O1: Matrimonio infeliz

1.6K 132 26
                                    


Los amigos inseparables jugaban fútbol como de costumbre, solo ellos dos tirando penales, eran jóvenes pero realmente tenían un amor sincero pero el primer paso siempre es difícil de dar.

— Mi memo te las ando metiendo bien cabrón –burlo Javier y su amigo rodó los ojos divertido mientras negaba– solo te digo que me vas a terminar invitando un café con su respectivo pan.

— Cómo digas.

Cuando menos lo noto su amigo ya celebraba por los cinco penales seguidos, menos mal que no sería portero.

Javier se veía realmente adorable festejando, su antojo fue cumplido y Guillermo le compro incluso dos panes, un "ladrillo" de chocolate y un pan de muerto por las fechas, este se lo comió todo a gusto mientras Guillermo lo miraba, termino como un "adicto" con restos de azúcar en su boca y labios, su amigo tomo una servilleta y lo limpio con cuidado.

— Wey no soy un bebé, si me se limpiar, mejor besame y ya.

Era bastante directo, el más alto soltó unas risa y se acercó obedeciendo.

Jamás tuvieron la oportunidad de conocer a alguien más, en su adolescencia no tuvieron a algún amigo aparte de ellos mismos entonces siempre pensaron que lo que sentían era amor, sus familias que eran grandes amigas cuando se enteraron de la relación no tardaron mucho en idear planes de boda que se dieron tres años después de que los jóvenes empezarán a salir, se casaron con diecinueve y de ahí pareció ser un rayo.

Eran perfectos pero cualquiera te diría que parecían mejores amigos antes que esposos, un año después de su matrimonio nació el pequeño Diego Ochoa Hernández con toda la cara de su padre Guillermo, ambos por partes individuales rogaban porque el pequeño despertara esa chispa que según ellos existió pero nunca sintieron, les consumió la monotonía.

Diego llegó a salvar ese matrimonio ya que incluso ambos pensaban en un divorcio con el miedo de lo que le dirían sus padres.

Javier cargaba a Diego mientras terminaba de servir el desayuno, le daba leche a su pequeño del pecho mientras era tapado por una cobija, sintió la presencia de su esposo y sonrió.

— Guillermo, ¿Desayunaras antes?

— No debería hacerte la grosería de irme, desayunemos juntos, te ayudo a servir.

Desayunaron en silencio porque Diego se había quedado dormido en los brazos de Javier que sonreía con ternura cada que veía a su hijo.

Era la misma rutina a diario, desayunaban en silencio, cuando Guillermo volvía del trabajo cuidaba de su pequeño mientras Javier descansaba, a la hora de comer veían cualquier cosa en la tele y en la noche era cuando ellos eran los mismos adolescentes que solo eran amigos, en esas noches no se veían como esposos, novios o amantes, se veían como los mejores amigos y así hubieran seguido toda su vida hasta que cada uno conoció por su cuenta a alguien que logro llenar su corazón.

Lionel Andrés Messi Cuccittini era solo un año menor que Guillermo, se conocieron gracias al trabajo, Messi era niñero de uno de los hijos de sus supervisores en lo que buscaba trabajo y ahí lo conoció, sintió algo parecido como a un click pero nunca lo aceptaría, apesar de ser joven ya tenía a un bebé y un esposo que lo esperaba en casa, tal vez solo sabía apreciar la belleza de alguien, admiro cada momento con Lionel y en una ocasión que se encontró con la niña de su supervisor que conocía perfectamente ya que antes el la cuidaba se dio la oportunidad de acercarse a Messi, pronto se hicieron amigos pero no sentía esa sensación con Javier, eso iba más allá que su matrimonio pero realmente estaba convencido que solo sentía una gran amistad por el argentino.

Del otro lado Javier gracias a un amigo en común del matrimonio conoció a Cristiano Ronaldo, de la misma edad, un lindo portugués y a diferencia de Guillermo el si entendió que lo que sentía por Ronaldo era amor, este ya tenía un hijo, Criss Jr que venía de un embarazo no deseado así que la madre se lo dejo a el portugués para una vida mejor.

Ambos conocieron a los amores de su vida pero se mantuvieron al margen durante siete años, aparte, cuando Javier conoció a Criss era soltero, después hubo una aventura y cuando menos vio ya tenía un hijo en brazos.

Diego nació con la mejor familia pero notaba como sus padres no se besaban en los labios al despedirse, pensó que tal vez sería normal y no le tomaba tanta importancia, su vida era perfecta con sus padres.

Por ejemplo, hoy era el día del waffle y Javier sinceramente era pésimo cocinando así que Guillermo llegó un poco tarde para preparar el desayuno para su pequeño.

— ¿Que es esa cara Javi? Sabes que también haré para ti –se burló Guillermo viendo la expresión de Javier, tal vez dando lástima.

— No es eso Paco... Solo que es azúcar y me lo vas a dejar alterado todo el día –vio como su marido le ponía nutella a los waffles de su hijo.

— De por si es inquieto, tranquilo, puede que cuando venga Cristiano con su hijo los dos anden de locos en el patio.

— ¿Y si te quedas?

— Javi, no puedo hacerlo.

Este suspiro de frustración, realmente le daba miedo lo bestia que podía ser su hijo con un poco de azúcar, vendría Cristiano con su pequeño junto con Andrés y Rafa, amigos del matrimonio.

Lo inevitable paso y Guillermo tuvo que ir al trabajo no sin antes darle dinero a Javier para que compraran la comida y dulces para los niños, era un ángel pero Javier tenía miedo, hace poco el tener la presencia de Cristiano se le dificultaba más no ponerse nervioso.

Cuando sus amigos llegaron a la casa vio al pequeño Criss Jr en brazos de su padre y sonrió de ternura, el bebé era todo un ángel y a Diego le encantaba jugar con el pequeño aunque apenas y pudiera estar parado.

— ¿Puedo cargar a este pequeño? –pidio permiso Javier y Cristiano asintió dándole al pequeño que ya tenía una risa en su rostro esperando ser cargado por Javier.

Criss Jr era muy especial con quién lo cargaba pero con Javier no tardó ni un minuto con balbuceos al querer estar entre sus brazos, era bueno con los niños.

Diego rápidamente corrió y abrazo a su tío Criss, así lo consideraba, como un tío.

— ¡Tío Criss!

Este levantó al menor que lo abrazaba como si nunca lo hubiera visto en mucho tiempo.

Cuando abrazo a sus otros dos tíos camino hacia el patio con su papá que tenía a Criss Jr y lo metió en un arenero, Guillermo le hizo a su pequeño un pequeño parque en el patio que era amplio.

Andrés y Rafa vigilaban a los niños mientras que Javier se dirigió a la cocina para ver que podían comer los niños como golosina, se negaba a comprarles algo por qué su esposo ya tenía una pequeña despensa para su hijo.

— Ahora que lo pienso Criss no podrá comer golosinas.. –susurro para si mismo y luego vio al lavabo donde sintió a alguien a su lado, se asusto pero se tranquilizó al ver a Ronaldo– me metiste un sustote.

Pero aún así se sentía nervioso.

— ¿Me estás evitando?

— ¿Por qué lo haría? –pregunto Javier sin querer mirar al portugués pero vio como este se acercaba y hacia que lo mirara con su mano en el mentón del mexicano.

— Está empezando algo entre nosotros, no me digas que no te das cuenta de ello.

𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘚𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰𝘴 | Diego Laínez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora