Epílogo

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Jungkook se paseaba en su reducida jaula. Lo que fuera que había sido antes, las barras angostas y el bajo techo no estaban hechos para un dragón de su tamaño. Con cada vuelta, sus escamas entrechocaban contra los costados. Pero caminaba y daba vueltas porque si no lo hacía, bien podría haberse vuelto loco de solo mirar a las paredes de la bodega. Estirar su ala buena… era imposible. Al igual que esos malditos humanos eran imposibles. Después de que aquella chica, Alice, lo había noqueado en la playa, había despertado como un humano, atado y encerrado en este lugar. Hicieron pregunta tras pregunta, sobre amatistas en su mayoría, sobre la torre y sus defensas. El interrogatorio siguió y siguió, y él solo los ignoró. Ya se había hartado tanto de su palabrería que se transformó en dragón frente a ellos solo para verlos aterrorizarse un poco.

La mitad había huido y no había regresado, pero Alice se había quedado y le había devuelto la mirada. Eso había sido lo único que había hecho. Mirar. Y él había hecho lo mismo. Le gustaba hacer traquetear sus garras y mostrarle sus dientes… dientes iguales a las dagas que ella tenía sujetas a su cinturón. Jungkook había tratado de prenderle fuego al lugar. Pero las vigas y las paredes del recinto no ardían. Lo imaginaba. Eran bastante inteligentes para esas nimiedades.

Y entonces las preguntas pararon. Y las personas dejaron de ir y todo lo que Jungkook pudo hacer fue pasearse y dar vuelta, pasearse y dar vuelta. Y soñar con una lejana libertad, una que nunca había conseguido por completo, pero se prometió que algún día, lo haría.

Ese día, volaría otra vez. Y cuando ese día llegara, cambiaría el mundo para siempre, porque si algo había aprendido de un terco elfo, era que no podía rendirse:

Hasta que estuviera hecho.

Elfo Y Dragón #1 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora