Samsara

X.

Las últimas semanas han sido un sueño muy dulce para Kim, no podría describirlo de otro modo. Aunque ahora mismo su cuerpo suplica por un descanso después de las intensas jornadas de trabajo a las que ha sido sometido, la sonrisa no se borra de los labios del chico quien jamás había sentido con tanta certeza esa felicidad alocada de estar vivo que late en su corazón en ese preciso instante.

El joven sonríe y se deja caer en uno de los mullidos sillones de la sala donde Tankhun suele ver televisión por las noches. En ese justo momento está solo en casa debido a que sus hermanos están preparando todo lo que se necesita para traer de regreso a los padres de Porchay y Porsche. Kim suspira, esa noticia ha traído una inmensa alegría para los hermanos Kittisawat quienes al día siguiente podrán reencontrarse con sus padres después de años de no verlos.

Esa noticia, por supuesto, alegró el corazón de Kim porque cuando Kinn anunció la buena nueva a la hora de la cena tres días antes, los ojos de Porchay se iluminaron de tal modo que Kim pensó que en ellos estaban escondidas todas las estrellas del cielo. Kim jamás había visto la sonrisa de Porchay brillar del modo en el que lo había hecho aquella noche y la alegría en Chay era tanta que por eso mismo, Kim piensa que ni siquiera se pondrá triste porque de hecho, no podrá verlo en varios días. Por supuesto, podría verlo tan pronto como sus padres lleguen y se instalen pero Kim piensa que quizá Porchay y Porsche necesitarán algunos días para ponerse al corriente de todo lo que ha pasado en sus vidas y en las vidas de sus padres.

Kim suspira y sus ojos se quedan fijos sin poder evitarlo en el enorme retrato de la familia que preside la sala. En ese cuadro, Kim es apenas un bebé pero es posible notar el amor que une a esas cinco personas que un día fueron separadas de la forma más cruel y trágica. De pronto, los ojos de Kim se llenan de tristeza y algo frío y triste en su corazón le hace preguntarse si acaso, esa otra vida donde él mismo destruyó familias y ciudades, es la razón por la que sus padres tuvieron que morir de ese modo injusto en el que lo hicieron.

Es un pensamiento oscuro, claro, pero no puede evitar verlo como una posibilidad. Sí, es hermoso pensar que su amor del pasado lo ha alcanzado en esta vida pero también lo ha hecho todo lo demás, ¿no es así? El odio, la destrucción, la culpa, todo eso debe expiarse en esta vida y sin saber por qué, un escalofrío lo recorre de pies a cabeza aunque lo cierto es que ese día ha sido más caluroso de lo normal.

Kim sacude su cabeza de modo negativo y se dice que no tiene caso pensar en eso. Aunque esas semanas han sido como un sueño porque él y Porchay han pasado mucho tiempo juntos, también es cierto que él y Khun no han dejado de explorar la biblioteca de Korn Theerapanyakul en busca de ese libro donde está escrita toda la historia de Kærlighed y Stjernelys. Ninguno de los dos ha encontrado el libro, eso es claro, pero algo le dice a Kim que en las páginas de ese libro encontrará la respuesta a la pregunta de si todo lo malo que los hermanos Theerapanyakul han tenido que vivir ha sido culpa suya de algún modo.

Kim se deja caer en el sillón y se dice que debe dejar de hacer eso, debe dejar de torturarse por cosas que él no provocó de forma consciente así que Kim combate esas ideas peligrosas de la única manera en la que sabe hacerlo ahora: pensar en Porchay.

La sonrisa que se dibuja en sus labios en tan simple y tan cálida que el chico se siente un poco avergonzado al notar que el solo nombre del chico aquel puede alejar todo rastro de sombras de su mente y de su corazón. Pensar en Porchay es como un bálsamo que se derrama sobre su pecho alejando de él cualquier dolor.

Y es que aquellos días los dos se han vuelto más cercanos, algo mágico está sucediéndoles desde aquella noche en la que Kim estuvo consolándolo en su habitación. No, claro, no ha sucedido nada tan maravilloso e íntimo como lo que estuvo a punto de suceder en su alcoba, Porchay no lo ha vuelto a mirar con el mismo deseo urgente en sus ojos pero la magia sigue ahí. Esa magia es tan latente que ninguno de los dos ha podido ocultarla. Esa magia es tan poderosa que Kim sabe que no debe dejarla pasar pero debe admitir que él no es tan valiente como Porchay.