14: Amigos

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Diego no era de tener amigos y apesar de que Edson parecía un gran amigo a perspectiva de varios no lo era, con tan solo catorce años comenzó a fumar cigarrillos electrónicos y probadas de alcohol que terminaban en borrachera, no le prestaban atención en casa y a Kevin tampoco así que eran libres de hacer lo que querían.

Una vez llego a ofrecerle un cigarro eléctrico a Diego a un precio barato pero el menor solo se asusto y negó pidiendo que no volviera a ofrecer algo como eso pero ahí veía a Diego acercándose a él después de la escuela.

Habían discutido días antes por alguna tontería que escalo a algo más grave, sin embargo ambos eran orgullosos como para pedirse perdón.

— ¿Que quieres Diego? –hablo molestó Edson tomando cerveza de su botella que iba destinada cómo agua.

— Y-Yo... ¿Recuerdas lo de vender el ese vape?

— No te daré nada a buen precio, se acabó esa puta oferta cabrón.

— Dámelo al precio que es si tanto te jode –pidio el menor Ochoa pero Edson negó.

— Busca tu wey, yo no tengo la necesidad de venderle a un... –se acercó intimidante al menor y lo miro de arriba a abajo– putón

Diego iba a pelear, juraba que sus puños ya estaba cerrados apesar de nunca haber aprendido a dar un buen golpe pero la rabia hacia su mejor amigo cada vez era más fuerte hasta que fue agarrado por alguien poniendo su brazo alrededor de el buscando apoyo.

— Cálmate cabrón –pidio Kevin salvando al chico– eres un pinche amargado Edson, no te preocupes Diego, yo a diferencia de este wey te daré el primero gratis.

El menor estaba con vergüenza y solo se dejó llevar por el mayor de los Álvarez hasta que se detuvieron y Kevin dio un poco la vuelta para seguro burlarse.

— ¿Le dices putón? Es hipócrita si sabes que se la mamas a los profesores para pasar.

Con eso se fueron, en un lugar más alejado empezaron a caminar a casa de Diego en completo silencio pero el mayor quiso romperlo.

— El primero va gratis porque eres el único que de verdad me agrada pero te debería ayudar a esconderlo de tus padres –explico Álvarez sin quitar su brazo aun– hablando de eso... ¿Que sucedió en la maravillosa vida de Dieguito como para buscar desahogarte con un cigarro electrónico a sus trece años? Cuidado por qué luego viene el alcohol... Drogas.

— ¡No, nada de eso! Solo tengo curiosidad... Es todo, nunca he probado algo así y siempre veía a Edson consumirlo.

— Si pero el se medio justifica, tiene una vida de la chingada pero tú tienes la vida que todos quieren.

Diego quedó confundido y negó con una sonrisa tímida al cruzar más de dos palabras con Nahin lo cual era extraño aveces pero aprovecharía lo mejor que puede.

— Es una larga historia pero creo que toda mi vida fue una mentira.

— Otro día me gustaría escuchar tu historia, ten, sabor... ¡Uva! –le tendió el cigarrillo– ocultarlo debajo del colchón siempre ayuda.

Este asintió, se despidieron y fueron cada uno a sus casa, al llegar se encontró con Lionel en la sala medio recostado en busca de dormir, sin Guillermo a la vista.

— ¿Y papá?

— En su... –cerro los ojos un momento y después volvió a la realidad– ¡Oficina! Si eso.

— Leo deberías ir a dormir...

— No puedo, este bebé de aquí no me va a mandar y se tiene que acomodar a mis tiempos –hubo un silencio– mejor si iré.

Diego se rió un poco y vio al argentino desaparecer poco a poco mientras ocultaba su vape en la bolsa del pantalón escolar.

Fue a su habitación y lo ocultó, despues lo probaría, quería hablar antes con su padre para estar bien y que no llegara de imprevisto a su habitación como solía hacer cuando estaban con mala comunicación.

Estaba en su oficina terminando de pegar el quinto dibujo de muchos, su corazón dio un hueco y se acercó poco a poco a Guillermo.

— Papá... Ya no vale la pena.

— Es divertido Diego, cómo un rompecabezas y no pegaré todos, solo unos cuantos.

— ¿Para que? No encuentro sentido.

— Hijo estos dibujos tu los verás como cualquier cosa pero para mí son lo más valioso que podría conservar de tu versión de niño pero en fin, acabe con este, luego le seguiré, ¿Quieres ir a comer afuera chaparro?

— Pero Lío no va a poder, se estaba cayendo del sueño, podemos hacer algo rápido y ya después para cenar si quieres pa'.

El mayor asintió con una sonrisa, le agradaba que su hijo no viera a Lionel cómo un villano, en ese aspecto era más flexible, no se preocupo por su novio ya que había comido tarde por desvelarse.

Comieron una Maruchan, sencillo, ninguno sabía cocinar del todo y la vez que ambos decidieron hacer un huevo el sartén sufrió varias quemaduras que no entendieron y el gas se acabó por completo.

Cuando Lionel despertó ya era de noche y se estaba muriendo de hambre así que cuando le dijeron que saldrían afuera a comer se emociono demasiado, se decidieron por un buffet y la noche fue tranquila, platicaban tranquilamente, incluso hacían chistes como una familia y eso ponía a pensar a Diego, con Lionel se sentía cómodo, cómo un amigo más mientras que con su papá Javier y Cristiano se sentía incómodo y un bajón emocional llegaba en el, no lo entendía, nunca se sintió así con ellos cuando eran la familia perfecta, amaba a su tío Ronaldo pensaba que esto venía gracias a qué Ronaldo ya venía con un hijo el cual si quería, amaba a Criss Jr pero como un amigo, no lo veía como un hermanastro, agradecía no haberlo visto últimamente porque la idea de convivir aún con el menor se le hacía realmente incómodo, aún no comprendía el por qué pero no podía evitarlo.

Al día siguiente Diego se levantó dispuesto a ir a la escuela, el vape estaría en el olvido ya que no sentía necesidad de ocuparlo, su curiosidad cambio a miedo por varias razones.

Mientras tomo su celular buscando si tal vez tenía un mensaje de su mejor amigo pero aún nada, lo extrañaba pero no le hablaría, según el para su orgullo aunque sea era la mejor desición, los amigos no te llevan a un mal camino.

𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘚𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰𝘴 | Diego Laínez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora