18: Papá

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— No me sorprende, incluso de pequeño prefería a Memo antes que a mí –hablaba con su ex suegra, fue a visitarla para que Criss y Jr pudieran probar las tortas que tanto le gustaban de joven y incluso ahora, vio como su pequeña familia que parecía ser ya de dos hablaban entre si, sonrió un poco.

— Diego te ama mucho Javi.

— Creo que dejó de ser así hace mucho, yo no sé que tiene Lionel como para que no lo odie como a Ronaldo, Guillermo también le mintió y con el está como si nada, ¿Si los hubiera visto a ellos sería distinto?

— No lo sé pero puedo asegurarte que el te ama, cuando vino a quedarse pedía que le habláramos de ti, de pequeño decía que quería más a Memo pero sabes que era porque no lo veía mucho, con la terapia se resolverá, se me hace raro que no pidieran tu presencia, es la primera terapia de Diego.

— ¿Lo ve? Yo no sabía nada de esto –contesto molestó mientras veía a lo lejos cómo Junior sufría por la salsa– mejor la dejo que siga despachando, cuando termine de comer la ayudo un rato.

Agradeció el gesto.

Diego salía del consultorio de la psicóloga, no hubo mucho, casi nada que decirle, primero había hablado con su padre, estuvo afuera y hablo con la psicóloga diez minutos, unas palabras se quedaron grabadas en el.

" Habla antes de que sea tarde "

Cuando llegó a casa su papá llevaría a Lionel con sus amigos para que se distrajera un rato, estaba solo en casa, su ansiedad lo comía vivo al entender que no estaba siendo del todo justo con su papá Javier, pedir perdón siempre era difícil.

" —Fumar aveces ayuda
–aconsejo Kevin. "

De su escondite pudo sacar el cigarro electrónico, con miedo inhaló un par de veces maravillado con el humo que salía de su boca, era algo adictivo si le sumaba el sabor que dejaba en su boca, el tiempo no fue mucho cuando escucho como su padre había vuelto, asustado escondió el vape y abrió la ventana, hecho un poco de aromatizante de lavanda para ocultar su olor.

Se trago un poco de pasta de dientes y la escupió para ocultar el olor, cuando su padre entro a la casa bajo las escaleras con una sonrisa que se le quitó al ver también a Javier.

Solo era Javier con Guillermo lo cual en parte agradecía pero no se sentía listo aún para hablar.

— No... –susurro Diego mirando a su papá Guillermo que se acercó a abrazarlo para calmarlo.

— Mira se que no quieres hacerlo pero si no Javier comenzará a creer que te estoy lavando el cerebro.

Ambos adultos habían tenido ya una conversación previa.

" Guillermo conducía hacia su casa, se había encontrado de camino a Javier y tenían el mismo destino.

— ¿Por qué tan molesto? –pregunto Guillermo intentando calmar el ambiente.

— Los dos le mentimos pero me odia a mi, no se me hace justo que a ti te alabe cuando a mí me reclama, ¡Yo lo tuve ocho meses y dos semanas!

— No es asi, aunque no parezca nuestro minion también me odia por ratos pero se pone feliz solito porque vive conmigo, no es algo contra ti, si te soy sincero siento que con el único que no tiene problemas es con Leo y los bebés.

Cuando Diego tenía seis años sus propios padres se burlaban de su altura, claro que terminaban consintiendo a su bebé pero los chistes nunca iban mal, hasta el día de hoy compararlo con un minion era algo indispensable en sus días.

— ¿Bebés?

— Tuve esa oferta de 2x1 y no pude desaprovechar.

— ¡No mames Memin! Un chingo de suerte que te deseo.

— ¿Suerte? Suerte la que necesita mi vato, si en el parto de Diego me mandaste a la chingada por embarazarte imagínate a mi Leo, va a decirme hasta de lo que me voy a morir, si me mame.

Después de todo eran mejores amigos, rieron un poco y cuando llegaron Javier comenzó a temblar.

— Tranquilo, si te manda a la chingada a ti me va a mandar el doble a mi. "

Diego quiso decir algo pero se sentó rendido invitando a Javier a sentarse a su lado, Guillermo los dejo solos subiendo a su cuarto.

— Dieguito...

— No –interrumpió el menor– lamento haberte alzado la voz, también haber insultado a Cristiano junto que trate mal a Junior, ustedes no me educaron así y apesar de que me hubiera gustado que mi clase no piense que mi padre fue un infiel se que no fue culpa tuya, Edson era peligroso con ese vídeo si le sumaba a qué no somos más amigos, se que está mal que me comporte distinto contigo pero voy a mejorar...

Después abrazo a su padre que ya estaba al borde del llanto, bien sensible si se lo preguntas, ambos se mantuvieron en el abrazo por un tiempo.

Admiraba a su padre Javier ya que el estuvo cuando Guillermo no podía hacerlo por su trabajo.

Era un chingon criando a su pequeño, le enseño varias cosas como su primera grosería, sus primeros pasitos aunque si le dices a Guillermo dirá que fue cosa de los dos, le enseño a ser un poco independiente, cosas simples como ir al baño solo y recoger su desastres a corta edad, ambos eran inseparables siempre.

𖤐˚. ࣪

8 meses de nacido, Diego Ochoa Hernández.

— ¡Guillermo presta atención! –regaño Javier.

Su esposo tuvo la mala suerte de ser obligado a doblar turno, su pequeño Diego intentaba quedarse sentado sin caerse y como no quería que Guillermo se lo perdiera estaban en videollamada desde su laptop, en la pantalla se veía a Guille con su traje atento, tenía un momento libre antes de otra reunión.

¡Tu puedes bebé! Hazlo por tus papis mi vida –animó Guillermo emocionado.

Sin embargo volvía a caerse, en un momento intento mirar mejor a su papá que estaba en la pantalla, se quedó diez segundos sentado para después caerse pero ambos adultos ya estaban felices, Javier cargo emocionado a su pequeño mientras su esposo tenía una gran sonrisa y le presumía a su compañero de trabajo que se acercó para ver.

Una familia de verdad envidiable a simple vista pero falsa.

𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘚𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰𝘴 | Diego Laínez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora