— pregunta Kim con una sonrisa divertida—. ¿A ti también te molesta eso, Kinn?

—No en realidad, supuse que algo así podría pasar porque Porchay siempre ha sido transparente con sus sentimientos hacia ti— dice Kinn, y Kim no puede evitar sonreír al pensar que Chay pueda sentirse del mismo modo en el que se siente él—. Es decir, eres algo así como su amor platónico musical y ahora que te conoce supongo que era inevitable que ustedes dos, bueno, terminaran acercándose el uno al otro.

—¡Oh, Kinn, no lo alientes!— dice Khun realmente molesto—. Esto puede afectar tu matrimonio.

—Khun, sé que siempre arruino todo pero no entiendo cómo mis sentimientos por Porchay pueden arruinar la boda de Kinn y Porsche— dice Kim intentando guardar la calma.

SamsaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora